
Un recorrido por las obras del artista en Cataluña, Cantabria y León
Citar a Antonio Gaudí es hablar de excelencia arquitectónica y de un estilo que no deja indiferente a nadie tanto en España como en el resto del mundo. Un artista admirado y considerado como el máximo representante del modernismo catalán. Y aunque fue en Cataluña donde desarrolló la mayoría de sus proyectos y creaciones, también hay otros espléndidas muestras de su avalada obra fuera de esa comunidad autónoma. La ciudad de León, Astorga (León) y Comillas (Cantabria)… dan buena muestra de su trabajo reconocido internacioanlmente. De la mano de España Fascinante os presentamos un recorrido que os asombrará. ¿Comenzamos?

Obras de Gaudí en Barcelona
Gaudí fue un arquitecto con un sentido innato de la geometría y el volumen. Además, concebía sus edificios atendiendo tanto a las soluciones estructurales como a las funcionales y decorativas. Su afán de renovación sin romper con la tradición es indiscutible en cada una de sus creaciones, en las que las formas de la naturaleza tenían, además, un papel primordial. Estas son las construcciones del arquitecto aún en pie repartidas a lo largo de toda la provincia de Barcelona, donde dejó una huella imborrable.


La Sagrada Familia, la obra más representativa de Gaudí
La Sagrada Familia es, sin duda, el edificio más representativo de la obra de Antonio Gaudí, además de uno de los monumentos más visitados del mundo. El arquitecto comenzó a trabajar en ella en 1882 y continuó haciéndolo hasta su muerte en 1926. Se trata de una catedral formada, a grandes rasgos, por una cúpula central, tres torres, una nave central y numerosas galerías y ventanas. En su cripta, se halla enterrado su creador. Por otra parte, su exterior está conformado por tres fachadas que representan las tres fases de la vida de Jesús: Nacimiento, Pasión y Gloria.
Tras la muerte de su diseñador, las obras de la misma siguieron en base a sus planos y bocetos y continúan hasta el día de hoy. Pues si algo caracteriza a la Sagrada Familia es que se trata de una obra inacabada.

El mecenazgo de Eusebio Güell: Parque Güell, Palacio Güell y Colonia Güell
Gaudí y el industrial catalán Eusebio Güell desarrollaron una larga amistad y un fructífero mecenazgo que dio origen a algunas de las más destacadas obras de Gaudí, como son el Parque Güell, el Palacio Güell o la Colonia Güell.
De estas tres construcciones, la más famosa es sin duda la del Parque Güell, un parque público ubicado en el distrito de Gràcia de Barcelona, aunque por el que hay que pagar una entrada. Este recinto se inauguró en el año 1906 y es famoso por los numerosos mosaicos y formas geométricas que salpican sus terrenos. Abundantes árboles y arbustos ofrecen sombra y refugio a los visitantes, mientras que un lago artificial, fuentes y canales refrescan sus recovecos. Aquí también se halla, por cierto, la Casa-Museo Gaudí, lugar que fue la residencia del artista durante casi 20 años.
En lo que respecta al Palacio Güell, esta es otra de las obras de Gaudí donde el arquitecto mezcla estilos como el gótico y el renacentista. Este palacio se diseñó para el industrial textil Eusebio Güell entre 1885 y 1889 con el fin de convertirse en una residencia de lujo para la familia Güell. Sin embargo, nunca llegó a habitarse…

Por último, entre 1898 y 1914 se construyó la Colonia Güell. El mecenas catalán la fundó para dar alojamiento a los obreros de su fábrica de algodón. El proyecto de Gaudí incluia casas para los obreros, una iglesia, una escuela y una fábrica. La Colonia Güell está catalogada como Bien de Interés Cultural por el gobierno de España y es parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2005. En su interior se encuentra además la Cripta Güell, una edificación que le sirvió de laboratorio al arquitecto, pues en ella experimentó innovaciones que más tarde aplicaría a la Sagrada Familia.

Las casas de Gaudí: Casa Batlló, Casa Vicens y otras
A finales del siglo XIX Barcelona era una ciudad de cambios que se hallaba en pleno desarrollo urbanístico. Fue entonces cuando proliferó también una nueva clase social: la burguesía industrial. A la par nacía el barrio del Eixample, que pronto se convirtió en el barrio de moda. Esta nueva burguesía comenzó a fijar aquí sus residencias. Así fue como la arquitectura se troncó en un símbolo de estatus social.
De aquellos años han quedado como testigos las numerosas casas modernistas que se construyeron en una zona disputada por los grandes arquitectos del momento. Por supuesto, Gaudí era uno de ellos. Así, en esta zona, entre la calle de Caspe y la de les Carolines, pasando por todo el Passeig de Gràcia, podemos ver cuatro de estas viviendas con la firma de Gaudí: la Casa Calvet, la Casa Batlló, la Pedrera-Casa Milà y la Casa Vicens.

