Cavernas de las antiguas minas en la localidad de La Arboleda, en la provincia de Bizkaia, País Vasco

Un recorrido en furgoneta camper por los vestigios mineros de esta provincia nos lleva a descubrir rutas entre colinas y paisajes a vista de pájaro

Bizkaia no sería lo que es sin su pasado minero. Poblaciones como Gallarta, Ortuella, Muskiz y La Arboleda, entre otras, son fieles testigos de la actividad extractiva que dibujó una nueva orografía, forjó la identidad de sus gentes desde hace siglos y transformó la economía de subsistencia agrícola en beneficio de una industria del mineral de hierro que se frenó de puro agotamiento en los años de la Guerra Civil.

Contenidos que puedes ver en este artículo:

  1. ¿Qué ver desde el monte Argalario?
  2. Desde dónde partimos para hacer la ruta
  3. La Arboleda, mucha naturaleza
  4. ¿Qué mensaje lanza la escultura del tenedor gigante?
  5. ¿Qué puedes ver en Peñas Negras?
  6. Visita el Museo de la Minería del País Vasco
  7. Conoce la impresionante mina Concha II
  8. ¿Dónde comer en la ruta?
  9. ¿Quieres alquilar una furgoneta camper?
  10. Te mostramos la camper que hemos utilizado nosotros
  11. Mapa de las poblaciones del recorrido minero
Vista de la localidad de La Arboleda.

Hoy en día, toda la comarca muestra orgullosa su perfil de metal y la estampa nos retrotrae a una época diseñada a pico y pala en las numerosas minas que emplearon galerías en forma de plano inclinado. La mayoría de las enormes cavernas ha dejado atrás ese color ocre de la piedra gracias a la propia naturaleza, que la ha vuelto a cubrir con su inquebrantable manto verde. Ahora conforman una ruta recomendable para cualquier viajero, una escapada a los orígenes mineros de una tierra de acogida y en la que la numerosa mano de obra que requería la industria siderúrgica de la época acabó dando esa cultura mestiza a muchos municipios. Se trata, en definitiva, de un viaje a las entrañas de Bizkaia, a su pasado minero e industrial que perdura en la memoria de los más mayores y que, como el Ave Fénix, renace de sus cenizas.

La ruta se convierte, de algún modo, en una clase magistral de geología, de historia de la minería. Pero, para nuestra grata sorpresa, supone una experiencia en plena naturaleza a lo largo y ancho de las colinas visibles desde muchos pueblos de ambas márgenes de la Ría de Bilbao. Esta atalaya natural nos permite descubrir paisajes inimaginables a vista de pájaro.

Del Puente Colgante al monte Argalario

Nos encontramos a menos de media hora por carretera del Puente de Bizkaia, el también llamado Puente Colgante, que une la villa de Portugalete con Las Arenas, uno de los cinco barrios de la ‘gran dama’ que es el municipio de Getxo. Desde este privilegiado balcón puedes ver, siempre que la climatología lo permita, una amplia porción de la provincia de Bizkaia. Y no exageramos en cuanto a lo de una amplia porción.

Baracaldo, desde la subida al monte Argalario.

Desde el monte Argalario (521 metros de altitud), perteneciente al término municipal de Barakaldo, tienes la posibilidad de observar un cuadro pictórico abigarrado, donde predominan los colores verde, azul y rojo. El verde que aportan las montañas y praderas a los dos lados de la ría; el azul del mar Cantábrico, que se pierde en el horizonte desde El Abra, y el rojo de las edificaciones más altas que sobresalen en ese otro bosque de ladrillo y asfalto que son los barrios más populosos. Desde este monte se ve todo eso y mucho más: el campo de fútbol de San Mamés, la torre de Iberdrola, las poblaciones de Ortuella, Trápaga, Santurtzi y el omnipresente monte Serantes, Portugalete, Sestao, Barakaldo y el Gran Bilbao; al otro lado de la ría, Las Arenas, Algorta y su puerto Viejo, Sopela, Leioa y la Universidad del País Vasco, Loiu y su aeropuerto internacional

¿No dirás que no merece la pena subir a la cima del Argalario?

El Gran Bilbao, desde el monte Argalario

Exuberante naturaleza sobre el Gran Bilbao

Viajamos en camper, una Road House Fiat de la empresa alemana Roadsurfer, que combina a la perfección la experiencia del viaje y la sugestiva naturaleza que se abre a nuestro paso. Se trata de una escapada trufada por caballos, vacas pastando o arracimadas bajo la sombra de los árboles y, sinceramente, muy, muy pocas personas. La ruta nos permite estacionar (que no acampar) en salientes que la zigzagueante carretera nos ofrece para mezclarnos, a pie de tierra, con el exuberante paisaje. Pareciera un plan hecho a medida para recorrer la zona con esta equipada casa sobre ruedas.

