Representantes de las sociedades y agrupaciones de emigrantes de Castilla y León en Cuba. En la imagen, en la sede de la Casa Regional en La Habana

Emigrantes de Castilla y León en Cuba relatan su forma de subsistir con la pandemia y la actual carestía de los productos básicos y consideran las ayudas de la Junta la «mejor causa noble»

“Hay que luchar con la vida. He sobrevivido a la pandemia y ahora, incluso, en el barrio donde vivo, El Sevillano, ya podemos quitarnos el tapabocas (mascarilla). Pero tengo que reconocer que esa enfermedad ha hecho daño a mucha gente”. Así se lamenta Manuela Seisdedos, de 92 años, una de las miles de castellanas y leonesas de la diáspora, de una emigración que a la ya habitual nostalgia por su tierra de nacimiento suma la incertidumbre y el miedo de una pandemia que también golpeó la isla sin piedad.

Manuela Seisdedos.


Castilla y León es una de las comunidades de emigrantes con más arraigo y tradición en Cuba, un país que acogió en los primeros años del siglo pasado a miles de españoles que huían del hambre e incluso de la Guerra Civil. Sus descendientes, la mayoría de avanzada edad, son gente muy humilde, pero orgullosa de la tierra que vio nacer a sus padres, abuelos y bisabuelos: Castilla y León.
Conocer sus historias, su vida diaria en medio de una pandemia que durante dos años ha mantenido (y mantiene aún) en vilo a todo el mundo y comprobar cómo afrontan ahora las consecuencias y cambios sociales y económicos derivados de ello es lo que motiva a la agencia Ical a contactar in situ con varios de estos castellanos y leoneses en el exterior. Porque son, no hay que olvidarlo, ciudadanos de Castilla y León con los mismos derechos que cualquier otro residente en la Comunidad.

La sede la Casa Regional de Castilla y León se ubica en la calle Neptuno de la capital cubana. A la derecha, el cartel que anuncia la sede.


Son personas que hablan sin pelos en la lengua o, mejor dicho, que se expresan desde el corazón y que añoran tiempos no tan lejanos en los que las Operaciones Añoranza y los planes Raíces y Encuentros eran, al menos, la mejor manera de estrechar los 7.200 kilómetros que separan España de Cuba y vivir esa experiencia de afecto y cariño en el propio terruño de sus antepasados.
A sus 92 años de plena lucidez, Manuela Seisdedos ha sorteado una enfermedad devastadora en el mundo. Es todo un ejemplo de optimismo, a pesar de las dificultades, y agradece la ayuda recibida desde el Gobierno de Castilla y León para adquirir productos de primera necesidad. Vive sola, su marido falleció hace un tiempo, no tiene hijos y su único hermano se fue a Nueva York, hace tantos años como los mismos que acumula la Revolución liderada por Fidel Castro.

Los miembros de las agrupaciones de emigrantes posan en la Casa Regional de Castilla y León en La Habana.


Aquí, en La Habana, la gente se extraña de mi apellido”, afirma Manuela con nostalgia. Su padre nació en Fermoselle y hace diez años tuvo la oportunidad de viajar hasta la localidad zamorana. Relata con verdadero desparpajo que se acercó al cementerio del pueblo para conocer la tumba de sus abuelos. Aunque, a renglón seguido, reconoce: “Fui incapaz; había muchas sepulturas con el apellido Seisdedos, así que me dirigí a todas las que tenían esa inscripción en la lápida para pronunciar unas palabras de afecto y recuerdo”, rememora.

Joaquín Pérez Guardamino, junto a su esposa Lázara, en la puerta de su casa en La Habana.


