
Natural de Santervás de Campos (Valladolid), el descubridor de la Florida (EEUU) es más que un personaje histórico al otro lado del Atlántico: da nombre a varias calles principales, plazas, estatuas y edificios
Con motivo del quinto centenario de su muerte, repasamos sus pasos a lo largo de casi una veintena de lugares: Valladolid, Sahagún, Sevilla y Granada (España); Santo Domingo y Salvaleón de Higüey (República Dominicana); Bimini (Bahamas); La Habana (Cuba); San Juan (Puerto Rico), y Cabo Cañaveral, Puente Vedra, San Agustín y Tampa (Florida, Estados Unidos)
Un fuerte hilo rojo une de forma inseparable la historia de Valladolid y Florida. El nexo de esa unión tiene un nombre propio: Juan Ponce de León. Y un único origen: la provincia de Valladolid. Este vallisoletano fue el primer europeo en pisar Norteamérica hace ya más de 500 años; el primero en descubrir para el mundo Occidental el norte de todo un continente. Es oficialmente el descubridor de La Florida, y con él comenzó la historia española y americana en América del Norte.
Ahora, justo cuando están a punto de cumplirse cinco siglos de su fallecimiento (julio de 1521), Viajar y Mucho Más rinde un homenaje al responsable de descubrir un territorio en el que ondeó la bandera de España durante tres siglos. Recorremos los 6.959 kilómetros en línea recta que distan entre su lugar de nacimiento, Santervás de Campos, Valladolid, (en la imagen de arriba, estatua dedicada a Ponce de León en su pueblo natal) y el lugar que elevó a la historia a este terracampino, Florida, EEUU.


Ni los ‘padres peregrinos’ del Mayflower, ni acción de gracias, ni el inglés, ni el té… El descubrimiento de Florida se produjo en 1513 y tal expedición fue capitaneada por el vallisoletano Juan Ponce de León. Con esta hazaña, se adelantaba casi un siglo al mito inglés del nacimiento de lo que hoy se conoce como Estados Unidos.
Pero ¿quién es Ponce de León?
Es en mayúsculas el descubridor de Florida y gobernador de Puerto Rico. Nació en las llanuras de Tierra de Campos. Concretamente en 1460 en Santervás de Campos, un pequeño municipio al norte de la provincia de Valladolid (aunque por aquel entonces pertenecía al Reino de León) que cuenta actualmente con 113 vecinos y que hunde sus raíces en los siglos IX y X, fruto de la repoblación de la meseta por señores del reino de los asturleoneses.


De ascendencia noble, se dice que descendía de una hija ilegítima del rey Alfonso IX de León, lo que le mantuvo siempre dentro de la élite social. Fue bautizado en la iglesia de San Gervasio y San Protasio de Santervás y precisamente una réplica de aquella pila bautismal fue regalada a la ciudad de San Agustín, en Florida, por ser el primer asentamiento español que hubo en Norteamérica. Pese a que Ponce vivió poco tiempo de su infancia en el pueblo, regresó a sus orígenes en varias ocasiones durante su vida para visitar a su madre.
Fue educado en letras, primero en Sahagún (León), y más tarde en Sevilla, donde residió en la casa de un pariente. Desde su juventud ejerció como paje y escudero del también vallisoletano Pedro Núñez de Guzmán, que le instruyó en armas.
Debido a su ascendencia noble y su privilegiada educación, el joven Juan sirvió como paje del entonces príncipe Fernando (más tarde Fernando el Católico), justo desde que este entró en Castilla para contraer matrimonio en Valladolid, y en secreto, con la princesa Isabel.

Su dominio de las artes militares le llevó a combatir, durante años, en la conquista del Reino de Granada. Llegó a participar en la marcha triunfal de entrada en la ciudad, en 1492, con la que se ponía fin a la contienda contra los musulmanes. Ahí se forjaría una confianza con los monarcas que le acompañaría toda la vida.
Un año más tarde, en 1493, por encargo del ya rey Fernando de Aragón, Ponce se enroló como tripulante en el segundo viaje de Colón a las Indias. Fue uno de los primeros castellanos en ‘hacer las Américas’. Buscaba hacer fortuna en esa prometedora empresa, y lo consiguió.
Desembarco de Ponce en La Española (República Dominicana)
Ayudó en la conquista de la Española (actual Haití y República Dominicana), donde conocería a una mujer indígena, que trabajaba de mesonera en Santo Domingo y que cambió su nombre por el de Leonor. Con ella contrajo matrimonio y tuvo cuatro hijos: Juana, Isabel, María y Luis.