Caballos pastando en Peñas Negras.

Aquí, a medio kilómetro de altitud sobre el nivel del mar, el cielo de Bizkaia es de un azul intenso y las pocas nubes que aparecen son auténticos trozos de fino algodón que dan ganas de tocar con la mano, aunque al final nos tengamos que conformar con captarlas desde el objetivo de la cámara de fotos. ¡Qué remedio! ¡Y qué privilegio!

Argalario es un monte y una zona de recreo ajena al trasiego turístico. Se encuentra próximo al monte Mendibil, en el Valle de Trápaga (Trapagaran), y, aunque es visible desde gran parte del Gran Bilbao, por la antena de telecomunicaciones que precisamente corona Mendibil, supone toda una sorpresa para el viajero.  

La furgoneta camper con la que hemos realizado la ruta desde Zamudio y Portugalete.
Valle de Trápaga y Ortuella, al fondo, desde la camper.

Comienza la ruta

Como sabes, todo viaje comienza en algún punto concreto. El nuestro arranca en Zamudio. Allí recogemos la furgoneta camper en las instalaciones de Roadsurfer. Nos dirigimos hacia la vecina población de Derio, para incorporarnos en seguida desde ahí a la autovía A-8, en dirección Bilbao-Santander.

Atravesamos el puente de Róntegi, que enlaza las dos márgenes de la ría, y nos encaminamos hacia Portugalete, nuestra primera parada (conoce aquí qué hacer y qué ver en la villa jarrillera). Por la carretera secundaria que discurre paralela a la autovía regresamos dirección Bilbao (BI-4743) hasta Retuerto (Barakaldo) y, a unos dos kilómetros antes de alcanzar el hospital de Cruces, nos desviamos hacia el barrio de El Regato.

De repente cambia la fisonomía del terreno y nos adentramos por una carretera estrecha, bien asfaltada y abrazada en varios de sus tramos por las ramas de los árboles. De hecho, la masa arbórea ya no nos abandonará durante varios kilómetros. Eucaliptos, llorones y… ¡hasta una secuoya, en el mismo borde del asfalto! son parte inseparable del trayecto a vista de camper.

Llama la atención lo bien cuidada que está la red vial secundaria que atravesamos, como también sorprende el silencio que inunda estos parajes, sólo interrumpido por el sonido de cencerros, pájaros y esporádicos ladridos de los perros guardianes.

La naturaleza ha vuelto a cubrir las grandes cavernas de la actividad extractiva del mineral en La Arboleda.
Paisaje en los alrededores de La Arboleda.

Llegamos a La Arboleda

Continuamos ruta por esta carretera de montaña hasta Barrionuevo. Anímate a cruzar este pequeño núcleo rural, porque, al otro lado, te sorprenderás con la imponente vista hacia La Arboleda, una singular población rodeada de espectaculares huellas de la minería vasca. La imagen que verás desde el extremo del escarpado parece sacada de una escena de la saga cinematográfica ‘Parque Jurásico’. Es más, nos atrevemos a augurar que, si el director Steven Spielberg conociera este lugar, la nueva entrega bien podría rodarse en esta zona, en el Meatzaldea Goikoa Parkea y sus alrededores.

El paisaje de la ruta minera es impresionante, tanto que bien podría ser el escenario de una película de Spielberg.

Conviene dar un paseo por los senderos que recorren lo que un día fue una amplia superficie minera en vertical, socavada por la actividad extractiva y que ahora reluce como un escarpado terreno que, con el paso del tiempo, ha vuelto a recubrirse de exuberante vegetación.

Escultura del tenedor gigante en La Arboleda.

Escultura del tenedor gigante

Destacan un puente de madera y, sobre todo, la escultura de un tenedor gigante. Esta obra ha sido impulsada por el artista autodidacta Germán de los Ríos, autor también de otras esculturas que se levantan en este parque, un auténtico museo al aire libre a los pies de Peñas Negras. ‘Hambre’ es el título de esta peculiar escultura que no pasa desapercibida y es una llamada a la conciencia de cada uno. La escultura mezcla caliza y mineral y su mensaje no deja de ser una crítica, una reivindicación de 7 metros de altura y 12 toneladas de peso. “Nos comemos la Tierra y por eso nos morimos de hambre”.

