Puerto de Bermeo, en Bizkaia.

Recorrer el litoral de Euskadi es toda una experiencia para los cinco sentidos

Mutriku.

El País Vasco huele a mar incluso tierra adentro. No es ninguna exageración, porque la brisa del Cantábrico es alargada y entra entre playas y acantilados hacia sus montes y campos, que han recobrado por fin el verdor intenso tan característico de este territorio asombrosamente bello y lleno de paisajes deslumbrantes.

El interior de Euskadi tiene mucho que mostrar al viajero. De eso no tenemos ninguna duda. Sin embargo, en esta ocasión queremos proponerte una experiencia bañada por olas y salpicada por pueblos costeros de vivos colores y gentes de hondos sentimientos y orgullosos de su historia y costumbres.

Estatua de Juan Sebastián Elkano, en Getaria, su pueblo natal.

Pero, como sucede en cualquier relato, conviene empezar por el principio. Porque el carácter aventurero y perseverante de los vascos tiene en su navegante más ilustre, Juan Sebastián Elkano, al mayor referente de toda una estirpe de marineros que forman parte ya de la historia universal.

Basta citar a Manuel López de Legazpi y Andrés Urdaneta, que conquistaron Filipinas y cubrieron tantas millas marinas que podrían haber dado tres veces la vuelta al mundo; o a Domingo de Bonachea, que capitaneó expediciones científicas a Tahití; o a Cosme Damián de Churruca, que cartografió las costas del Caribe.

Aún resoplan en Getaria, pueblo natal de Elkano, los vientos de la celebración el pasado año del 500 aniversario de la gesta que cambió el mundo al concluir la primera circunnavegación de la tierra, que inicialmente capitaneó Magallanes.

Faro de Santa Catalina, en Lekeitio.
Atalaya en Getxo.

La estrecha relación de los vascos con el mar se aprecia también en la histórica caza de ballenas. Esta actividad ya estaba en plena apogeo en el País Vasco hace siglos, incluso antes de Moby Dick y de conocerse las primeras incursiones de los balleneros ingleses y daneses.

De la ballena se aprovechaba todo y esta industria fue toda una revolución desde el siglo XV. Son varias las poblaciones que mantienen las atalayas desde las que los vigías daban el aviso para que salieran los marineros en sus botes arpones en ristre. Cabo Orgoño, en Elantxobe; Santa Cruz, en Zarautz; Mendata, en Deba; cabo Higer, en Hondarribia; Otolo, en Ispaster, o la atalaya de Gorliz.

Plentzia, Bizkaia.
Una trainera llega al puerto de Lekeitio.
Vista de Lekeitio y su isla, a la derecha.
Puerto de Lekeitio.
Puerto de Mundaka.
San Sebastián.

Hoy en día, los antiguos vestigios de la caza de ballenas se ven en las famosas regatas de traineras, uno de los deportes vascos más vibrantes. Su origen es, precisamente, la caza de ballenas, en esa carrera por ser los primeros en alcanzar el cetáceo o en llegar de regreso al puerto.

El premio en esta modalidad deportiva es una bandera bordada y la más codiciada es la de La Concha, cuya regata se celebra desde 1879 en San Sebastián. Si te animas, puedes remar en grupo en una trainera en Pasaia o en Lekeitio, por ejemplo. No olvides que la tripulación de cada trainera la forman trece remeros y un patrón.

Puerto de Elantxobe.
Calle de Elantxobe con el mar al fondo.
Playa de Laga, en la costa de Bizkaia.

Recorrer la costa vasca es toda una experiencia para el viajero. Te animamos a visitar los puertos pesqueros, esos espacios imprescindibles en la ruta por muchas razones. Podrás ver barcos pesqueros, lonjas de venta de pescado, el trajín de carretas con las capturas, el bullicio inusual y elegante de gentes… Contagiarse de ese ambiente es fácil y enriquecedor hasta para el alma.

Te proponemos conocer los de Getaria, que cuenta con la lonja más modernizada de la península; Ondarroa, el principal puerto de altura de Cantábrico; Bermeo (en la imagen principal) y su flota de atuneros; Lekeitio y su faro de Santa Catalina, el único visitable del litoral cantábrico; Hondarribia, Mutriku o Santurtzi.

Hondarribia.
Muralla medieval de Hondarribia.
Calle empinada en Hondarribia.

¡Y cómo no! Si hablamos de mar, lonjas de pescado y flotas de barcos no podemos obviar uno de los principales atractivos del País Vasco: su rica gastronomía. No dejes de visitar los mercados tradicionales, como el de Gernika-Lumo, o el de La Bretxa, en San Sebastián; La Ribera, en Bilbao… Zarautz y Bermeo, son otros destacados lugares para ello.

La buena comida, en calidad y abundancia, es una característica esencial de la mayoría de los restaurantes vascos.

Merluza en salsa verde.
Marmitako.

Los cinco platos que no faltan en la carta de los mejores verás que son el marmitako, la merluza en salsa verde, los txipirones en su tinta, el bacalao al pilpil y la bizkaina.  Pero no queremos dejar de recordarte que los productos vascos que te harán chupar los dedos son tantos que sería necesario dedicar un amplio reportaje solo a este apartado. Aun así, no dejes de probar el pulpo en Zumaia, el verdel en Mutriku, la anchoa en Ondarroa, las ricas conservas de Bermeo, las sardinas en Santurtzi, el besugo en Orio, el bacalao en Pasaia y el atún en Hondarribia.

Pintxos tradicionales en la barra de un bar.

Es típico en fiestas y actos populares ver muchos de esos productos en las parrillas en plenas calles, el método usado por los marineros para asar pescado en sus barcos. Getaria tiene el honor de ser el pueblo donde se puso por primera vez un cogote de merluza a la parrilla y el primer pescado plano con piel y entero que se hizo a la parrilla.

Sin duda, el País Vasco es referencia internacional de la alta cocina, un término que en pequeñas porciones lo puedes comprobar (y probar) en los famosos pintxos que verás en barras de bares y restaurantes. En Getxo, Bilbao, San Sebastián, Portugalete, Santurtzi, Lekeitio, Mundaka, Hondarribia… no será necesario el mantel y mesa si no quieres.

Puerto de Santurtzi.

Tampoco puedes dejar de visitar las famosas sidrerías de un territorio lleno de sorpresas en forma de paisajes y sensaciones. Conocidas en todo el mundo son también sus famosas sociedades gastronómicas o los conocidos ‘txocos’.

Hendaya (Francia), bella población costera frente a Hondarribia.

Por supuesto, qué mejor maridaje con el buen pescado de la costa vasca que un txakoli, el vino blanco made in Euskadi. El lagar Sosoaga, de Lekeitio, conserva la prensa de producción del siglo XVIII.  En Bakio puedes visitar bodegas, localidad de Bizkaia donde además está el centro de interpretación del txakoli. También las tienes en Zarautz, Getaria, Muxika y Hondarribia, población guipuzcoana que mira a Francia, al cuidado y señorial municipio galo de Hendaya.

Atardecer en la costa de Barrika, Bizkaia.

¿Necesitas más sensaciones para recorrer la costa vasca? Su litoral de 176 kilómetros de longitud son todo un espectáculo para los cinco sentidos. No te defraudará.

Rafa Monje

Por Rafa Monje

viajarymuchomas.com