
Ascendemos a uno por provincia (9 en total) para satisfacer la atracción del ser humano por dominar desde las alturas aquello que nos rodea
El mes de septiembre es propicio para aprovechar todavía los días de luz y, de paso, apreciar los colores y las diferentes tonalidades que, como un lienzo, se dibujan en el paisaje. Por eso, te proponemos una ruta de mirador en mirador… y tiro porque me toca en busca de amaneceres o atardeceres de ensueño en Castilla y León. Ascendemos a nueve de ellos, uno por provincia, para satisfacer esa extraña atracción del ser humano por dominar desde las alturas aquello que nos rodea; por esos horizontes inmensos que nos invitan a pensar en la grandeza de la tierra en contraposición con nuestra propia dimensión. Toda una experiencia con la que acabar el verano y empezar el otoño, una estación que en la Comunidad más extensa de España relumbra en colores verdes, ocres y azules.
La gran mayoría de los balcones escogidos son espacios acondicionados, están ubicados en un punto de interés paisajístico o son de fácil acceso para contemplar e interpretar una vista panorámica o algún elemento singular del paisaje de manera sencilla.
Nos asomamos a Castilla y León a través de algunos de los miradores más fotogénicos:
• Mirador del Puerto del Pico, en Ávila
• Mirador del Cañón del Ebro, en Pesquera de Ebro. Burgos
• Mirador del Tombo, en Posada de Valdeón. León.
• Mirador de Tierra de Campos, en Autilla del Pino. Palencia
• Mirador del Fraile en las Arribes del Duero. Salamanca
• Mirador de San Frutos, en las Hoces del Duratón. Segovia
• Balconcillo del Diablo u Ojos del Diablo, en el Cañón del Río Lobos. Soria
• Cortados del Pisuerga, en Cabezón de Pisuerga. Valladolid
• Mirador de los Peces, en el Lago Sanabria. Zamora.
¿Nos acompañas en este viaje por las alturas?

Mirador del Puerto del Pico, en Ávila
Ya los romanos utilizaban el Puerto del Pico, en Ávila, para pasar de una a otra meseta y hacia allí dirigimos nuestros pasos. Arriba, uno de los miradores más visitados de la Sierra de Gredos por sus grandiosas vistas de la sierra y del Barranco de las Cinco Villas (Cuevas del Valle, Villajero del Valle, San Esteban del Valle, Santa Cruz del Valle y Momtbeltrán); unos pueblos pintorescos con personalidad que cierran al sur la provincia abulense.
Después de perderse en horizontes lejanos, lo mejor es bajar la vista y fijarse en esa calzada romana, bastante bien conservada, que une los 700 kilómetros que distan entre León y Badajoz y por la que todavía transita el ganado trashumante cada año. Y también es interesante seguir con la vista toda esa zigzagueante carretera de la que sale un mar de rutas a los pies de un puerto de montaña de 1.352 metros de altitud.

Mirador del Cañón del Ebro, en Pesquera de Ebro. Burgos
El río Ebro cogió su ‘tizona’ y, en su sinuoso fluir camino del Mediterráneo, abrió una brecha de más de 200 metros en los páramos calcáreos de La Lora, en Burgos, dentro del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Un kilómetro y medio antes de llegar a Pesquera de Ebro, por la carretera BU-V-514, os encontraréis con el Mirador del Cañón del Ebro, suspendido en el vacío sobre un paisaje tan escarpado como fascinante.
Sobre la plataforma de madera acondicionada, no os cansaréis de hacer fotos y de sentiros muy pequeños ante semejante paraje. Y si es al atardecer, más aún, cuando los rayos de sol chocan abajo contra ese ejército de árboles norteños y de encimas castellanas, bajo la mirada de águilas reales y perdiceras.
Hay más miradores en el Parque, pero este es simplemente espectacular. Y, por supuesto, no dejes de pasear por las calles de pueblos como Pesquera, Orbaneja del Castillo, Valdelateja, Escalada o Cortiguera, la localidad donde el escritor Miguel Delibes situó la trama de su ‘Disputado voto del señor Cayo’.

Mirador del Tombo, en Posada de Valdeón. León
Allí donde la escarpada silueta del macizo central cantábrico rasga el aire se levanta el Mirador del Tombo, en mitad de unas rampas de infarto que une Posada de Valdeón con Caín, muy cerca de Cordiñanes. Este balcón leonés conforma un rincón impresionante para asomarse a los Picos de Europa en cualquier época del año.
En el mirador, levantado en 1964 a 830 metros de altitud, siete piedras sostienen a un inconfundible rebeco, junto a una cruz de hierro y una rosa de los vientos que indicará el camino a seguir. Un panel te permitirá, además, llamar por su nombre a toda esa celosía de picos y sierras que verán tus ojos. Tendrás que frotarte los ojos para que tu retina capte tanta belleza.
Y no nos resistimos a mencionar, al menos, también del mirador de Orellán, sobre las Médulas, en el Bierzo. Son las mejores vistas panorámicas que podrás ver de este paisaje Patrimonio de la Humanidad.

Mirador del Tierra de Campos, en Autilla del Pino. Palencia
¿Quieres saber por qué se dice que ‘ancha es Castilla’? Si viajas hasta el Mirador de Tierra de Campos, ubicado en la localidad palentina de Autilla del Pino, comprobarás con tus propios ojos el porqué de esa frase. Desde el altozano se puede contemplar la llanura palentina, todo un ‘mar’ en medio de la meseta.
Hasta 25 pueblos se otean desde arriba, repartidos en una extensión que tiene en la primavera su mejor momento para ser observados. La panorámica se inunda del verdor del cereal en crecimiento en esas fechas. En verano, te regalará un mosaico de amarillos de las rastrojeras de trigo y cebada, fragmentados por líneas de vegetación verdosa.
Os recomendamos ir, en cualquier época del año, al atardecer para contemplar esa puesta de sol y, de paso, descubrir todos esos pueblos que al frente embellecen el horizonte castellano. Y, como postre, no te vayas sin tomar algo tranquilamente en sus bodegas.