Joaquín Pérez Guardamino tiene 65 años. Su familia procede de Espinosa de los Monteros (Burgos). Y lo primero que quiere expresar es su profundo agradecimiento a “la mejor causa noble” que ha experimentado y que no es otra que las ayudas que durante este tiempo de tremenda dificultad por la pandemia y la inflación ha recibido desde la Comunidad. “Estoy eternamente agradecido”, subraya orgulloso, porque gracias a esa aportación ha podido “resolver y tirar para adelante en estos duros meses junto a mi mujer, Lázara Gutiérrez Ávila”.
No quiere dejar de enumerar los productos que ha podido adquirir a través de esta subvención personal: artículos de aseso personal, jabón de baño, detergente, papel higiénico… sin olvidar los productos de alimentación más esenciales. “Hasta hemos podido comer de nuevo guisantes, que hacía muchos años que ni los probábamos; también chocolate, embutido, espaguetis o café”, recuerda emocionado.
El agradecimiento profundo hacia la tierra que vio nacer a sus antepasados es común entre estos castellanos y leoneses con pasaporte cubano, que sienten con auténtico orgullo los vínculos de afecto hacia Castilla y León. Da igual que se hable con María Aurora Pérez Guardamino, presidenta de la Sociedad Benéfica Burgalesa; con Alexis Ignacio Ruiz Méndez, vicepresidente de la Colonia Salmantina en Cuba; María Felicidad Amat Zabaleta, vicepresidenta de la Colonia Palentina, o la con la propia presidenta de la Casa de Castilla y León en Cuba y máxima responsable de la Sociedad Zamorana, María Antonia Rabanillo. Todos, absolutamente todos, sienten este trozo de España como parte de sus vidas.
Muchos de los socios de estas entidades han podido subsistir durante estos complicados meses gracias al apoyo público de la Junta, que concede 120.000 euros al año a unas organizaciones que, tras el tedioso papeleo administrativo, se encargan de distribuir entre los centenares de ciudadanos más necesitados y que viven repartidos por toda Cuba, no sólo en la capital, La Habana.
A los efectos de la Covid-19 se suma ahora la descomunal escalada de precios que sufre la isla y que toca de lleno al coste de artículos de primera necesidad. Tampoco el reciente periodo electoral en Castilla ha permitido agilizar a la llegada de este tipo de ayudas. “De hecho queremos estar en España próximamente en el pleno del Consejo de la Emigración y, con ese motivo, pretendemos visitar al presidente Fernández Mañueco; al nuevo consejero de Presidencia, Jesús Julio Carnero (a quien María Antonia se refiere desde la cercanía) y al director general de Acción Exterior, Fernando Rubio.
Además, y por si las cosas no eran ya de por sí extremadamente difíciles, las revueltas acaecidas en La Habana en julio de 2021 impidieron “recibir un cargamento de ayuda con medicamentos y alimentos. Nos enviaron al final una ayuda de unos 13.000 euros, que pudimos emplear en la adquisición de artículos de necesidad con la ayuda del embajador que nos tramitó una tarjeta bancaria. Una ayuda económica que se ha distribuido entre más de 300 personas muy necesitadas, pero cuya cuantía no alcanza para cubrir las necesidades básicas de tantas otras personas”, expresan los miembros de la Casa de Castilla y León en Cuba.
Pero, “créanme, hay que ver la cara de la gente cuando recibe la ayuda y los rostros de emoción incontenida”, subraya María Antonia Rabanillo, mientras el resto asiente con la cabeza de manera elocuente.

Las sociedades castellanas y leonesas en Cuba, contra el olvido de las diputaciones