Mural en la fachada de un edificio, en La Reineta, de donde parte el funicular.

Si te acercas a este parque tienes que saber que a escasos metros, junto a la carretera que une La Arboleda con el funicular, dispones de amplias zonas para aparcar tu autocaravana o camper. También en el pueblo de La Arboleda hay un magnífico espacio donde está permitido estacionar tu hogar nómada. Por cierto, no dejes de dar un paseo por el pueblo. Date un respiro en la placita con balconada pública y tómate un pote (mejor algo sin alcohol) con pincho en alguna de sus 8 tabernas distribuidas por la pequeña ágora. No olvides que en esta zona es habitual la presencia de ciclistas, algo que no es de extrañar por ser esta ruta un envidiable plan para los amantes de las dos ruedas.

Una de las esculturas que pueden verse durante la ruta.

No pierdas tampoco la oportunidad de visitar en La Arboleda una antigua casa de mineros totalmente restaurada. Estas visitas se llevan a cabo el primer domingo de cada mes a las 11:00 en castellano y a las 12:30 en euskera. Máximo 15 personas por guía.

Y con campo de golf

Y si eres aficionado al golf tendrás la ocasión de practicar este deporte en  Meaztegi Golf, un campo construido en 2008 con el diseño de Severiano Ballesteros y la supervisión de Trajectory, S.L,. que dispone de un campo de 18 hoyos con par 72 y de más de 6 kilómetros de longitud; y campo de 9 hoyos pitch&putt. Este campo permitió a su vez levantar una carretera de excelente asfalto entre Gallarta y La Arboleda.

Un banco en Peñas Negras anima a sentarse y contemplar el deslumbrante paisaje.

Peñas Negras, paisajes de ensueño

Pero prosigamos y, para ello, desde La Arboleda retomamos la ruta, subiendo a Peñas Negras (12,4 kilómetros), una zona de obligada visita por el asombroso paisaje de naturaleza y las magníficas vistas que también se aprecian de las poblaciones que rodean la Ría de Bilbao. Ten cuidado, eso sí, al circular por la estrecha calzada, porque es habitual ver grupos de caballos y vacas apostadas a lo largo del camino. En este trayecto puedes visitar el Centro de Interpretación de Peñas Negras

Un caballo en Barrionuevo, el pequeño barrio antes de llegar a La Arboleda.

Desde Peñas Negras bajamos hacia Muskiz y nos desviamos por el ‘bidegorri’ (carril rojo de bicicletas) del antiguo tren minero que circulaba por la parte más arriba del barrio de Kotorrio.

La furgoneta camper, aparcada delante del Museo de la Minería, en Gallarta.

Visita el Museo de la Minería del País Vasco

Sin duda, ya de regreso, una parada sosegada hay que hacer al Museo de la Minería del País Vasco, en Gallarta. Ubicado entre prados y colinas, el centro museístico es la memoria viva de esta zona minera del occidente del Gran Bilbao.

Antes de acceder al interior, asómate a la enorme mina a cielo abierto que está pegada junto al edificio. Es la mejor manera interactiva de empaparte de lo que aquí ocurrió hace casi 60 años, cuando la compañía minera que explotaba este rico yacimiento de hierro, Agruminsa, ante la constatación de que la veta de mineral pasaba justo por debajo del pueblo, no tuvo reparo alguno en derribarlo por completo para continuar con la excavación, lo que obligó a trasladar a sus 5.000 habitantes a otro emplazamiento. Te suena esta práctica, ¿verdad? Como sucedió con los pueblos desaparecidos por la construcción de presas y pantanos en beneficio de una supuesta rentabilidad económica.

Imagen de archivo de la mina a cielo abierto junto al actual Museo de la Minería, en Gallarta.

Gracias a la Fundación del Museo de la Minería del País Vasco, una agrupación sin ánimo de lucro formada por ex mineros, trabajadores de la siderurgia y vecinos de Gallarta, la memoria de la minería de esta zona y maquinaria propia de la actividad no cayeran en el más absoluto olvido. Las gentes de esta escarpada tierra son los verdaderos artífices de que ahora este centro, que ocupa el antiguo matadero municipal, forme parte de la red de museos del País Vasco. Aquí verás la evolución de la minería de hierro de las Encartaciones desde los tiempos remotos hasta el pasado siglo.

En la calle ya podrás contemplar varios elementos de la maquinaria propia de esta actividad, entre los que destaca una antigua locomotora.