Sus primeros años allí se desarrollaron en el más estricto anonimato. No fue hasta 1504 cuando aparecía por primera vez en un documento histórico. ¿El motivo? Participar en una operación para sofocar el levantamiento de los indígenas en Higüey.
Como recompensa, el gobernador de la Española, Nicolás de Ovaldo, le entregó 225 hectáreas de tierra en San Rafael de Yuma, donde fundó la ciudad de Salvaleón de Higüey. Allí construyó una casa palaciega, en la que vivió con su mujer y sus cuatro hijos mientras cultivaba yuca y cuidaba del ganado.

Ponce, gobernador de Puerto Rico
La Española pronto se le quedó pequeña. Su ambición la tenía puesta al otro lado del canal. No en vano, los indios zaínos le habían relatado las riquezas que escondía Boriquén (isla bautizada por Cristóbal Colón como San Juan Bautista, pero no colonizada entonces). Es el actual Puerto Rico.

Ponce de León obtuvo en 1508 el permiso del gobernador de la Española, Nicolás de Ovando, para explorar la isla. Costeó la expedición y se acompañó de medio centenar de hombres, entre colonos españoles y guías nativos.
Ponce fundó el primer asentamiento español en la isla. Se llamaba Caparra. Y no solo lo fundó, sino que decidió fijar en ese punto su hogar. Construyó una casa solariega, en la que residiría con su mujer y sus cuatro hijos, y mandó construir la primera fundición de oro. Y es que había descubierto que San Juan era más rica en oro de lo que le había narrado. Aprovecharía para cultivar grandes extensiones de yuca que vendería a todos los navíos que fondeaban o atracaban en aquel puerto.
Dos años más tarde, en 1510, el rey Fernando el Católico le nombró gobernador, capitán y juez de San Juan. Parecía que la ascensión de Ponce de León no tenía límites, pero se cruzó en su camino Diego Colón, primogénito de Cristóbal Colón, quien reclamaba los derechos sobre esa isla.
Fernando el Católico mantuvo firme a Ponce como gobernador de San Juan, le envió ganado y caballos desde España y otorgó a la isla su propio escudo de armas (el primero del Nuevo Mundo). Sin embargo, en 1511, el hijo de Colón ganó sus pleitos a la corona, recuperó el control de la isla y despojó a Ponce de su cargo.
Primer europeo en pisar Florida
Ponce de León poseía riqueza por sus años como gobernador, pero carecía del cargo que se las garantizara en un futuro. Por ello se lanzó en busca de nuevas tierras que le proporcionaran ambos. Quería recuperar la gloria perdida.
“Hallándose Juan Ponce de León sin oficio […] y viéndose rico, determinó de hacer alguna cosa con ganar honra y acrecentar su hacienda, y como había nueva que se hallaban tierras a la banda del norte, acordó de ir a descubrir hacia aquella parte”, señalaba en 1601 el cronista Antonio de Herrera y Tordesillas.

El vallisoletano solicitó de nuevo permiso real para explorar los territorios situados al norte de Cuba. Así figura en una capitulación emitida por la Corona y firmada en Burgos el 23 de febrero de 1512. El rey Fernando compensaba a Ponce por la entrega de la isla de Puerto Rico a Diego Colón, y le concedía permiso para reclamar las tierras de Bimini, donde las leyendas indígenas situaban la existencia de la fuente de la juventud eterna. ¿Mito o realidad?
Ya fuera por buscar esa fuente o por encontrar oro, el 29 de enero de 1513, el vallisoletano ya tenía preparadas dos carabelas: la Santiago y la Santa María de la Consolación, que costeó él mismo, y a la que sumaría el pequeño bergantín San Cristóbal. Las tres naves, bien provistas de marineros, zarparon el 3 de marzo del puerto de San Germán, en Puerto Rico, con rumbo al noroeste, hacia la isla de Bimini.
Atravesaron el intrincado laberinto de las islas Bahamas y el 27 de marzo se escuchó a bordo, a buen seguro, el ya tradicional grito de ¡Tierra a la vista! Creyeron que se trataba de una isla, pero no, realmente era toda una península: la península de Florida. Habían descubierto, por casualidad, el vasto territorio de Norteamérica. Daba comienzo así la historia europea en el país hoy más poderoso del mundo.

El nombre elegido para esa ‘nueva’ tierra se debió a que los navegantes descubrieron el territorio el domingo de Resurrección, festividad conocida también como día de la Pascua Florida y a que se encontraron con un territorio llano que rebosaba vegetación.
El lugar exacto donde desembarcó no está exento de dudas. Podría ubicarse entre el actual Cabo Cañaveral (donde hoy se mira al espacio) y la ciudad de Jacksonville, en el norte del conocido actualmente como ‘estado del Sol’, o bien cerca de la ciudad de San Agustín -la ciudad levantada de origen europeo más antigua de los actuales EEUU-.

