Escultura dedicada a José Zorrilla, en la plaza que lleva su nombre en Valladolid

La ciudad del paisaje cultural cuenta con más de 70, reflejo de esa voluntad de llevar el arte a la calle


Existen mil y una forma de visitar Valladolid. Y una es siguiendo el rastro de las esculturas urbanas que salpican sus calles y plazas. Hay más de 70 repartidas por toda la ciudad, según el Ayuntamiento. Son el reflejo de esa cultura llevada a la calle, que puede cambiar el tejido de una esquina, de un rincón e incluso de una ciudad. Son el espejo de la historia.

Monarcas, escritores, bailarines, descubridores… militares, trabajadores, santos y cofrades. Famosos personajes se esconden por Valladolid.

¿Nos ayudas a encontrarlos?

El Ayuntamiento de Valladolid programa rutas por las principales esculturas del centro de la ciudad. En Viajar y Mucho Más (VYMM) empezamos el recorrido en la Plaza de Colón para continuar por la Acera de Recoletos hasta llegar al entorno de la Plaza Zorrilla y penetrar en el Campo Grande. A partir de ahí, proseguimos por diferentes calles y plazas del centro de la ciudad siguiendo un circuito.

1 Monumento a Colón (Plaza de Colón)

Valladolid ganó la partida a Sevilla y a Madrid y, al final, se quedó con el conjunto escultórico dedicado a Cristóbal Colón que había sido fundido inicialmente para la ciudad cubana de La Habana. Esta obra del escultor sevillano Antonio Susillo está elaborada en piedra y bronce y fue instalada en el emplazamiento actual en 1905.

En lo alto aparece la figura de Colón, arrodillada delante de la alegoría de la Fe, sobre un globo terráqueo cubierto por una cinta en la que puede leerse ‘Non plus Ultra’ (No más allá), que está rasgada por un león. Más abajo, cuatro cuerpos alegóricos que representan la Historia, la Náutica, el Valor y el Estudio. Y, en su base, relieves que escenifican momentos de la vida de Colón.

2 Escultura Vicente Escudero (Acera de Recoletos)

En el lateral del Campo Grande, ‘baila’ Vicente Escudero. El bailarín y coreógrafo vallisoletano de flamenco (1888-1980) se encuentra sobre un bloque de granito, dentro de un pequeño estanque. Solo falta escuchar el chasquido de sus dedos para imaginarse el inicio de su fuerte taconeo.

La obra sobre este grande del flamenco, hijo de un humilde zapatero, fue realizada por la escultura vallisoletana Belén González e inaugurada en 1995.

3 Escultura de Miguel Delibes (Plaza Zorrilla)

Ha sido una de las esculturas más recientes en instalarse en la ciudad. La estatua en homenaje a Miguel Delibes lleva vigilando la entrada principal al Campo Grande desde el 17 de octubre de 2020, justo el día en que este gran escritor de las letras españolas habría cumplido los 100 años.

Esta obra, realizada en bronce por el prestigioso escultor Eduardo Cuadrado, muestra a un Delibes en su natural caminar diario. A tamaño natural, con su periódico bajo el brazo y un paraguas a modo de bastón, ‘pasea’ entre esos vecinos que tantos días le vieron pasar.

4 Estatua de José Zorrilla (Plaza Zorrilla)

Hasta la llegada de Delibes, el poeta José Zorrilla era el único vigía de la Plaza; de su plaza. La efigie, obra del riosecano Aurelio Rodríguez Carretero, se emplazó allí el 14 de septiembre de 1900, coincidiendo con el primer día de las fiestas de la ciudad y tan solo siete años después de su muerte.

Sobre un pedestal, la estatua de bronce fundido mide tres metros, pesa 1.452 kilos y costó entonces no más de 25.000 pesetas. Representa al poeta en posición de recitar sus composiciones, vestido con larga levita abotonada. Le ‘escucha’ atentamente, a sus pies, la estatua de la Poesía. También de bronce, emula a una doncella con alas de mariposa, con una lira en su mano derecha.

5 Monumento a los Héroes de Alcántara (Plaza Zorrilla)

Fotografía: J. Tajes.

A las puertas de la imponente Academia de Caballería ‘cabalga’ el grupo escultórico de los Héroes de Alcántara. Cinco figuras a caballo, fundidas en bronce, protegen el edificio desde 1931.

Esta obra de Mariano Benlliure, el último gran maestro del realismo decimonónico, estaba proyectada en un mayor tamaño, si bien dificultades de financiación obligaron a recortar el boceto inicial. Sirve de homenaje a esos 700 soldados de Caballería que dieron sus vidas para cubrir la retirada de sus compañeros tras la derrota en Annual, justo hace ahora 100 años de la gesta.

