Alcañices, Zamora, claustro del Convento de San Francisco

El tratado firmado en 1297 en la villa zamorana fue suscrito entre los titulares de la corona de Castilla y León y el reino de Portugal

El Tratado de Alcañices, firmado en 1297 en esta villa zamorana, es el documento que ha dado lugar a la frontera más antigua de Europa. Fue suscrito entre los titulares de la corona de Castilla y el reino de Portugal, es decir, por el rey Fernando IV de Castilla,​ en cuyo nombre, por ser menor de edad, actuaba la reina María de Molina, y por el rey Dionisio I de Portugal.

Este tratado protagoniza segundo reportaje de una serie sobre la vida en la frontera entre Castilla y León y Portugal. Bajo el título «Paso de frontera», esta serie está conducida por Sonsoles Salazar, historiadora y gestora cultural mirobrigense. A través de piezas audiovisuales de corta duración, «Paso de frontera» nos presenta arte, patrimonio, cultura, historia y curiosidades de nuestra frontera, con el testimonio vivo de las gentes que la pueblan.

Antecedentes históricos

En 1296, la reina María de Molina, tutora del rey Fernando IV de Castilla, su hijo, durante su minoría de edad, había amenazado al rey Dionisio I de Portugal con romper los acuerdos establecidos entre ambos reinos en 1295, si persistían sus ataques al reino de Castilla, así como si el soberano portugués continuaba apoyando al infante Juan de Castilla, que se había proclamado rey de León. Ante las amenazas de la reina, Don Dinis de Portugal (Dionisio I) aceptó retirarse de la Corona de Castilla en 1296, no sin antes haberse apoderado de Castel Rodrigo, Alfaiates y Sabugal, territorios pertenecientes a Castilla, rememora la plataforma Espacio Fronteira.

Así, el 12 de septiembre de 1297, en el municipio zamorano de Alcañices, la reina María de Molina, en nombre de su hijo el rey Fernando IV de Castilla, menor de edad, y el rey Dionisio I de Portugal, rubrican el tratado que dio lugar a una de las fronteras más antiguas de Europa.

Dionisio de Portugal (don Dinis) nació en 1261 en Lisboa, hijo del rey Alfonso III de Portugal y de su esposa Beatriz de Castilla. Casado con Isabel de Aragón (la Reina Santa), con la Reconquista terminada y el país libre de la ocupación musulmana, Dionisio se convirtió en un rey básicamente administrativo y no militar. La prioridad principal del gobierno del rey Dionisio I fue la organización del país. Evitó la guerra y los conflictos diplomáticos, estableciendo tratados con la Iglesia Católica, Inglaterra y Castilla. Continuó las relevantes reformas judiciales iniciadas por su padre, centralizó el poder, instituyó la lengua portuguesa como lengua oficial de la corte, creó la primera Universidad portuguesa, y promovió el reparto de tierras y el apoyo al mundo rural, de ahí su apodo de El Labrador.

Plaza Mayor de Alcañices.

Mediante el tratado de Alcañices quedaron fijadas, entre otros puntos, las fronteras entre el reino de Castilla y el reino de Portugal, que recibía una serie de plazas fuertes y villas a cambio de romper sus acuerdos que lo posicionaban en contra de los reinos de Castilla y de León, y que habían sido firmados con Jaime II de Aragón. El tratado contribuyó también a asegurar la posición en el trono de Fernando IV, insegura a causa de las discordias internas y externas, y permitió que la reina María de Molina ampliase su libertad de movimientos al no existir ya disputas con el soberano portugués, que había pasado a apoyarla en su lucha contra el infante Juan, quien, en esos momentos, aún seguía controlando el territorio leonés.

El Tratado de Alcañices ratificó asimismo el compromiso matrimonial entre el heredero Fernando IV y la infanta Constanza de Portugal, además del de la infanta Isabel de Castilla con el heredero al trono portugués, don Alfonso. Por otra parte, el monarca portugués aportó un ejército de trescientos caballeros para ayudar a la reina María de Molina en su lucha contra el infante Juan, que hasta ese momento había recibido el apoyo del rey Dinis.

Fernando IV (1285-1312), fue rey de Castilla entre 1295 y 1312. Durante su minoría de edad, su crianza y regencia fueron encomendadas a su madre, la reina María de Molina. En ese tiempo, y también durante el resto de su reinado, su madre procuró aplacar a la nobleza, se enfrentó a los enemigos de su hijo e impidió en varias ocasiones que Fernando IV fuese destronado. Al igual que sus predecesores en el trono, Fernando IV prosiguió la empresa de la Reconquista. Durante las Cortes de Valladolid de 1312, impulsó la reforma de la administración de justicia y la de todos los ámbitos de la administración, al tiempo que intentaba reforzar la autoridad real en detrimento del estamento nobiliario, sistemáticamente insubordinado. Casado con Constanza de Portugal, hija del rey Dionisio, a su temprana muerte le sucedió su hijo Alfonso XI de Castilla, de tan solo un año de edad. Fernando IV dejaba a su muerte un reino fraccionado y comprometido. María de Molina volvía a ser reina regente, esta vez de su nieto, y mediadora para evitar la contienda.

Además, se estipulaba en el tratado que las villas y plazas de Campo Maior, Olivenza, Ouguela y San Felices de los Gallegos serían entregadas a Don Dinis de Portugal como compensación por la pérdida por parte de Portugal, durante el reinado de Alfonso III de Portugal de una serie de plazas que le fueron arrebatadas por Alfonso X de Castilla. Al mismo tiempo, le fueron entregadas al rey portugués las plazas de Almeida, Castelo Bom, Castelo Melhor, Castelo Rodrigo, Monforte, Sabugal, Sastres y Vilar Maior. Los monarcas castellano y portugués renunciaron a plantearse mutuamente reclamaciones territoriales en el futuro.

El tratado de Zamora (1143)

Un siglo y medio antes, la conferencia de paz celebrada el 5 de octubre de 1143 entre el rey Alfonso VII de León y Castilla y su primo Afonso Henriques, arrojó como resultado el reconocimiento de la independencia del reino de Portugal. Reflejada en el Tratado de Zamora (1143), marca de manera oficial el nacimiento de Portugal como estado independiente y el inicio de la dinastía alfonsina. Se establece entonces la denominada raya de Portugal. Desde entonces, Raya o Raia es el nombre que recibe comúnmente la frontera entre Portugal y España.

El tratado de Alcañices fue ratificado no sólo por los dos monarcas de ambos reinos, sino también por una representación abundante de los brazos nobiliario y eclesiástico de ambas naciones. A largo plazo, las consecuencias de este tratado fueron duraderas, ya que la frontera entre ambos reinos apenas fue modificada en el curso de los siglos posteriores, convirtiéndose de esa forma en una de las fronteras establecidas entre dos países más longevas del continente europeo.

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