El 'Cojón de Pacheco', en Pinares de Valsaín, tiene 5 metros de altura

En la vertiente segoviana de la Sierra de Gredos, en Pinares de Valsaín, se encuentra el pedrusco de 5 metros de altura cuyo parecido con un testículo invita a conocer una enrevesada ruta de encrucijadas y caminos

El nombre tiene lo suyo, con perdón, pero que a una peña solitaria y más o menos ovoidea en la Sierra de Valsaín, lleva el curioso término de cojón. Más allá de la similitud formal, que la hay, existe un parentesco lingüístico, y es que a estos peñascos aislados se les denomina en la España castiza tormos o tolmos –el Tolmo de la Pedriza, sin ir más lejos–, voces que tienen su origen en la raíz indoeuropea ‘tur-‘ (masa, bulto, hinchazón), la cual a su vez dio ‘turma’ (trufa, criadilla de tierra), que también vino a significar –por el parecido entre la criadilla que cría la tierra y la que cría el varón– ‘testículo’. Visto así, lo raro es que el monte no esté lleno de cojones (con mil perdones), como recuerdan los que conocen bien el lugar.

Pero la auténtica realidad es que sólo conocemos uno: el Cojón de Pacheco, un pedrusco de 5 metros de altura. El tal Pacheco era, según la hablilla popular, un fanfarrón de Valsaín que se jactaba de satisfacer cada noche a varias mujeres. Coetáneo de la Infanta Isabel, ‘La Chata’, cuentan los mentideros que no había chica de La Granja que se le resistiera hasta el punto de que dejó embarazadas a la mitad de ellas.

El tal Pacheco, aparte de la de farolero, si no desempeñaba la labor de leñador, era gabarrero o guarda forestal, o trabajaba en un aserradero. Tampoco determina la época en que pasó por este mundo ufanándose de su virilidad, pero fue con anterioridad a 1931. Ese año, moría la tía de Alfonso XIII, la infanta Isabel Francisca de Asís, personaje de los más populares de la Corte y de los más asiduos de La Granja de San Ildefonso. De ella se cuenta que, en una de sus jornadas en el real sitio, paseaba con un guarda por el bosque, cuando, al llegar ante esta roca que ya conocía de oídas, se hizo la tonta, expresando que no sabía el nombre, y el guía, no queriendo herir sus castos tímpanos –que, según se ve, no lo eran tanto–, le dijo que se llamaba la Pera de Don Guindo. La historia no recoge, y es lástima, la reacción de la dama ante esta mentirijilla pudorosa, pero nos es lícito imaginar su sonrisa picarona, como diciendo: “Ya, ya, la Pera…”

Aun siendo breve, el camino que lleva al Cojón, o a la falsa Pera, resulta algo confuso por la mucha espesura del pinar y el laberinto que forman las vías de saca de madera. Así pues, con gran cuidado –al fin y al cabo, esto es una exploración testicular–, saldremos en su busca desde el kilómetro 127 de la carretera que baja del puerto de Navacerrada a La Granja, cerca de Boca del Asno», según recogen no pocos blogs de senderismo y algunos otros medios de la zona.

¿Cómo llegar hasta el Cojón?

El tal pedrusco se ubica en Pinares de Valsaín, en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama (que no sólo es de Madrid). Si sales desde Madrid estás a unos 75 kilómetros de distancia del ‘Cojón’. Por la A-6, carretera de A Coruña, sales en Villalba, continuando por la M-601 hasta el Puerto de Navacerrada y después por la CL-601 hasta el kilómetro 127. Cierto es que el pedrusco se ubica en lo más intrincado del pinar, ‘manda huevos’ que diría aquél.

Yendo al grano, o al huevo, según se mire, el resultado va a ser una excursión digna de los amantes de la naturaleza, porque la zona presenta una orografía repleta de piedras, peñas, berruecos, cantos, domos, canchales, rocas, meños… Y todas con formas redondeadas, esféricas e incluso ovoides. La excursión es, ya que estamos de esta guisa, ‘cojonuda’, y ello a 1.415 metros de altitud.

Dada la abundancia de encrucijadas, caminos enrevesados y la habitual mezcla de rocas y vegetación, y hasta de tramos embarrados, conviene evitar la aventura en días de niebla, lluvia o tiempo inestable.

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