
Tras el obligado parón provocado por la pandemia de la Covid, la provincia ha recuperado las procesiones de la octava del corpus que tanta tradición atesoran, especialmente las de las localidades de Fuentepelayo y La Granja



Declarada Manifestación de Interés Cultural Provincial, la de la Villa de Fuentepelayo se remonta a los siglos XVI y XVII. Tras partir de la iglesia de Santa María la Mayor, la procesión va realizando distintas paradas en su recorrido por el pueblo, siempre acompañada por los danzantes del pueblo y sus famosos paloteos.

La procesión de La Granja se remonta al siglo XIX. Un grupo de alabarderos escolta a la custodia, que va precedida por niños que han tomado este año la primera comunión. La comitiva parte de la Colegiata del Palacio Real y transita por los jardines del Palacio realizando dos paradas en sendos altares junto a las fuentes de La Fama y la Cascada, que funcionan para la ocasión.
Tras la procesión, la Unidad de Música de la Casa Real ofrece desde principios de este siglo un concierto en el Patio de la Herradura, que lamentablemente no pudo celebrarse este año a causa de la lluvia.