Coloridos edificios de Portugalete con estrechas calles que dejan ver el Puente de Bizkaia

La noble villa de la Margen Izquierda (Bizkaia) atesora una rica historia que pervive entre sus calles, edificios y monumentos

La localidad ‘jarrillera’ mira sin achantarse ante los señoriales barrios de Las Arenas y Neguri, en Getxo

La elegante villa marinera de Portugalete es uno los municipios más populosos y conocidos de la margen izquierda de la ría de Bilbao. Ubicado entre Sestao y Santurtzi, no desmerece en absoluto una tranquila escapada por su casco antiguo, de origen medieval, y visitar sus monumentos, calles y plazas. Te recomendamos que te dejes llevar por el ambiente ‘jarrillero’, que mira a la desembocadura del Nervión sin achantarse ante los señoriales barrios de Las Arenas o de Neguri, ya en la localidad de Getxo, justo al otro lado del cauce.

Portugalete, con su casco antiguo. Imagen realizada desde la pasarela peatonal que corona el Puente Colgante.

Cierto es que el Puente de Bizkaia es todo un referente en este municipio de postal, hierro, agua salada y coloridos edificios. Sus gentes son de esos vascos que, ante todo, exhiben orgullosos su pertenencia a un pueblo histórico que quiere seguir enganchado al turismo nacional e internacional (200.000 visitantes en 2022). Y no es para menos, porque la villa ofrece muchos más atractivos que el conocido Puente Colgante, inaugurado en julio de 1893 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006. Un alarde de ingeniería civil, obra de Alberto de Palacio, y que, sí, requiere visitarlo y disfrutarlo. Pero cualquier turista haría mal si cruzara el transbordador hacia la margen derecha de la ría sin conocer antes, con el imprescindible sosiego, lo mucho que también atesora la villa jarrillera.

Vista general de Portugalete, enfrente. Imagen realizada desde Las Arenas.

Desde Viajar y Mucho Más (VYMM) te instamos, por ello, a adentrarte en las estrechas y empinadas calles de su casco histórico y a conocer sus monumentos de interés, como es la Torre Salazar, del siglo XIV, uno de los edificios más emblemáticos de Portugalete. No dejes de visitar tampoco la Basílica de Santa María, templo de estilo gótico-renacentista, que custodia en su interior un retablo mayor con relieves de madera.

Monumentos y edificios históricos en la plaza junto a la ría. El Ayuntamiento preside el ágora.

No olvides que estarás en una villa fundada en el año 1322 por María Díaz de Haro (Señora de Bizkaia), aunque la carta de la fundación se perdió años más tarde, siendo ratificada en 1432 mediante el Privilegio de Confirmación por Juan II de Castilla.

Hay otras muchas construcciones que evidencian el rico patrimonio portugalujo. Ejemplo de ello lo constituyen el Convento de Santa Clara, la Plaza de la Ranchería, el Muelle de Hierro y la propia Casa Consistorial, entre otros. La escultura de Lope García Salazar, primer historiador de Bizkaia, y el monumento dedicado a Víctor Chávarri, ingeniero civil que tuvo gran influencia en el proceso de industrialización de la provincia, también requieren tu atenta mirada. Y, por supuesto, visita el Museo de la Industria Rialia, donde percibirás la importancia del proceso de industrialización de la ría. Como comprobarás, un recorrido por el casco histórico de la villa que, seguro, no te dejará indiferente.

Vista de la Basílica y del Puente Colgante desde los barrios altos de Portugalete.

Al atractivo de la localidad se ha unido una amplia oferta cultural, en la que destaca el Festival Internacional de Folklore, que se celebra desde hace más de 40 años, en coincidencia con la festividad de Santiago y que congrega a bailarines procedentes de todas partes del mundo.

Portugalete no sería tampoco lo que es sin sus fiestas tradicionales, entre las que destacan los actos en honor a su patrón San Roque (del 14 al 17 de agosto). Entre los numerosos actos festivos destaca, igualmente, la Diana Portugaluja, que tiene lugar el día 15. Una de las fiestas más entrañables para los ciudadanos de la villa es la de la Virgen de la Guía, una festividad de origen marinero que se celebra el 1 de julio, en el casco antiguo y, en concreto, en la calle Coscojales. La fiesta comienza a primera hora de la mañana con el chupinazo y la tradicional izada de Dominguines (dos muñecos de trapo) y, a continuación, se realiza la ofrenda floral a la Virgen. También hay que recordar las fiestas de San Nicolás y La Cruz.

Casco Histórico

Si cruzamos la calle Casilda Iturrízar, accedemos al casco histórico, declarado Conjunto Monumental en el año 1996. Esta zona atesora rincones, calles y plazas de gran solera. Transita por las tres calles que formaron la antigua villa medieval: La calle Coscojales, la calle Víctor Chávarri (popularmente conocida como calle del Medio) y la calle Santa María.

De estas arterias urbanas con siglos de vida, destacamos sus empinadas cuestas y su pavimento empedrado, realizado con piedras llamadas ‘rebollos‘. Este sistema supuso una mejora de la viabilidad urbana a mediados del siglo XV.

Encontramos lugares de interés, como la plaza de la Ranchería, cuyo nombre recuerda el rancho que se daba a los soldados. Y es que, en este preciso lugar, tiempo atrás, hubo un antiguo cuartel militar. Otro punto que despertará tu interés es la calle Coscojales, famosa por albergar una hornacina con la imagen de la Virgen de la Guía, de gran devoción en la villa. En esta calle, afamada por sus tabernas, es un lugar idóneo para la degustación de buenos caldos y excelentes pintxos.