6 El fotógrafo (Campo Grande)

‘¡Mira el pajarito!’. Ya en el interior del Campo Grande, en las inmediaciones del Paseo Central, un fotógrafo te ‘espera’ tras un gran trípode y cubierto con una lona para inmortalizar el instante. Con esta escultura a escala natural, de 1,70 centímetros, Valladolid rinde homenaje a quien fue fotógrafo oficial del Campo Grande durante más de un siglo.

Vicente Muñoz era, como se le conocía, el ‘minutero’, ya que revelaba la foto de novios, familias, soldados… en unos minutos. Es obra, al igual que la estatua de Miguel Delibes, del escultor Eduardo Cuadrado. Está realizada en bronce y lleva ‘captando’ el discurrir del parque desde 1996.

7 Neptuno (Campo Grande)

Hay que rebuscar, pero Valladolid también tiene una escultura de Neptuno. Cerca de la zona de juegos infantiles, sobre una pequeña isla situada en una de las ramificaciones del lago, el dios de los océanos pasa prácticamente inadvertido entre juncos, y eso que es probablemente la estatua más antigua que se conserva en Valladolid.

Antaño tenía dos compañeros, Venus y Mercurio, pero estos fueron retirados. Neptuno, pese a todo, sigue en pie en su lugar actual desde 1932.

8 Fuente del Cisne (Campo Grande)

Si continuamos por el Paseo Central del Campo Grande, a mano derecha, nos encontraremos con la famosa Pérgola y su siempre vigilante Fuente del Cisne. O no siempre, porque lo cierto es que su primer emplazamiento fue la Plaza del Poniente (1887).

Pronto el pilón de la fuente, de cinco metros de radio y construido con piedras sobrantes de la torre del antiguo Ayuntamiento, fue agrietándose, debido a que el terreno sobre el que se asentaba no era suficientemente firme.

El pilón modificado fue trasladado en 1935 a la explanada que hoy ocupa la Pérgola. Como curiosidad, decir que la desnudez de las ninfas no fue del gusto de la época y para disimular fueron pintadas de arriba debajo de negro.

9 Fuente de la Fama (Campo Grande)

No es un ángel, aunque tenga alas. La Fuente de la Fama representa a la diosa de la mitología griega y romana: la Fama que, con la mirada en el cielo, sopla a través de una larga trompeta de la que sale agua.

El estanque fue obra de Antonio Iturralde y la escultura de Mariano Chicote. Se erigió en 1883 en homenaje a Miguel Íscar, uno de los alcaldes de mayor trascendencia para la historia de Valladolid y que murió de forma repentina en 1880 como consecuencia de un derrame cerebral. Fue construida por suscripción popular.

El paso del tiempo ‘amputó’ el brazo derecho de la frágil figura, por lo que en 2010 la original fue sustituida por una réplica exacta del escultor Andrés Coello.

10 Monumento al Guardia Urbano (Calle María de Molina)

Existió en Valladolid un guardia urbano al que llamaban ‘El Eléctrico’. Sus movimientos eran rápidos y rítmicos. Esa forma tan personal de dirigir el tráfico entre los años 50 y 60 le valió ese apelativo. Quizás el tránsito de vehículos no fuera tan frenético, a ojos actuales, pero ese guardia se esforzaba por mantener a raya la circulación prácticamente en el mismo lugar donde una escultura homenajea hoy a todos los guardias de tráfico de la ciudad.

La estatua tallada en bronce, de cuatro metros de altura y 400 kilos de peso, vigila la esquina entre la calle María de Molina y Doctrinos sobre una peana de acero inoxidable y mármol. Es obra de Ana Hernando y fue inaugurada el 2 de octubre de 2002 con la presencia de los jefes de la policía municipal de las nueve provincias de Castilla y León

11 Las Sirenas (Plaza de Martí y Monsó)

Tres sirenas se refrescan al borde del agua en una actitud contemplativa. En 1996 fue instalada en la plaza Martí y Monsó de Valladolid (plaza de Coca) esta fuente, diseñada por María Escribano y firmada por Concha Gay.

Son el elemento decorativo de un diseño geométrico que presenta varias cascadas y saltos de agua.

12 El Comediante (Plaza de Martí y Monsó)

Un personaje con maleta, paraguas abierto y dos máscaras de teatro colgadas en su espalda, es el único recuerdo de que en la Plaza de Martí y Monsó se ubicó el Corral de Comedias de Valladolid desde el siglo XV hasta el siglo XX (más tarde cine Coca, también desaparecido).

