El emperador francés convirtió a la ciudad en capital oficiosa del imperio napoleónico durante 11 días

Repasamos los escenarios por los que transitó en la capital pucelana con motivo del bicentenario de su fallecimiento

A 6.404 kilómetros de distancia de Valladolid sucedió hace 200 años (el 5 de mayo, exactamente) un acontecimiento que une la historia de la ciudad con un personaje histórico que fue el ‘azote’ de Europa a comienzos del siglo XIX. En la Isla de Santa Elena, en medio del océano Atlántico, ese 5 de mayo, del año 1821, fallecía Napoleón Bonaparte, tras ser exiliado por su derrota final en la batalla de Waterloo en 1815.

Isla Santa Elena, en medio del Océano Atlántico, donde murió Napoleón el 5 de mayo de 1821.

Pero ¿qué relación tiene Napoleón con Valladolid? El emperador francés, en plena Guerra de la Independencia, permaneció en la ciudad durante 11 días; once días en los que Valladolid se convirtió en la capital oficiosa del Imperio Napoleónico (del 6 de enero al 17 de enero de 1809).

Imagen de archivo de la recreación de la llegada de Napoleón a Astorga (León), ciudad de la que partió hacia Valladolid. Fotografía: Ical.

Su paso por Valladolid fue efímero, pero con él inauguró el dominio del imperio francés en la ciudad que se prolongaría hasta 1813.

Estos fueron los escenarios que ‘conquistó’ en Valladolid:

  • Puente Mayor
  • Plaza de San Pablo
  • Palacio Real
  • Convento de San Pablo
  • Plaza Mayor
  • Campo Grande
  • Archivo de Simancas
El emperador francés hizo su entrada en Valladolid por el Puente Mayor, procedente de Astorga.

Napoleón entra por el Puente Mayor

Los Archivos de la Real Chancillería de Valladolid dan cuentan de que el 6 de enero de 1809, a las 4 de la tarde, hacía su entrada en la ciudad Napoleón Bonaparte a caballo por el Puente Mayor. No tenía otra opción. Procedía de Astorga y no existían más puentes en Valladolid por aquel entonces.

¿Por qué Valladolid? Porque Valladolid estaba “a cinco jornadas de postas de París”. Napoleón escribió a su hermano, José I Bonaparte (Pepe Botella), una carta en la que explicaba el motivo de su parada en la ciudad: “Me veo obligado a permanecer en Valladolid para recibir los correos de París en cinco días. Los acontecimientos de Constantinopla, la situación actual de Europa, la nueva formación de mis ejércitos de Italia, de Turquía y del Rhin, exigen que no me aleje más. Bien a disgusto he tenido que retroceder de Astorga”. Por eso y también por la situación estratégica de Valladolid en el eje París-Lisboa.

«Napoleón entró en Valladolid a las 4 de la tarde del 6 de enero de 1809, acompañado por 12.000 soldados»

Le acompañaba un ejército de 12.000 hombres. Su entrada no fue bien recibida por los vallisoletanos. Ni un viva. Ni un saludo con el sombrero. Tanto era el pánico que su llegada produjo en la población, que fueron muchos los que decidieron exiliarse a los municipios limítrofes e incluso a Madrid durante los días en que el emperador permaneció en la ciudad.

No era de extrañar el terror levantado si se tiene en cuenta, tal y como relata el historiador Celso Almunia en el libro ‘Valladolid en el siglo XIX’, que Napoleón viajaba por tierras españolas rodeado de entre 50.000 y 60.000 soldados. Aunque no todos entraron en Valladolid, la proporción era de “tres soldados por cada vallisoletano”.

Desplante en la Plaza de San Pablo

Una reducida representación de la Chancillería y de las demás instituciones del momento le aguardaba en la Plaza de San Pablo para mostrar sus respetos. A fin de cuentas, era el ‘dueño’ de media Europa. Pero, Napoleón les dejó plantados.

Napoleón estableció en el Palacio Real de Valladolid su cuartel general durante los días que permaneció en la ciudad. Fotografía: Ical.

El Palacio Real, aposento de Napoleón

Sin detenerse, “subió con la gran comitiva que traía a la habitación destinada para su mansión en esta ciudad”, según reza el acta de la Chancillería. Esa mansión no era otra que el Palacio Real, frente a la Iglesia de San Pablo y que fuera la antigua morada de Carlos I, Felipe II, Felipe III, lugar de nacimiento de Felipe IV, de su hermana Ana de Austria, que sería reina de Francia y madre de Luis XIV, e incluso hospedaje para Santa Teresa de Jesús. Allí estableció Napoleón su cuartel general durante los 11 días que permaneció en Valladolid.