Otra de las casas de Gaudí, probablemente menos conocida, es la Casa Figueras, más conocida como Torre de Bellesguard. En este caso la construcción, que está inspirada en un castillo medieval que ocupaba anteriormente la zona, se halla más lejos que el resto de las viviendas. Junto a la Ronda de Dalt, al pie del Tibidabo. Se trata de una de las obras más singulares del autor.
Otros proyectos del arquitecto en la Ciudad Condal: las farolas de la Plaza Real, el Portal Millares…

Todos los lugares descritos hasta el momento son, para quien conozca un poco la obra del arquitecto, bastante conocidos, exceptuando, quizás, la Torre de Bellesguard. Pero Antonio Gaudí dejó además otras huellas de su existencia en obras más pequeñas. Las farolas de la Plaza Real de Barcelona llevan la firma del arquitecto, su primer encargo de cierta importancia. Luego, en los jardines del Palacio Real de Pedralbes, se halla la fuente de Hércules, también conocida como Fuente Gaudí, construida en 1884.
Otra de las migas de pan que este modernista dejó en el camino fue el conocido como Portal Millares. En un principio, el arquitecto fue contratado para construir todo un complejo de viviendas. Sin embargo, fue el arquitecto Doménec Sugranyes el que finalmente llevó a cabo este proyecto llamado hoy Casa Miralles. Gaudí se limitó a construir el portal de entrada y la pared perimetral.
Más grande es el Colegio de las Teresianas de Barcelona, aunque igualmente desconocido. Este edificio, ubicado en el barrio de Sarrià-Sant Gervasi, fue ideado en un principio por el sacerdote San Enrique de Ossó. Cuando la estructura del edificio ya llevaba una altura de unos 80 centímetros, el sacerdote le ofreció el proyecto a Gaudí bajo una condición: que preservara la sobriedad del diseño original. El arquitecto así lo hizo.
Otros proyectos del arquitecto en la provincia de Barcelona (pero no en la ciudad)

Además de las muchas obras que Antonio Gaudí construyó en la capital catalana, este extendió su talento a otros lugares de la provincia barcelonesa. Es el caso de, en primer lugar, el Xalet del Catllaràs y los Jardins Artiga, ambas construcciones relacionadas. El chalet, erguido en el municipio de La Pobla de Lillet, se construyó por encargo de, una vez más, Eusebi Güell, con la intención de dar cobijo a los mineros que extraían piedra para la fábrica de Cemento Asland.
Mientras Antonio Gaudí se encargó de este proyecto, la familia Artigas, cuyo cabeza de familia fue un importante industrial textil, acogió al arquitecto. Para agradecer la hospitalidad de este empresario, Gaudí le construyó un jardín, el Jardín Artigas, un recinto que podría considerarse una especie de hermano mellizo del Parque Güell.
Antes de estos proyectos, el artista barcelonés dejó su marca en otro lugar de Barcelona: Mataró. Aquí recibió su primer gran proyecto: el diseño de la Cooperativa Obrera Mataronense, de la cual hoy solo queda Nau Gaudí, probablemente el edificio más sencillo y simple del arquitecto.
Para acabar este apartado de obras de Gaudí en España, hay que hablar también de las Bodegas Güell, un conjunto arquitectónico ubicado en el término de Sitges. De nuevo, Eusebi Güell fue el que le encargó el proyecto al artista, que en esta ocasión utilizó un estilo neogótico.
La obra de Gaudí en Comillas (Cantabria)

El Capricho de Gaudí se encuentra en el municipio de Comillas, en Cantabria, y se construyó entre 1883 y 1885 por encargo del indiano Máximo Díaz de Quijano. Se trata de una obra inscrita en la etapa orientalista del autor, etapa que mezcla el estilo modernista con influencias de la cultura del Próximo y Lejano Oriente, junto con elementos del arte islámico hispánico. Gaudí plasmó en este edificio, que hoy es una casa-museo, su visión de la casa ideal, compaginando el diseño con las capacidades del entorno y los gustos del promotor.