Mirador del Fraile en las Arribes del Duero. Salamanca
España a un lado, Portugal al otro, y allá a su frente el río Duero. Estamos en la comarca de Las Arribes (Salamanca) -Los Arribes, en Zamora-; allí donde el río es abrazado por abruptos desfiladeros y por los cañones más profundos y extensos de toda la Península Ibérica antes de buscar las aguas saladas del océano Atlántico. En algunos puntos, la verticalidad de los cañones supera los 400 metros.
Elegir un solo mirador entre todos los que se extienden a lo largo de los 120 kilómetros que hacen frontera es una misión complicada. Puestos a escoger, nos quedamos con el Mirador del Fraile, en Aldeadávila de la Ribera, en pleno corazón de Las Arribes y a poco más de cien kilómetros de Salamanca.
Ha sido el último en incorporarse a la Red de Miradores de Castilla y León y ofrece una vista excepcional de la presa de Aldeadávila, uno de los complejos hidráulicos más importantes de España, y una imagen inmejorable de esas paredes de granito que encajonan al río. Abstenerse las personas con vértigo, ya que el mirador se suspende sobre el Duero con un vuelo de 12,8 metros y una superficie total de 25 metros cuadrados.
Y no nos olvidamos tampoco del Mirador de la Peña de Francia, sobre el que se asienta el santuario más emblemático de toda la sierra, a más de 1.700 metros de altura, tras recorrer una sinuosa carretera, repleta de robles y pinos.

Mirador de San Frutos, en las Hoces del Duratón. Segovia
Si queréis ver una de las mayores reservas de buitre leonado de Europa, dirigid vuestros pasos hacia el Parque Natural de las Hoces del Duratón. El mirador de San Frutos es el punto clave para verlos sobrevolar sobre vuestras cabezas, mientras oyes el sonido, a modo de silbido, que provocan sus alas al cortar el aire. Será un espectáculo que difícilmente olvidaréis.
Cuando os sobrepongáis, echad un vistazo abajo. Ante vosotros, el gran cañón que ha ido labrando el río Duratón a lo largo de 27 kilómetros sobre paredes rocosas, algunas de hasta 100 metros. Ese ‘complot’ entre roca y agua dibujan un paisaje de una belleza difícil de definir, donde jugar con el eco.
No os perdáis esa ermita de ‘San Frutos’, mimetizada en uno de los meandros del río Duratón y a cuyos pies de encuentran varias tumbas antropomórficas que fueron en la Edad Media reutilizadas por los monjes.

Balconcillo del Diablo u Ojos del Diablo, en el Cañón del Río Lobos. Soria
El ‘Cañón del Río Lobos’ nos lleva a un paisaje onírico de origen kárstico. No estamos solos. Buitres leonados ‘acechan’ nuestro caminar por esos 25 kilómetros del cañón más famoso de la provincia de Soria. Están escondidos entre los huecos de esas paredes de piedra caliza de cerca de 200 metros de altura que ha ido modelando el tiempo y el río. Cerca un águila está preparada para levantar el vuelo.
Empezamos el serpenteante recorrido en el puente de los Siete Ojos y disfrutamos de este singular espacio con la cabeza puesta en la Cueva Grande, con sus muestras de arte rupestre, y cómo no en la ermita de San Bartolomé, tan fotogénica como enigmática, que nos retrotrae a al siglo XII.
Si aún os quedan fuerzas, os recomendamos un rápido ascenso hasta el mirador del Balconcillo del diablo u Ojo del diablo; una ventana abierta en la roca que os permitirá contemplar unas inmejorables vistas panorámicas. Para nosotros, uno de los balcones con más magia de todo el Cañón, aunque no el único.

Cortados del Pisuerga, en Cabezón de Pisuerga. Valladolid
Aunque Valladolid sea una de las provincias de España más llana, su terreno está salpicado de sorpresas. Y si no acércate a los ‘Cortados del Pisuerga’, muy cerquita de Valladolid capital, y descubrirás enormes paredes verticales con altos precipicios que ha ido cincelando el río Pisuerga. Entre Cabezón de Pisuerga y San Martín de Valvení, caminarás sobre esos enormes tajos en algunos de los cerros que forman los Montes Torozos, en la margen izquierda del río.
Existen dos miradores naturales; uno en cada uno de los municipios, pero durante el bonito recorrido circular que forma la ruta no desaproveches la oportunidad de mirar al frente a cada paso. Todo el paisaje de la campiña del Pisuerga y los Montes Torozos se abrirán ante ti. Y si sorteas el vértigo, acércate al borde y contempla la ‘caída’, el precipicio, y el río Pisuerga a tus pies.
Se trata de una de las zonas más espectaculares de la provincia de Valladolid a nivel paisajístico y se enmarca en la Ruta del Vino Cigales. ¿Se te ocurre un mejor plan, a pocos kilómetros de Valladolid, para disfrutar de un atardecer que con una buena copa de vino?

Mirador de los Peces, en el Lago Sanabria. Zamora.
El mirador de los Peces, en la localidad zamorana de San Martín de Castañeda, es el mejor faro para observar en toda su grandeza el Lago de Sanabria; el lago de origen glaciar de mayores dimensiones de toda la Península Ibérica, y cuna de leyendas. El mejor momento, al amanecer.
No dudes en hacer una parada en este punto antes de subir hasta la Laguna de los Peces. Cogerás fuerzas y te regalarás una vista inolvidable del lago.
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