
La ruta que une las localidades de Reinosa y Espinosa de los Monteros atesora decenas de rincones para disfrutar de un atractivo fin de semana en familia o con amigos
El invierno parece haber llegado ya. Ahora sí, de verdad. Le ha costado, pero por fin está con nosotros y ya ha desplegado todos sus encantos: las densas nieblas y las bajas temperaturas. Y, también, los días de sol radiante que invitan a salir, a explorar. A descubrir. A recorrer y conocer.

El sol, en sus días de reinado, nos brinda nuevas oportunidades de viajar, de hacer rutas, de disfrutar. De mantener el contacto con la naturaleza, de descubrir nuevos rincones.
En familia o con amigos, ha llegado el momento de inaugurar el año recorriendo una de las zonas más bonitas de Castilla y León, el norte de la provincia de Burgos, con un punto de partida distinto al habitual: la localidad cántabra de Reinosa. ¿Iniciáis ruta con nosotros?

1. Reinosa
Enclavada entre montañas, la localidad cántabra puede presumir de emplazamiento: el paisaje que la arropa es, sin duda, envidiable. Aunque es línea de salida para nuestra ruta, Reinosa bien merece una visita: no podemos dejar de conocer la iglesia de San Sebastián, uno de los grandes iconos del barroco en la comunidad vecina. Para verla tendremos que adentrarnos en la localidad, en el corazón de su casco antiguo.
Las casas de la nobleza fueron abrazando ambas orillas del Ebro a su paso por la localidad y, precisamente, será el río el que nos conduzca hasta la segunda parada de nuestra ruta. Para llegar a ella atravesaremos un paisaje propio de la identidad cántabra: los prados de un verde infinito convertidos en hogar del ganado.

2. Embalse del Ebro
Aunque en esta época no se puede disfrutar en todo su esplendor, el embalse o pantano del Ebro es un recurso natural y turístico de primer orden. Ubicada en el centro de Campoo Los Valles y declarada Refugio Nacional de Aves Acuáticas, esta inmensa extensión de agua (se extiende a lo largo de 22 kilómetros) es nuestra segunda parada.
La belleza y el relax acompañan su visión, especialmente en días soleados que hacen brotar de sus aguas esas “estrellas” nacidas del reflejo. Y la experiencia se completa con la exploración de sus alrededores, que muy probablemente os llevará a contemplar una de las estampas más famosas del lugar: la torre de la iglesia de Villanueva de Las Rozas sumergida en sus aguas tras la construcción del embalse, a mediados del siglo pasado.
A la espera de que las temperaturas permitan disfrutar del embalse «desde dentro» gracias a la práctica de actividades acuáticas, para aprovechar al máximo la visita es recomendable visitar el Centro de Interpretación del Embalse, ubicado en Corconte.

3. Las Pisas
Ya en la provincia de Burgos y radicada en la famosa comarca de Las Merindades no podemos dejar de realizar la ruta a la cascada de Las Pisas, que en función de la época del año lucirá o no en todo su esplendor gracias a las lluvias caídas.
Y aunque el salto de agua es el principal atractivo, no podemos dejar de disfrutar de las imágenes que acompañan nuestro camino, que adornan cada uno de nuestros pasos. Pequeñas cascadas, un manto de hojas que amortigua nuestros pasos en los meses de otoño e invierno y la vegetación huérfana nos acompañan en la ruta de ida y vuelta desde Villabáscones de Valdebezana.
Esta zona es ideal para alojarse si hemos planificado una visita de fin de semana: existen casas rurales y posadas con distintas capacidades en las localidades del entorno, desde Cilleruelo de Bezana hasta, por ejemplo, Barrio de la Cuesta.

4. Ojo Guareña
Siguiendo la carretera que nos lleva hasta Espinosa de los Monteros y dejando a ambos lados valles, pequeños altos y poblaciones como Quisicedo o Entrambosrríos, llegamos a uno de los grandes rincones de toda la provincia de Burgos. Escondido entre las rocas, el monumento natural Ojo Guareña (también en la imagen principal) es el segundo complejo kárstico más extenso en cuevas de la Península.
En este especial lugar se puede descubrir la evolución histórica, desde el Paleolítico Medio hasta la actualidad, y junto a la cueva ermita de San Bernabé constituyen un lugar de parada obligatoria.
Pero si, además de contemplar y recrearos en este tesoro, os dais la vuelta, tendréis oportunidad de descansar la vista sobre un paisaje idílico: el valle que cobija buena parte de la merindad de Sotoscueva. Atravesada por decenas de rutas y sendas, esta comarca desemboca en nuestra quinta parada.

5. Espinosa de los Monteros
Localidad montañesa por antonomasia, es conocida por su patrimonio arquitectónico, conformado por templos y, justo entrando por la carretera que nos lleva desde Ojo Guareña, el castillo de los Condestables.
A ellos se suman, como puntos imprescindibles de visita, la iglesia renacentista de Santa Cecilia y distintas casonas que podemos descubrir en un paseo por sus recoletas calles. En total cinco casas o casonas, tres palacios, dos templos más y otras tantas torres salpicadas a lo largo y ancho del municipio lo convierten en la mejor línea de llegada para nuestra ruta.

Por Arancha Jiménez
viajarymuchomas.com