Construcciones con tejado de paja en el desierto de Atacama, Chile

El desierto en el norte de Chile superará todas tus expectativas turísticas y de ocio

Vía Láctea sobre el volcán LIcancabur, en el desierto de Atacama, Chile.

La idea trillada del ‘Desierto de Atacama’ hace tiempo que quedó en el olvido. Sin embargo, últimamente se habla mucho de la diversidad de paisajes y quizás no tanto de la variedad de actividades en los escenarios, que oscilan entre lo idílico y lo absurdo.

Pero una cosa es segura: lo que vas a hacer en una semana en Atacama superará -y mucho- tus expectativas. Estamos hablando de una inimaginable abundancia de opciones. Así que olvídate de esa obsesión de muchos viajeros por verlo todo en una semana. Este concepto simplemente no encaja con el espacio-tiempo de Atacama.

Ciclistas por el valle de La Luna, en el desierto de Atacama.
Varios turistas contemplan géiseres en el desierto de Atacama.

Pedalear, caminar, bucear, contemplar, escuchar. Los verbos son muchos porque hay muchas formas de llenar cada día en Atacama. Rutas en bicicleta a Laguna Salada, Valle Arco Iris o las ruinas de Catarpe. O también visitar pequeños productores de artesanías de barro y paja. Senderismo por la encantadora Quebrada de Kari, con su suelo y paredes de sal, o bien por el río Blanco, saliendo de los famosos Géiseres del Tatio.

También hay recorridos más culturales e inmersivos, como el pueblo de Toconao, con sus canales de riego y delicados muros de adobe, así como una hermosa iglesia del siglo XVIII exclusiva.

Contempla el cielo más hermoso del mundo

Vista nocturna del desierto de Atacama.

Termina la noche contemplando el cielo más hermoso del mundo en un observatorio privado con los ojos de un telescopio de última generación y mucho conocimiento experto. Todo esto los hoteles pueden ofrecerte. Por cierto, no es nuevo que los hoteles jueguen un papel protagonista en un viaje a Atacama y quizás hasta te preguntes por qué.

Después de todo, en muchos destinos es solo ese refugio seguro básico donde duermes y recargas las pilas para el día siguiente. Pero en esta árida y singular región del norte de Chile, la historia es diferente.

Alojamientos a la medida y gastronomía sorprendente

Fachada típica en el desierto de Atacama.

Mucho más que un techo con una buena cama, los hoteles en Atacama son verdaderos polos de actividad, buena gastronomía y bienestar. Excelentes y variadas opciones de alojamiento como Nayara Alto Atacama, Tierra, Explora y Awasi ofrecen un más que completo servicio con sofisticados alojamientos en armonía con el entorno natural.

Desde los artículos de decoración hasta la suavidad de las toallas, desde el vino hasta los bocadillos que se sirven en los senderos, todo está curado con ojo atento. Elijas el hotel que elijas, tendrás a tu disposición un auténtico menú de actividades. Las expediciones se suelen planificar el día anterior con un experto.

Valle Arco Iris, en el desierto de Atacama.

Te propondrá una serie de exploraciones por la región a lo largo de la semana, teniendo en cuenta tu perfil de viajero, disposición para los desafíos, interés por la fotografía y condición física. Con balances al final de cada día, antes de la cena, este acompañamiento individual también permite planificar desafíos mayores, a la medida de cada comensal.

Sube a la cima de un volcán

Cerro Toco, en Atacama.

Es decir, si se define que el objetivo final del viaje es subir a la cima de un volcán -como el Licancabur o el Cerro Toco, por ejemplo- tu guía te armará un itinerario variado, con opciones ligeras, moderadas y más exigentes. actividades, que aumentan progresivamente en altitud y dificultad. Además, por supuesto, de diversificar los paisajes para que al final del recorrido tengas la sensación de que realmente conociste un Atacama hecho a tu medida.

San Pedro de Atacama

Por último, pero no menos importante: San Pedro de Atacama. Merece la pena visitar la pequeña localidad turística en torno a la cual se reparten los principales y que ofrece cierta infraestructura de restaurantes y bares.

Todavía encantador y auténtico, tiene una rutina campesina, los habitantes conversan en la plaza central frente a la Iglesia de San Pedro del siglo XVI, delicada y construida en adobe. De allí parten frecuentes y fotogénicas procesiones. La ciudad también cuenta con un buen mercado de souvenirs y hermosas tiendas de artesanías regionales. Y si te parece demasiada vida urbana, solo mira al final de la avenida principal, divisa el volcán Licancabur en el horizonte y ten por seguro que estás en un lugar muy especial.

Impresionante imagen del desierto de Atacama.

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Luisa Silva

Por Luisa Silva

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