
Inspirado en la geometría del universo y la energía dinámica del movimiento celeste, prescinde de líneas y ángulos rectos
El nuevo Museo de Astronomía de Shanghái, China, rodeado por una inmensa zona verde, abrió sus puertas a medidos de julio. La colosal estructura ocupa 39.000 metros cuadrados y es obra del estudio neoyorkino Ennead Architects. Se trata del museo dedicado a esta temática más grande del mundo. Su aspecto resulta muy llamativo, en primer lugar, por su monumentalidad y, en segundo lugar, porque su diseño, que se inspira en la geometría del universo y la energía dinámica del movimiento celeste, prescinde de las líneas y de los ángulos rectos.
Está ubicado al suroeste del municipio chino, y forma parte del Museo de Ciencia y Tecnología de Shanghái y es, según los expertos, “el museo más grande del mundo dedicado exclusivamente al estudio de la astronomía”.

El edificio es moderno y con visión de futuro y, al mismo tiempo, presenta un vínculo con el pasado, reflejando tanto la rica historia de la astronomía china como las ambiciones futuras del programa de exploración espacial de China. “Al vincular el nuevo Museo con el propósito científico y con las referencias celestiales de los edificios a lo largo de la historia, las exhibiciones y la arquitectura comunicarán más que contenido científico: iluminarán lo que significa ser humano en un universo vasto y en gran parte desconocido”.
El diseño resultó vencedor en un concurso público en el que participaron otras propuestas. “Inspirándose en los principios astronómicos, la estrategia de diseño ganadora de un concurso internacional invoca la experiencia del movimiento orbital. Cada una de las tres formas principales del edificio, el Oculus, la Cúpula Invertida y la Esfera, actúa como un instrumento astronómico, rastrea el sol, la luna y las estrellas y recuerda a los visitantes que nuestra concepción del tiempo se origina en objetos astronómicos distantes”, señalan en la web del estudio. La forma, el programa y la circulación del edificio apoyan el flujo de visitantes a través de sus galerías, lo que les permite experimentar plenamente estos tres cuerpos centrales.
Suspendido sobre la entrada principal del museo, el Oculus demuestra el paso del tiempo al rastrear un círculo de luz solar en el suelo a través de la plaza de entrada y la piscina reflectante. Al mediodía durante el solsticio de verano, hay un círculo completo, que se alinea con una plataforma circular dentro de la plaza del museo.
Mientras tanto, la Esfera, que alberga el teatro planetario medio sumergido, evoca una ilusión de ingravidez o antigravedad. Su forma esférica pura hace referencia a las formas primordiales de nuestro universo y, al igual que la orientación que cedemos a partir de nuestra posición relativa al sol o la luna, se convierte en un punto de referencia omnipresente para el visitante. Incrustado en el plano del techo del ala inferior del museo, como si se elevara desde el horizonte limitado a la tierra, emerge gradualmente a la vista a medida que se rodea el edificio.

El tercer elemento característico es la cúpula invertida, una gran estructura de tensión de vidrio invertido que se encuentra en la parte superior del atrio central del edificio. Situado en la línea del techo, permite a los visitantes ocupar el centro del plato de vidrio con una vista sin obstáculos del cielo. Como culminación del viaje de la exhibición, este espacio corta la vista del horizonte y el contexto urbano adyacente y enfoca al visitante en el cielo que lo abarca todo. La rampa en espiral de 720 grados dentro del museo y debajo de la cúpula invertida traza el flujo orbital de la secuencia de visitantes a lo largo de las exhibiciones del museo y lanza el ojo hacia su vértice, recoge el portal idealista.