«Desde el Palacio Real de Valladolid, Napoleón llegó a redactar más de 160 cartas con instrucciones de actuación militar»

Hubo que esperar al día siguiente, 7 de enero, para que el emperador de los franceses realizara la recepción oficial de las autoridades vallisoletanas: representantes de la Real Chancillería de Valladolid, Cabildo Catedralicio, Universidad y Ayuntamiento, con traductor de por medio. Recibió también a los magistrados del tribunal, junto a los porteros que aún servían, el teniente del alguacil mayor y el secretario del Acuerdo; todos ellos ataviados con trajes protocolarios.

Desde el Palacio Real, Napoleón llegó a redactar más de 160 cartas con instrucciones de actuación militar en Valladolid, pero también en Zamora y en Madrid, y órdenes sobre la organización de sus ejércitos en Turquía, la actual Croacia e Italia.

Su primera decisión fue exigir a los regidores vallisoletanos que le entregaran a todos los cabecillas y cómplices de confabulaciones y revueltas populares contra del Imperio. Ordenó no solo detenerlos, sino ejecutarlos.

En la Plaza Mayor de Valladolid acabaron ajusticiados 5 vallisoletanos por orden del emperador francés.

Ahorcados en la Plaza Mayor

Cinco vallisoletanos acabaron ajusticiados en la horca ubicada en la Plaza Mayor acusados de la muerte de soldados franceses ocurridos desde el mes de noviembre. El caso más sonado fue el de uno de los criados de los frailes del convento de San Pablo, apodado Roche, quien días antes había supuestamente asesinado a un soldado de la Guardia, al que arrojó a la noria del convento, justo donde se encuentra ahora el Instituto Zorrilla.

El convento de San Pablo pagó las consecuencias del expolio de Napoelón.

Expolio en el Convento de San Pablo

24 dominicos fueron encarcelados y el Convento de San Pablo pagó también las consecuencias. Napoleón ordenó incautar todos sus bienes. La plata requisada, se dice, sirvió para acuñar las primeras monedas con la imagen de José I Bonaparte.

Los desfiles y exhibiciones de fuerza eran constantes por parte de las tropas napoleónicas. En la imagen de archivo, recreación en Astorga. Fotografía: Ical.

Desfile intimidatorio en el Campo Grande

Satisfecho con el resultado, Napoleón, a modo de victoria, pasó revista a cerca de 9.000 soldados de Infantería en el Campo Grande. Fue un desfile militar con intención intimidatoria.

Documentos del Archivo de Simancas que fueron incautados por Napoleón y que retornaron al castillo. Fotografía: Ical.

Expolio del Archivo de Simancas

El Archivo de Simancas fue expoliado. Napoleón quería crear en París el gran archivo del Imperio, especialmente por la documentación existente sobre el Consejo de Estado, que contiene toda la correspondencia de peso político del mundo, rememora Julia Rodríguez, directora del Archivo de Simancas.

El entonces archivero Manuel Ayala vio salir del castillo carros y carretas con documentación, que España recuperará en parte años después tras la caída de Napoleón y el Congreso de Viena de 1816. Es el archivero Julián Paz quien se desplaza a Francia para catalogar toda la documentación requisada por Napoleón, señala Julia Rodríguez de Diego, directora del Archivo General de Simancas.

Accesos al Archivo General de Simancas.

Ya en el siglo XX, siendo Gerardo Masa el director del Archivo, visita el castillo Francisco Franco, quien tras conocer el expolio negocia con Alemania (que acaba de invadir París) la repatriación de toda la documentación, que finalmente regresa a España en el año 1942, curiosamente en el mismo lote junto a la Dama de Elche.  

San Gregorio también sufrió los saqueos de Napoléon.

Palacios saqueados

El Valladolid de aquella época carecía de grandes cuarteles para alojar a la ingente tropa francesa. Por ello tuvo que realizar un esfuerzo majestuoso para adecuar conventos, como el de San Pablo, San Benito, Santa Clara, San Agustín o San Gregorio, e incluso licenciar a sus propios militares para dejar espacio a los franceses. Pese a la hospitalidad, los soldados realizaron importantes destrozos en esos palacios, dejando un reguero de destrucción y expolio del patrimonio histórico-artístico de la ciudad. No tuvieron reparos en quemar ventanas, retablos o mobiliario para calentarse en el frío invierno vallisoletano. Es lo que se conoció posteriormente como la ‘francesada’.