Y en la provincia de León
El Palacio Episcopal de Astorga
El Palacio Episcopal de Astorga, también conocido como Palacio de los Obispos, se construyó entre los años 1889 y 1915. Se diseñó para albergar la residencia de los obispos de Astorga y para servir como sede de la catedral del mismo nombre. La fachada principal del edificio es una obra maestra de Gaudí en la que se combinan elementos góticos, neogóticos y modernistas.
La Casa Botines

Antes de edificar la Casa Vicens o la Casa Batlló, Gaudí pudo plasmar sus innovadoras ideas en otro edificio de viviendas: la Casa Botines. En un principio, este inmueble fue concebido para que los empresarios Simón Fernández y Mariano Andrés pudieran ampliar su negocio. La idea era hacer un edificio que incluyera almacenes junto con viviendas de alquiler para familias burguesas. Gaudí así lo hizo.
El edificio sirvió para tal fin, sede de venta de tejidos y casa de cambio, hasta 1929. Después, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León lo compraron. Hasta 2017, cuando Casa Botines se musealizó y se abrió al público. En medio, la casa fue declarada Monumento Histórico de Interés Cultural en 1969 y se la restauró de manera íntegra en 1996.

Para construir este inmueble el arquitecto catalán se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval y lo adaptó, tomándose, por supuesto, ciertas libertades. Así lo demuestran su uso de arcos, columnas y detalles decorativos. El diseño de los balcones y la ornamentación de la fachada le dan un toque especial a la casa. Además, incluye una gran cantidad de detalles decorativos, como mosaicos, paneles de cerámica, relieves y estatuas.
Jiménez de Jamúz (León): donde se fabricaron los ladrillos

En la localidad leonesa de Jiménez de Jamúz es donde, a finales del siglo XIX, se fabricaron los ladrillos de barro vidriado que cubren las nervaturas de los arcos ojivales del imponente edificio del Palacio Episcopal de Astorga.
El Ayuntamiento de Santa Elena de Jamúz, que gestiona el Alfar Museo ubicado en Jiménez, recibió el encargo de elaborar una seria de piezas iguales a las preparadas en su día por los artesanos de la localidad elegidos por Gaudí. El alcalde, Jorge Fernández, subrayó que estos ladrillos se han hecho “con la misma arcilla, el mismo vidriado y los mismos motivos decorativos” de entonces, cuando el arquitecto, a pesar de la presencia de empresas ladrilleras en la zona, decidió que fuera alfareros y no ceramistas los que se encargaran de fabricar estos elementos.
“Este es nuestro orgullo. Gaudí vino a Jiménez, donde entonces había unos 50 alfareros y varios de ellos trabajaron durante meses en ese encargo. Vino a Astorga y se acercó a Jiménez y puso en valor su arte”, subraya sobre una trabajo llevado a cabo a partir de unos moldes de madera y latón de lo que se conservan varios originales en el Palacio Episcopal. La decoración de los ladrillos se hizo al gusto de cada alfarero y ninguno de ellos es igual a otro.
Ahora es Jaime Argüello, el maestro alfarero del Museo, el que tiene en sus manos los moldes que ideó Gaudí. Orgulloso de poder contribuir de forma tan directa a la obra de restauración del Palacio, las nuevas piezas llevan su huella como entonces quedó grabada la de sus predecesores en los ladrillos que repondrán los dañados por el paso del tiempo.
El trabajo, llevado a cabo con mimo, incluye la decoración de cada pieza al estilo más tradicional, con la segunda pluma del ala derecha de una gallina. Además de las piezas específicas para la obra, se ha fabricado una edición limitada “de la que somos guardianes, para lo que se pueda precisar” tanto en el Palacio Episcopal como en el Museo de los caminos que alberga desde 1964, precisa el alcalde.
El Museo
Inagurado en noviembre de 1994, el Alfar Museo -que subvenciona la Diputación de León- se dedica a mantener viva la alfarería tradicional de Jiménez, que cuenta entre otras joyas con el único horno mozárabe que queda en funcionamiento en toda España y que se enciende una vez al año. Se encarga de las instalaciones el maestro Jaime Argüello, que fue aprendiz del artesano Martín Cordero, al que tiene presente y cuyo ejemplo y consejos reproduce ante los visitantes.
Jaime es el depositario de una tradición centenaria que transmite a las aproximadamente 4.000 personas que cada año pasan por el recinto (en tiempos anteriores a la pandemia, claro). La entrada cuesta un euro y medio, un euro para grupos, e incluye una demostración de cómo se elabora una pieza de barro con un torno de pie.