Dentro, el recorrido es de lo más didáctico para darte cuenta de las distintas fases y tareas relacionadas con esta industria. La colección es muy dispar, con maquinaria y útiles empleados en las actividades de extracción y otros elementos relacionados con la vida diaria de la época más activa de la minería.

Maquinaria propia de la actividad minera, en el exterior del Museo de la Minería del País Vasco.

De su colección destacan los fondos museográficos, sobre todo de la vestimenta, con los antiguos uniformes utilizados por empleados de Correos, por guardas jurado que trabajaron en la vigilancia de las minas u objetos relacionados con bomberos, además de otras maquinarias.

Resultan interesantes las piezas asociadas con el sondeo, la extracción, el acarreo y el posterior tratamiento del mineral de hierro.

Conocerás un número importante de piezas de fragua y útiles agrícolas fabricados con hierro local que proceden mayoritariamente de las cuencas mineras de Bizkaia y Cantabria y, en menor medida, guipuzcoanas. Otros elementos que completan el Museo son vagonetas, cascos, geófonos… Incluso, en un pabellón hay una cantina igual a las que había en el pueblo y adonde acudían los mineros para compartir los pocos ratos de ocio y esparcimiento. El Museo de la Minería del País Vasco te da igualmente la oportunidad de realizar visitas, talleres y actividades, con las que aprenderás de forma divertida.

El Museo de la Minería del País Vasco es también la memoria de los movimientos de lucha obrera que surgieron en estos valles. Claro ejemplo de ello es Dolores Ibarruri, ‘La Pasionaria’, quien nació en el año 1895 en Gallarta, donde creció y defendió las reivindicaciones obreras hasta que en 1931 se trasladó a Madrid para continuar en la sede del Partido Comunista de España con la intensa labor de lucha en contra de las injusticias sociales. Tal es la vinculación de ‘La Pasionaria’ con su pueblo natal que hasta una sala del Museo lleva su nombre.

El Museo de la Minería del País Vasco, nos da la oportunidad de realizar visitas guiadas, talleres y actividades, con las que aprenderemos de forma divertida. Las visitas guiadas a la exposición permanente comienzan con un audiovisual y continúan con un paseo a la mina de cielo abierto Concha II, situada junto al museo. Las visitas individuales se realizan durante el fin de semana y para grupos de máximo 20 personas, de martes a viernes.

Otro de los atractivos del museo es la maqueta de la antigua Gallarta, que se basó en una rica capa de mineral de hierro. Hasta 1956, la expropiación forzosa se inició con el desalojo de sus habitantes y el correspondiente derribo de sus viviendas, entre las que se encontraba precisamente la casa en la que había vivido Dolores Ibarruri, en la calle Peñucas.
El modelo muestra que la extracción intensiva del mineral se realizaba de dos formas: a través de galerías subterráneas y al aire libre. El modelo ha sido restaurado recientemente, pero es el original con el que la empresa Franco Belga presentó el proyecto de explotación. Años después, se ha complementado cubriendo la mina con la recreación de la Gallarta Histórica a modo de cubierta móvil.

El museo abrió sus puertas en 2001, en el antiguo matadero de Gallarta (Bizkaia), aunque la idea del proyecto había comenzado a fraguarse años atrás, concretamente en 1986, cuando ex mineros y siderúrgicos -entre ellos, Carmelo Uriarte – creó la Asociación Cultural Museo Minero. Preocupados por la posible desaparición irremediable de los vestigios de la tradición minera vizcaína, decidieron trabajar juntos en la recuperación y conservación de los elementos mineros amenazados de abandono. El objetivo era evitar que esa parte de la historia vasca, y especialmente de Bizkaia, cayera en el olvido. Así nació el Museo de la Minería, luego de recolectar durante varios años piezas, herramientas, máquinas y documentación en diversos montes y fábricas.

Incluso antes de ingresar al edificio que alberga el museo, el visitante se verá sorprendido por algunas joyas expuestas en el exterior, entre las que destaca una antigua locomotora de impecable apariencia.

Mina Concha II, en Gallarta.

Visita la impresionante Mina Concha II

También fuera, pero un poco más alejada, se encuentra Concha II, una mina a cielo abierto con 50 kilómetros de galerías que recorren el subsuelo de la zona y que en su día fue la mayor mina de hierro de Europa.

Solo se puede ver una pequeña parte del dolor, pero aun así, la imagen es impresionante. Una enorme caverna se abre a los pies del visitante, un vacío de 12 millones de metros cúbicos, bajo los cuales se esconde una red de galerías a más de 200 metros bajo el nivel del mar.