Lo que sí está documentado es que al mediodía del 2 de abril de 1513, el navegante registró su ubicación a treinta grados ocho minutos de latitud norte, justo al sur de la actual playa de Ponte Vedra. No fue hasta el día siguiente cuando Ponce de León tocó tierra, convirtiéndose de esta forma en el primer europeo documentado que pisó Norteamérica.

Tras tomar posesión de la nueva tierra en nombre de la Corona española (parece ser que ocurrió el 8 de abril), la expedición puso rumbo hacia el sur. Navegó muy pegada a la costa porque, ante su sorpresa, se encontró con “tal corriente que, aunque contaban con viento a favor, no navegaban hacia delante, sino hacia atrás”, tal y como recogió el navegante en su cuaderno de bitácora el 22 de abril.
Sin saberlo, habían descubierto la corriente del Golfo; la misma que se inicia en el mar Caribe y que facilita de forma rápida y segura la navegación de regreso a Europa desde América.
Doblaron el actual cabo Cañaveral, al que llamaron Cabo de Corrientes; recorrieron los cayos, no sin dificultad, y navegaron hacia la costa oeste de la península hacia el norte llegando a la bahía de Tampa.

Sin embargo, su propósito de establecerse en tierra en varios puntos de Florida fue impedido por la hostilidad que le iban mostrando los nativos pertenecientes a diferentes grupos. De ahí que el 14 de junio, el vallisoletano decidiera dar por terminada la expedición e iniciar el camino de regreso a Puerto Rico.

Segunda expedición de Ponce a Florida
Presa del entusiasmo, en 1514 regresó a Castilla con la noticia de estos nuevos descubrimientos y solicitó permiso al rey Fernando el Católico para poblar y descubrir las nuevas tierras. Fue nombrado ‘adelantado de La Florida y Bimini’, así como capitán de la armada contra los caribes.
“Su deseo hubiera sido continuar de inmediato a la Florida, pero nuevas revueltas en la isla y la muerte de su esposa doña Leonor le retuvieron […]. La salida se demorará más de seis años”, como narra la historiadora María Antonia Sáinz Sastre.
Sin embargo, influenciado por las noticias que llegaban desde México con los triunfos de Hernán Cortés, el descubridor inició su segunda expedición a la Florida.
Era ya sexagenario cuando partió, el 21 de febrero de 1521, de Puerto Rico con dos carabelas, 50 caballos (hasta entonces no existían en Estados Unidos), otros animales domésticos, como el cerdo, y 200 hombres, algunos religiosos, otros campesinos, otros soldados… y todo lo necesario para fundar una ciudad. Su objetivo era asentar población en ese territorio, pero de nuevo fracasó.

Llegó al sur de la bahía de Tampa, donde se encontró con la hostilidad de los nativos (indios Calusa) que, sin permitirles desembarcar, cayeron sobre ellos. Una de las flechas envenenadas impactó contra Juan Ponce de León. Consciente de la gravedad de su herida, él mismo ordenó la retirada y pidió que le trasladaran hasta la Habana, donde falleció pocos días después.
Murió en Cuba y sus restos fueron trasladados en 1559 a San Juan, Puerto Rico, donde permanecen en un gran mausoleo de mármol en la Catedral de Viejo San Juan. ¡Aquí descansan los huesos de un león!, reza la leyenda del sepulcro.


Reconocimiento a Ponce de León
Así concluía la vida de este ilustre vallisoletano que la sola enumeración de títulos y logros conseguidos da muestra de su personalidad. A ambos lados del charco se conoce y reconoce su figura, aunque con distinto entusiasmo. En Valladolid, en su pueblo natal, una escultura y un museo, creado en 2017, homenajean a su vecino más heroico. Al otro lado del Atlántico, la ‘devoción’ por el explorador vallisoletano es mayor.

Realmente para conocer quién fue Ponce de León lo mejor es adentrarse en Florida y Puerto Rico. Para los más de 21 millones de habitantes de ese estado estadounidense y los 3 millones de puertorriqueños, Juan Ponce de León es mucho más que un personaje que aparece como simple reseña en los libros de historia. A él le dedican calles principales, plazas, estatuas, casas-museos, los alumnos estudian su pasado en la escuela e incluso la segunda ciudad más importante de Puerto Rico recuerda a Ponce.
No son pocos los vecinos de ambos territorios que desandan el camino emprendido por Juan Ponce de León para conocer en Santervás de Campos el punto exacto donde arrancó su historia.

Por Mar Peláez