
Preservar las tradiciones y la cultura popular motivan esta fiesta, relatada por sus protagonistas
Por CONCEPCIÓN GARRIDO
Soy segoviana de pura cepa, como dirían antiguamente, y por los cuatro costaos, orgullosa de mis raíces y mis ancestros. Y este año tengo el honor, junto con mi hermana, de organizar la fiesta de Santa Águeda en la localidad natal de mi madre, Cozuelos de Fuentidueña, perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, en Segovia.
Tras los dos últimos años donde la resiliencia fue nuestra guía, este año deseo que podamos celebrar una auténtica fiesta de unión entre las mujeres que tienen sus raíces en este pueblo. La festividad tendrá lugar el 5 de febrero.

Preservar el patrimonio cultural de un pueblo es mantener la esencia real que dio vida a esas tradiciones, honrar a nuestras antepasadas que están presentes en cada una de las células de nuestro cuerpo, y poder transmitir en el presente, como semilla de futuro, que la sororidad entre las mujeres ha sido el nexo de unión de una comunidad. Sólo así podremos evitar que esas tradiciones queden en ritos vacíos de significado, anquilosados e irremediablemente condenados a su desaparición y con ello a la pérdida de nuestra identidad y pertenencia a una comunidad
Evitar que distintas ideologías pretendan apropiarse de ellas o erradicarlas en función de su sesgo político, la festividad de Santa Agueda, tiene sus raíces más profundas en los ritos de las culturas agro ganaderas propias de nuestra tierra y que pervive en su plano simbólico.

Ya cristianizada, es una festividad que se celebras en las carnestolendas, caracterizada por la inversión de roles, donde la mujer cambiaba su rol con los hombres y donde el fuego, a través de la quema del ‘pelele’, aparece como elemento destructor y renovador en el tránsito invernal hacia la fértil primavera.
Simbólicamente, a nivel social, esto permite poner fin a todo lo que resulta intolerable, y que se hace necesario conjurar de forma colectiva y periódica para permitir que nazca un nuevo periodo de armonía y bienestar en el seno de dicha comunidad, siendo esta misión encomendada a las mujeres de dicha sociedad como verdaderas “dea mater”, pilares básicos para la construcción de una sociedad más justa.
Por todo ello, ¡¡¡Viva Santa Agueda!!!
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