La última explotación a cielo abierto de mineral de hierro en el País Vasco se cerró en 1984, aunque las galerías se continuaron explotando hasta 1993.

Por supuesto, la mina merece ser visitada con guía del museo, donde también se imparten diversos talleres, entre ellos, de perforación, y actividades relacionadas con la minería.


Salimos de Gallarta y bajamos al Valle de Trápaga para regresar a Portugalete, no sin antes hacer una breve parada en el barrio de Urioste, un lugar especialmente tranquilo entre las laderas de las colinas y las poblaciones de Portugalete y Santurtzi.

¿Dónde comer?

Restaurante Siglo XVIII, en Ugarte.

Qué sería de una ruta sin probar la gastronomía de la zona. Por eso también os recomendamos comer en el restaurante Siglo XVIII (San Juan Plaza, 3, Ugarte), un antiguo caserón de tres plantas del año 1800. Sus dos comedores tienen capacidad para 100 personas y el gusto por la buena cocina se aprecia (y se huele) nada más entrar. Platos de cuchara, tostas, pescados y buenas carnes contempla la carta exquisita. Puedes degustar un menú de 25 euros por persona que quita el hipo a cualquier comensal. Nosotros elegimos el menú y os recomendamos tostada de verduras, lentejas, bacalao o carrillera… y, por supuesto, la crema de limón de postre. 

Comedor situado en la última planta del restaurante Siglo XVIII.

La atención personal es espectacular como también lo es la decoración del interior del restaurante, acorde a la época del edificio (siglo XVIII). Alrededor del caserón podrás aparcar tu coche sin problema, lo que anima aún más al desplazamiento desde Barakaldo, Trápaga o Sestao, poblaciones distantes tan sólo a cinco minutos en coche (o camper).

¿Dónde alquilar una furgoneta camper?

Si optas por alquilar una furgoneta camper o una autocaravana, te recomendamos visitar el sitio web de Roadsurfer. Una empresa de origen alemán que se extiende por 51 ciudades de varios países europeos y que ahora ha dado también el salto a EEUU. La atención personal a la hora de recoger y devolver el modelo de vehículo elegido es seña de identidad de esta compañía, que ha convertido el viaje en camper o autocaravana en una experiencia emocional desde el minuto uno.

En su página web encontrarás diferentes opciones para disfrutar de tus recorridos, con kilometraje ilimitado. No te pierdas su sección de Spots, donde te sugieren reservar de forma espontánea actividades sostenibles y divertidas mientras viajas.

Nosotros lo hemos comprobado y la experiencia ha sido, sencillamente, para repetir.

La furgoneta camper con la que hemos descubierto una ruta llena de historia.
Imagen desde el interior de la camper, en el aparcamiento de La Arboleda.

Principales características de la furgoneta camper con la que hemos realizado la escapada:

. Modelo Road House – Bürstner, automática de 9 velocidades y 140 cv de potencia.

. Longitud de 5,40 metros.

. Perfectamente equipada para 4 personas (tanto para viajar como para dormir sin necesidad de montaje)  y combina todas las comodidades de una caravana con la libertad de una camper.

. En el techo elevable hay espacio para dormir y puedes abrir el techo manualmente en pocos segundos. Además, hay otra cama fija con mucho espacio de almacenaje en la parte inferior.

. Puedes acampar en cualquier lugar de forma independiente gracias a su baño y cocina. Dispone de un inodoro, una ducha, lavadero y una conexión al agua caliente, así como una cocina con dos hornillos de gas, una nevera con doble apertura y un fregadero de acero inoxidable.

Distancia y tramos del recorrido:

  • Zamudio – Portugalete: 25,7 km por BI-631 y A-8.
  • Portugalete-El Regato: 11,1 km por Retuerto Kalea/N-634 y BI-4743.
  • El Regato-Monte Argalario: 8,9 km por BI-4743 – calle Santa Lucía.
  • Monte Argalario-La Arboleda: 4,9 km por BI-3755
  • La Arboleda-Peñas Negras: 3,2 km por calle Cantera.
  • Peñas Negras-Gallarta: 8,3 km por BI-2757
  • Gallarta-Urioste: 4,4 km por N-634
  • Urioste-Portugalete: 2,6 km por Urioste Auzoa.

Total: 68,9 kilómetros.

Siguiente ruta en la camper Road House: Flysch Barrika (Bizkaia) – Parque Natural de Oyambre (Cantabria)

Rafa Monje

Por Rafa Monje

viajaymuchomas.com