Abandona Valladolid a hurtadillas

En secreto, Napoleón Bonaparte huyó con prisa de Valladolid. El 17 de enero, sobre las seis de la mañana, Napoleón emprendió viaje en dirección a Burgos, como paso previo para llegar a la frontera con Francia. Lo hizo a caballo y con gran celeridad. Su huida no significó el fin del dominio francés. Valladolid quedaría bajo su influencia cuatro años más. La dominación francesa se prolongó hasta junio de 1813, bajo el yugo francés del general Dufresse.

Las tropas de Napoleón dejaron su ‘huella’ en varias localidades de Castilla y León y de la provincia de Valladolid.

Cicatrices de la ‘afrancesada’ en la provincia de Valladolid

No consta que el mismísimo Napoleón pisara sus términos municipales pero, sin tratar de ser exhaustivos, el pasado de Medina de Rioseco, Carpio, Cigales, Cabezón, Boecillo, Santovenia y el hoy barrio La Overuela, recuerda el paso de las tropas napoleónicas y las ‘cicatrices’ dejadas.  

Napoleón en Tordesillas con la abadesa

Sí está documentado que Napoleón Bonaparte llegara a Tordesillas el 25 de diciembre de 1808, en su persecución a un ejército inglés, según relatan el historiador Francisco José Gómez, en su ‘Breve historia de la Navidad’ o Mariano García en su libro ‘Napoleón y la abadesa de Santa Clara de Tordesillas’.

Convento de Santa Clara en Tordesillas, Valladolid.

Los franceses llegaron a Tordesillas con aproximadamente 70.000 hombres de infantería, 5.000 de caballería y 200 piezas de artillería. El emperador se alojó en la Hospedería del Real Monasterio de Santa Clara, que regentaban las hermanas clarisas.

Consciente del poder político y social de la abadesa, María Manuela Rascón, de 75 años, Napoleón le hace abandonar su clausura de 35 años para entrevistarse con él, con la intención de que ésta influyera a favor de su causa en las actuales provincias de Segovia, Ávila, Zamora y Valladolid.

Napoleón quiso seducir a la abadesa, pero el resultado fue el contrario. Con su actitud, se ganó la simpatía del emperador, que accedió a concederle varios favores. Logró que Napoleón indultara a tres vecinos a los que su ejército iba a fusilar, que le concediera la garantía de que las tropas napoleónicas no irrumpieran en el monasterio y sus propiedades e incluso un botín de 1.000 francos de oro. Este dinero, lejos de los deseos de Napoleón, fueron entregados en secreto a la guerrilla para la adquisición de armas y municiones. 

«Napoleón fue un azote para España y sus tropas se portaron francamente mal en Valladolid»

No queda ningún vestigio gráfico de su estancia. La inscripción que él mismo ordenó instalar, ¡Aquí estuvo el Emperador!, fue borrada después de que en 1858 visitar la localidad la reina Isabel II. Según el autor de ‘Breve historia de Navidad’, no hay rastro porque “Napoleón fue un azote para España, los franceses se portaron francamente mal aquí y ese recuerdo clavado en la gente”. Es por ello, quizás, por lo que muchos vallisoletanos desconocen el pasado napoleónico de la ciudad y la provincia.

Aún así, hay ayuntamientos, como el de Tordesillas, que se han adherido al proyecto de las rutas napoleónicas transfronterizas entre España y Portugal, el llamado Napoctecp, que se encuentra incluido en el programa Interreg V-A de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (Poctep) para potenciar el patrimonio cultural de la época napoleónica.

Las tropas de Napoleón llegaron a Tordesillas el 25 de diciembre de 1808. Fotografía: Ical.

Tordesillas se adhirió el pasado mes de marzo con el objetivo dinamizar el sector turístico, impulsar su actividad económica y el empleo de la comarca. Esta red que cuenta con la participación de 17 entidades, como las rutas del vino del Bierzo y Cigales, el Instituto de Estudios Bercianos o los municipios de Ponferrada, Astorga, Ciudad Rodrigo, Medina del Campo y Alba de Tormes, entre otros.

Esta red se encuentra incluido en el programa Interreg V-A de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (Poctep), y su fin es potenciar el patrimonio cultural de la época Napoleónica.

Fuentes consultadas: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid; ‘Valladolid durante la Guerra de la Independencia (1808-1814)’, Jorge Sánchez Fernández; ‘Valladolid en el siglo XIX’, obra de Celso Almunia; informe de J. M. Travieso. Archivo de Simancas.

Por Mar Peláez

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