Las agrupaciones provinciales asociadas en la Casa de Castilla y León en Cuba cargan contra lo que consideran un olvido de las diputaciones provinciales.En la peor etapa que estamos atravesando, han fallado las diputaciones”, insisten con resignación, mientras denuncian que algunas de estas instituciones han paralizado sus programas de ayuda con sus comunidades e, incluso, hasta el contacto. Contrasta esta decepción con el agradecimiento que profesan a las ayudas que puntualmente reciben del Gobierno autonómico: “dependemos de la Junta, que siempre se ha portado muy bien”, concluyen.
Un ejemplo evidente de la compleja situación lo aporta la drástica reducción de actos de concordia y convivencia que habitualmente celebraban estas agrupaciones en fechas señaladas para recordar su tierra de origen. “Antes, a lo mejor, a un acto se invitaba a 100 socios y ahora, como mucho, justo a la mitad. Porque también los locales y el pequeño ágape que se ofrece son en estos momentos muy costosos”, coinciden en comentar.“
No tenemos fondos propios para poder utilizarlos y luego justificar esos gastos para que puedan ser repuestos. ¿Cómo hacer esto? Por no hablar de los problemas de justificación que eso conlleva”, advierte María Felicidad Amat Zabaleta, vicepresidenta de la Colonia Palentina. Nos llegan, por ejemplo, invitaciones del Ayuntamiento de Palencia para asistir a un acto, pero, ¡cómo vamos a ir si tenemos lo justo para la comida del día!”, añade con gesto de sorpresa.
Los salarios han subido 5 y los gastos 15. Esa es la proporción existente ahora. ¿Qué hacemos? Y ellos mismos responden a su pregunta: “Pues, campear la situación y sobrevivir como podemos”. “Por eso lo que pedimos al menos es que nos dejen las ayudas como están, al margen de parámetros de salarios o del brutal incremento económico de los productos. Un pancito con jamón costaba antes 5 pesos y ahora son 150”, puntualizan.
María Aurora Pérez Guardamino, presidenta de la Sociedad Benéfica Burgalesa, tampoco se olvida de expresar su agradecimiento a la Junta. Esta sociedad cumple el próximo ejercicio 130 años de existencia, pero con la aportación de los asociados será inviable su mantenimiento. “De la Diputación de Burgos, jamás hemos recibido ni una ayuda. Sí que ha habido durante años el programa Añoranza, pero lo sufragaba el Ayuntamiento”, señala.
Todos insisten en la recuperación de las Operaciones Añoranza, porque “para nosotros representan más que una ilusión, ya que permiten a muchas personas tener la oportunidad de conocer su tierra de origen. Y si ahora en lugar de poder enviar a 20 personas, hay que enviar solo a 10, pues a que sean 10”.

«Somos agrupaciones de sentimiento hacia la tierra, no entidades para hacer negocios»

Somos agrupaciones exclusivamente de cariño, de sentimiento personal hacia la tierra de la que realmente procedemos. No somos agrupaciones para hacer negocios, sino que somos sociedades para mantener esos lazos y ese cariño hacia la tierra de nuestros padres y abuelos”, reitera María Antonia Rabanillo, presidenta de la Casa de Castilla y León en Cuba.
“¿Por qué cuesta tanto trabajo que todas las diputaciones se sensibilicen y trabajen en la misma línea?”, se pregunta María Felicidad Amat. “Está claro que vamos a tener que reducir las actividades, pero las sociedades no se van a cerrar, aunque tengamos que realizar los actos de confraternidad sólo con pan”, asumen. Y a pesar de todo lo anterior, “que sepan ustedes que Castilla y León suena más que Galicia, y eso que esta comunidad concede ayudas excepcionales y personales a cada mayor de 70 años”, apuntan con firmeza.

Miembros de las diferentes agrupaciones de emigrantes, reunidos por ICAL en la Casa Regional de Castilla y León en La Habana (Cuba).

“Sólo las provincias de Ávila, Valladolid, Segovia y Soria carecen de agrupación provincial como tal. La de Valladolid realizó en 2009 una Operación Añoranza, pero las otras tres provincias no han hecho nunca nada”, expresan con pesadumbre.
Castilla y León abona 120.000 euros al año. No es una ayuda a los emigrantes de Cuba, sino a todos los países latinoamericanos, “pero nosotros, Cuba, trabajamos con ahínco y presentamos todos los documentos, por eso al final prácticamente la totalidad de las ayudas caen hacia este lado del Atlántico”, explica Rabanillo. Gracias a ello, las ayudas personales alcanzaron la cifra de 319 euros anuales.
Antes de la pandemia, la Sociedad tenía 870 socios, ahora, suman 782
. Y, lo peor, muchos jóvenes, unos 2.700, han huido, mayoritariamente hacia Estados Unidos. Hay incluso algunas sociedades que se han quedado sin jóvenes.
“Defendemos la permanencia de las Sociedades para difundir la cultura de Castilla y León y que las comunidades provinciales de la Comunidad puedan seguir reuniéndose aquí”. “Las ayudas a las personas son muy importantes, pero, por encima de todo, nuestros desvelos se concentran en el mantenimiento de las actividades que desarrollan las Sociedades: los talleres con los niños y los adultos, las clases de pintura o de bailes tradicionales… No queremos dejar de ser las sociedades punteras de toda España. Por eso lo importante, es la función que tienen este tipo de agrupaciones”, apunta finalmente María Antonia Rabanillo.

Texto y fotografías: Rafa Monje (Agencia Ical)

viajarymuchomas.com