
Las lluvias de los últimos días han favorecido la llegada de ánsares y grullas a la reserva
La llegada del frío y las lluvias de los últimos días ha favorecido la llegada de ánsares y grullas a la Reserva “Las Lagunas de Villafáfila”. Actualmente son más de 5.000 aves invernantes las que están usando las lagunas para invernar y se espera que esta cifra aumente sensiblemente en este mes de diciembre y enero, que es cuando se alcanzan las mayores concentraciones de avifauna en la zona.
Las últimas lluvias de noviembre han permitido que la Laguna Grande, la mayor de todas las lagunas de la Reserva, haya cogido un poco de agua. Esto ha generado un aumento sustancial del número de aves invernantes aunque las cifras están todavía muy lejos de las que se tenían el año pasado por estas fechas.
Como especies curiosas que se han localizado en la Reserva este año cabe destacar la presencia de más de una docena de ánsares caretos grandes, un par de barnaclas cariblancas y una barnacla carinegra.
La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente como viene haciendo todos los años durante estas fechas, anima a todos los ciudadanos a visitar, conocer y disfrutar de una de las joyas medioambientales más importantes de la península y que acumula una mayor densidad de aves.
La situación geográfica en la que se encuentran las “Lagunas de Villafáfila” la convierten en un punto estratégico en las rutas migratorias de cientos de especies de aves, que viajan desde toda Europa hasta Doñana, Norte de África y las grandes zonas costeras de Mauritania. Este es el motivo de las grandes concentraciones de aves invernantes que se producen en estas fechas en la reserva natural.

La especie más emblemática es el ánsar común, conocido popularmente en la zona como ‘pata grande’ (nombre tradicional de la especie que coincide también con el nombre portugués). En el siglo pasado la invernada de esta especie llegó casi alcanzar los 40.000 ejemplares, pero los cambios en sus hábitos de invernada hace que cada vez sean más las que permanecen en invierno en Escandinavia y Holanda y menos las que bajan hasta nuestras latitudes. Actualmente se estima que hay más de 2.000 ejemplares pero se espera que en este mes aumente de una forma muy importante su número.
También se pueden observar numerosas avefría, de pato cuchara, cerceta común, ánade silbón y friso, tarro blanco, fochas, gaviotas; en menor número también hay garceta, zampullín, correlimos común, aguja colinegra, avoceta y garza real.
Los mejores momentos para ver la gran concentración de fauna en las lagunas son el mediodía y el atardecer, ya que en dichos momentos generalmente se produce la entrada de ánsares y grullas a las lagunas para sestear y dormir, siendo el mejor lugar para su observación el observatorio de Otero de Sariegos (término municipal de Villafáfila), en Zamora.
La mayor concentración entre noviembre y febrero
Las máximas concentraciones de avifauna se alcanzan entre noviembre y febrero, pero la mayor diversidad de especies se consigue entre abril y junio. Junto a esta gran variedad de aves asociada al agua, la Reserva alberga todo el año una comunidad de aves diferente, colonizadora de los amplios espacios abiertos y secos; se trata de las aves esteparias, destacando entre todas ellas la avutarda (Otis tarda), que mantiene aquí la mayor población del mundo. Y para enriquecer más si es posible, a todas las especies de aves mencionadas, hay que añadir en las zonas abiertas de esta Tierra de Campos concentraciones de cerca de 80.000 pajarillos invernantes (principalmente alondras) y una amplia gama de rapaces, que tienen aquí su hábitat de nidificación y campeo.
En el centro de la Reserva se encuentra localizado el recinto de la Casa del Parque, donde existe un edificio dotado con medios modernos de interpretación y rodeado de un parque de fauna de 23 hectáreas en el que se puede observar con facilidad fauna acuática en tres lagunas y una zona de aves esteparias que alberga un grupito de avutardas, fácilmente observables por el público.
El gran tamaño de las instalaciones permite compatibilizar la presencia de público con las medidas de seguridad establecidas para la COVID, existiendo geles desinfectantes a la entrada de las instalaciones y en todos los observatorios del recinto, con cupos para poder asegurar la distancia. No obstante, como en cualquier otro recinto en estas circunstancias, es necesaria la colaboración de todos los visitantes para evitar cualquier riesgo de contagio, apunta Ical.