En la calle del Medio no dejes de conocer un palacio renacentista, perteneciente a la familia Salazar-Galindo (a la altura del número 17); la casa donde nació Víctor Chávarri, magnífico ejemplo de la arquitectura tardo clasicista (números 21-23), y el palacio barroco del siglo XVIII de la familia Sota (número 22). 

Situado en la calle Santa María, por el cantón de la iglesia, en el número 26, verás un escudo renacentista en ángulo. Este escudo identifica al antiguo palacio del siglo XVI, que perteneció a la familia Vallecilla. En el campo de la iglesia, aparecen exuberantes la Basílica de Santa María y la Casa Torre de Salazar con el portillo, que tienen categoría de ‘protección especial’.

Muelle Churruca.

Paseo marítimo

La Noble Villa de Portugalete cuenta con un largo paseo, de unos dos kilómetros de longitud, a la orilla de la Ría del Nervión.

En este atractivo paseo es fácil distinguir tres tramos: el muelle viejo, el muelle Churruca y el muelle de hierro. El segundo de ellos, en el tramo central del paseo marítimo, y conocido también como muelle nuevo, refleja el esplendor turístico que Portugalete tuvo a finales del siglo XIX. De hecho, el Puente Colgante es su mayor símbolo.

Basílica de Santa María

María Díaz de Haro fundó la Villa en el año 1322 y comunicó a los portugalujos que buscaran el lugar más apropiado para construir una iglesia en honor a la Virgen María. Para ello se eligió el lugar más elevado de la villa y se construyó un pequeño templo de fábrica sencilla con cubierta de madera.

De este edificio sólo se conserva la ‘Virgen María’, que preside el Retablo Mayor de la Basílica. Es una talla del siglo XIV, auténtico documento de la espiritualidad medieval. La Basílica de Santa María data de finales del siglo XV. Está construida en sillería arenisca y su ejecución duró casi un siglo. Podemos encuadrar esta construcción dentro del estilo gótico con influencias renacentistas, sobre todo en las portadas.

Destacan en su exterior los arbotantes, las gárgolas, las portadas y la torre campanario, reconstruida posteriormente, entre los años 1691 y 1741.

En el interior destaca el Retablo Mayor, de estilo renacentista, que preside el Altar. Fue realizado en Madera de nogal y sólo la calle central aparece policromada. Este retablo, junto al de la Adoración de los Reyes Magos, está catalogado como Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento. A ambos lados del Retablo Mayor, podemos admirar dos interesantes muestras de pintura gótico-flamenca: El tríptico y el cuadro de la Coronación de la Virgen, conocida popularmente como “La Virgen de la Pera”.

En las naves laterales se abren diferentes capillas, pertenecientes a las familias más importantes de la villa.

El Parque de Doctor Areilza

El parque, proyectado en el año 1913 por Emiliano Pagazaurtundua, se construyó sobre un hermoso arenal. Las olas llegaban a los pies del acantilado. Es un jardín botánico que recrea la naturaleza y en el que abundan especies exóticas, plátanos y coníferas.

Se concibió con todo lujo y detalle para colmar las ansias de ostentación de la pujante burguesía bilbaína de inicios del siglo XX, que había convertido a Portugalete en ciudad-balneario.

La razón del término jarrillero

Como curiosidad, te contamos que desde tiempo inmemorial existe el apelativo ‘jarrillero’ como sinónimo del término portugalujo. Para encontrar una explicación de cómo a los nacidos o naturales de Portugalete se les denomina jarrilleros hay que retrotraernos casi a los orígenes de la fundación de la villa.

El origen de este vocablo procede de una de las fuentes principales de ingresos de los portugalujos: el cultivo y explotación de viñas y parras, de donde se obtenían los ricos caldos por los que la villa era muy reconocida y cuya actividad perduró siete siglos hasta el pasado XX.

La trainera de la localidad se llama ‘Jarrillera’.

Basta decir que Portugalete es la primera localidad en la que sus ordenanzas, de los siglos XIII y XIV, recogen el control y protección de su industria vitícola local. A modo de ejemplo de esto último, aparece literalmente escrito lo siguiente: “La prohibición a toda nave que arribe al puerto de Portugalete, a descargar vinos de la procedencia que fuere, si a cambio no se embarcara una cantidad similar de txakoli, salido de nuestra tierra”.

A partir del siglo XVII empiezan a hacerse populares las tabernas especializadas en la venta de txakoli lo que aumenta de manera considerable la producción de este producto.

En 1797 las zonas bajas de las poblaciones cercanas a la ría se encuentran cubiertas de grandes extensiones de viñedos. Los más importantes se hallan en Portugalete, por delante de los de Bilbao, Abando y Begoña. Ya en el siglo XIX, diferentes viajeros que recalan en la localidad, provenientes sobre todo de Gran Bretaña y Francia, hacen constar el rico sabor y la calidad de los vinos de Portugalete. Tanto es así que la fama de los caldos Portugalujos supera a los de Bakio o Getaria.

Las vistas que ofrecen muchos pisos de Portugalete son impresionantes.

Y como era natural, una elaboración tan apreciada tenía que ser degustada en algún recipiente que preservara, de la manera más óptima posible, las condiciones naturales de estos vinos. Y, ¡claro!, es aquí donde por fín encontramos la procedencia del término jarrillero. El txakoli, sidra, vinos… que se servían en las tabernas portugalujas se tomaban en unas jarras de barro cocido.

Verás que Portugalete tiene mucha historia y muchos atractivos para hacer de tu visita un momento inolvidable y digno de ser compartido. No sólo su principal referencia, el Puente Colgante, es motivo para recorrer esta villa noble y de gentes acogedoras, sino que el recorrido por la localidad jarrillera te introducirá en un relato histórico y cultural de primer orden. ¡Te lo vas a perder!

Rafa Monje

Por Rafa Monje

viajarymuchomas.com