Su autor, Eduardo Cuadrado, quiso con el Comediante rendir homenaje a todos esos actores ambulantes que durante tantos años llevaron la cultura de pueblo en pueblo. El Comediante ‘pasea’ por la plaza, con su maleta y en actitud afligida, desde 1996.

13 Estatua del Conde Ansúrez (Plaza Mayor)

El pendón del reino de Castilla y el documento de fundación de Valladolid ondea el Conde Ansúrez desde su estatua. Ocupa el centro de la Plaza Mayor, no en vano fue el responsable de la repoblación de las tierras vallisoletanas, con gente procedente de los condados palentinos de Saldaña y Carrión.

Esta obra fue creada por Aurelio Rodríguez Carretero en 1903 sin ornamentos para que destacara la figura del ‘señor de Valladolid’. Se encuentra sobre un pedestal de forma triangular con piedra de Campaspero. Incluye distintos relieves en bronce en cada cara que representan momentos de la vida del conde.

14 Fuente de los Gremios (Fuente Dorada)

Una bola dorada, ahora más bien mate, corona la Fuente de los Gremios allá donde se situó la primitiva desde los inicios del siglo XVII, que ‘bebía’ del agua llegada desde las Arcas Reales. Distintos han sido los pilones o esculturas que han adornado la Plaza de Fuente Dorada desde el principio de los tiempos.

La actual, concebida por el arquitecto Fernando González Poncio con motivo de la remodelación de la plaza en 1997, es un homenaje a los oficios y actividades que durante siglos se desarrollaron en las inmediaciones: una aguadora, un botero, un militar y un herrero

15 Fuente de los colosos (Plaza Rinconada)

Y ¡vaya par de colosos! Dos figuras humanas, a tamaño real y con las proporciones y anatomía clasicista, empujan con su cuerpo un gran pilón circular con borde de bronce. La fuente monumental, proyectada por el arquitecto Fernando González Poncio y ejecutada las esculturas por Pedro Monje, sirve de homenaje a los primeros hombres que contribuyeron, con su trabajo, a la construcción de Valladolid. De ahí, su actitud de esfuerzo.

Completan el conjunto, instalado en la Plaza de la Rinconada, dos cabezas de carnero. Lleva custodiando la entrada trasera del Ayuntamiento de Valladolid desde 1996

16 Homenaje a Jorge Guillen (Plaza de Poniente)

Dos niños, en bronce y a tamaño natural, juegan lanzando al agua barcos de papel mientras el escritor Jorge Guillen los observa con atención. Forman el conjunto escultórico del estanque ovalado, de unos doce metros de longitud, que ocupa el centro de la Plaza del Poniente y que fue realizado por Luis Santiago Pardo, con motivo de la celebración del centenario del poeta.

Este homenaje a Jorge Guillén y a la infancia recuperó su ubicación después de estar años retirada mientras se realizaban obras en la plaza.

17 Rosa Chacel (Plaza de Poniente)

La escritora Rosa Chacel, sobrina nieta del mismísimo José Zorrilla y autora de ‘Barrio de Maravillas’ o ‘Leticia Valle’, cuenta con un busto en el Campo Grande, inaugurado en junio de 1988, pero realmente no es esa la imagen más conocida de esa ilustre vallisoletana.

Porque ¿quién no se ha sentado en ese banco lila que ocupa Rosa Chacel en un lateral de la Plaza del Poniente? Se trata de una figura de bronce realizada por el artista autodidacta Luis Santiago Pardo e instalada en 1996

18 Felipe II (Plaza de San Pablo)

La plaza que le vio nacer y bautizar le sigue teniendo presente. Felipe II cuenta en la Plaza de San Pablo con una escultura en bronce, de Francisco Coullaut, copia de la que estaba ubicada en la plaza de la Armería de Madrid.

Desde 1964, el monarca mira hacia el Palacio de Pimentel, donde nació el 21 de mayo de 1527. A su izquierda, la iglesia de San Pablo, donde fue bautizado; y a su derecha, el Palacio Real, que fue su lugar de residencia, como lo fue también de su padre, Carlos I, y de su hijo Felipe III y, muchos años después lo sería, durante once días, de Napoleón Bonaparte (del 6 de enero al 17 de enero de 1809)

Representa a un monarca con gesto heroico sobre un pedestal en el que puede leerse ‘Valladolid a Felipe II’ y sobre un jardín alargado

19 Eduardo Chillida a Guillén (Cadenas de San Gregorio)

Una escultura de acero, 3,5 metros de longitud y 1,5 de altura, es la forma que ideó el donostiarra Eduardo Chillida como homenaje al escritor vallisoletano Jorge Guillén (el primer premio Cervantes). Ambos eran amigos desde que se conocieran en 1971 en la Universidad de Harvard.

‘Lo profundo es el aire’ se sitúa desde noviembre de 1982 en la calle Cádenas de San Gregorio, enmarcado en el muro del convento de San Pablo.

20 Monumento al Imaginero (Calle Angustias)

Una ciudad como Valladolid, que fue la primera en conseguir que su Semana Santa fuera declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional (1980), no podía olvidarse de dedicar una escultura a todos aquellos que, con el arte del cincel, modelaron esas tallas religiosas que tanta fama han dado a la ciudad: Juan de Juni, Alonso Berruguete, Gregorio Fernández … y a toda su escuela.

El monumento al Imaginero es una gran estatua, de dos metros de altura y un peso aproximado de una tonelada, que muestra a un hombre sentado y acodado sobre una piedra, con una gubia en su mano izquierda y un mazo en la derecha. Fue realizada por el escultor vallisoletano Jesús Trapote en 2003 y se encuentra ubicado en la calle Angustias, frente al Teatro Calderón,

21 Monumento al Cofrade (Plaza de la Antigua)

Un cofrade adulto, con túnica y capuchón, junto a una niña, también cofrade, representan esa devoción de miles de cofrades que cada año procesionan por las calles de Valladolid. Su realismo es tal que parece que, en cualquier momento, la vela del hachón va a prender.

El ‘Monumento al Cofrade’ es obra del escultor Óscar Alvariño y fue inaugurada el 30 de julio de 2020 en la Plaza del Portugalete. La presencia de esta escultura embellece más todavía la fotografía a la Iglesia de la Antigua que está a su espalda. 

22 Miguel de Cervantes (Plaza de la Universidad)

Fue la segunda estatua dedicada a Miguel de Cervantes en toda España. La de Valladolid, ubicada en la Plaza de la Universidad y realizada por Nicolás Fernández de Oliva en 1877, rinde tributo al escritor que vivió en Valladolid entre 1604 y 1606 mientras escribía el prólogo y las poesías preliminares del Quijote.

Precisamente la calle del Rastro, donde se encuentra la casa que habitó, fue la ubicación inicial de la escultura. Las obras de urbanización en la calle Miguel Íscar motivaron el traslado en 1889 a la Plaza de la Universidad.

Sobre la dedicatoria ‘Valladolid a Miguel de Cervantes, vecino de honor de esta capital’, la figura, fundida en hierro, representa a Cervantes vestido con ropa de la época y con un libro en la mano izquierda y una pluma en la derecha.

23 ‘Mercurio volador’ (Pasaje Gutiérrez)

El parisino Pasaje Gutiérrez tiene en su centro, bajo una gran cúpula de cristal, a su mejor ‘embajador’: la escultura ‘Mercurio volador’. Se trata de un dios romano que simboliza el éxito comercial. No podía ser más acertado si tenemos en cuenta que el pasaje se concibió como una galería comercial.

La escultura se eleva desde el suelo por un mascarón que sopla bajo uno de sus pies. Se trata de una copia de la realizada por el escultor francés Juan de Bolonia en 1565 y que se conserva en el Museo del Bargello de Florencia. Al pie de la escultura figura el texto “Val D’Osné”, que denota su fabricación francesa.

24 San Pedro Regalado (Plaza del Salvador)

En la Plaza del Salvador, justo a las puertas de la Iglesia del mismo nombre en la que fue bautizado, Valladolid rinde homenaje a su patrón, San Pedro Regalado, con una estatua sobre un pedestal de piedra.

Realizada en bronce por el escultor Miguel García Delgado, el primer santo vallisoletano ocupa ese lugar desde el 13 de mayo de 2004 (día de su festividad).

25 Fuente de los niños (Plaza de España)

Pocos son, a buen seguro, los que saben que la conocida ‘Bola del mundo’ que rota y rota en el centro de la Plaza de España realmente se llama Fuente de los Niños. Y es que es la gran esfera terráquea la que primero entra por los ojos, más si cabe cuando las luces nocturnas la iluminan, Está rodeada por tres esculturas, a tamaño real, que representan tres niños jugando, y todo sobre una fuente en forma elíptica.

Esta obra, proyectada por el arquitecto Fernando González Poncio y ejecutada por Ana Jiménez, se situó en la Plaza España con motivo de su remodelación en 1996. 

… Continuará porque el conjunto de esculturas que embellecen Valladolid bien merecen una reseña.

Como anticipo, un toro, un arlequín, una carabela, un científico…

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