Conforman una atractiva alternativa para disfrutar de un buen chapuzón y en plena naturaleza
¿Eres más de mar o de piscina? Si tu respuesta es de piscina, pero fluvial, la oferta en Castilla y León es tan amplia, variada y variopinta que resulta incluso complicado hacer una recopilación de las más significativas de la Comunidad. Sin pretender ser exhaustivos, Viajar y Mucho Más te propone 15 piscinas naturales donde darte un chapuzón este verano; quince planes irresistibles para sortear los rigores veraniegos.
Eso sí, antes de zambullirte en el agua, varios consejos: respetad las medidas de seguridad y las indicaciones sobre las posibilidades o no de darte un baño. Y si das el paso, ánimo porque las temperaturas de sus aguas, en la mayoría de los casos, bien que te refrescarán. Algunas, incluso te ‘helarán’.
Arenas de San Pedro. Ávila

En la provincia de Ávila se encuentran las piscinas naturales de Arenas de San Pedro. Son un lugar 100% ideal para familias con niños pequeños, ya que una tiene 50 centímetros de profundidad, y la otra, dos metros. Se encuentran a tan sólo 1 kilómetro de Arenas de San Pedro. El agua está tan limpia y cristalina que no te resultará difícil ver cómo a tu alrededor nadan las truchas. Junto a las piscinas, hay un merendero y un amplio aparcamiento.
Candeleda, en plena Sierra de Gredos. Ávila
Las piscinas naturales de Candeleda (en la imagen principal), municipio abulense situado en la falda de la Sierra de Gredos, están equipadas con todo tipo de comodidades para pasar el día en familia o con amigos. No suele cubrir más de metro y medio y su longitud permite nadar. Es una opción, pero si buscas más privacidad quizás te resulte interesante continuar en busca de más piscinas naturales, charcas y pozas por la garganta de Santa María.
Espinosa de los Monteros. Burgos

Saltamos de Ávila a Burgos en busca de nuevas piscinas naturales. Y hallamos una en Espinosa de los Monteros, situada en el norte de la provincia, muy cerca del Monumento Natural de Ojo Guareña. Al paso del río Trueba por la ciudad se forma una piscina fluvial, de aguas siempre frescas, por no decir heladas, ya que bajan directamente de los montes de la Cordillera Cantábrica. El represamiento del río forma una piscina, rodeada de árboles y de una amplia zona de recreo, bien acondicionada.
Piscina fluvial de Vega de Espinareda. León

La playa fluvial de Vega de Espinareda, junto al puente romano, en el cauce del río Cúa, es una de las más grandes de toda la comarca de El Bierzo. Se construyó en los años 70 y cuenta con toda una estructura para facilitar el baño, como una pasarela de madera para acceder a la zona y una gran zona verde donde poderse relajar y tomar el sol. Ambas orillas están acondicionadas para acoger a bañistas con césped. La zona dispone de una oferta gastronómica y hostelera inigualable. Fue construida en los años 70
Piscina fluvial de Igüeña. León

En pleno término municipal de Igüeña, un pueblo de montaña del Bierzo Alto, hallamos una piscina fluvial construida en 2009 que está bañada por las aguas cristalinas del río Boeza. A 900 metros de altitud, está ubicada al principio del pueblo y cuenta con un entorno equipado con zona verde, bar-restaurante y un área infantil.
Presa de Cerrato. Palencia
Esta presa del río Pisuerga situada en Villalaco (Palencia) se ha convertido en uno de los lugares más concurridos del verano. En esa presa nace el Canal de Villalaco, antes Canal de Alfonso XIII, utilizado para regar las tierras de varios municipios cercanos. Para aquellos a los que el agua no les motiva, la zona también dispone de un paseo por el bosque que hay al lado de la piscina.
Piscina en Covalagua. Palencia

En el extremo nororiental de la provincia de Palencia, lindando con Cantabria y Burgos, se erige el Espacio Natural de Covalagua y Cueva de Los Franceses. Allí nace el río Ibia, que discurre por unas atractivas cascadas hasta llegar a una balsa regulada que hace las veces de piscina natural, con agua cristalina de color verdoso. Un aviso: el agua está fría, pero que muy fría.
Riofrío en Villasrubias. Salamanca

Muy próximo al municipio de Ciudad Rodrigo, exactamente en la localidad de Villasrubias, se abren las piscinas naturales de Riofrío, creadas por iniciativa del ayuntamiento aprovechando el cauce del río Frío. Es una gran piscina fluvial, de aguas cristalinas, con una profundidad de aproximadamente dos metros. Aparte de la piscina grande, existe también una infantil, prado de césped, bar con terraza y aparcamiento.
El Charco del Pozo. Salamanca
La piscina El Charco del Pozo, como realmente se llama a la piscina de Valero, está enclavada en plena Sierra de la Quilama. Se construyó en 1985 sobre la presa de una antigua fábrica de luz que databa de 1920. Se surte de las aguas del río Quilamas, que llegan vírgenes a la localidad. Cuenta con un espacio de poca profundidad, perfecto para los más pequeños, y otra de aproximadamente dos metros.
El Chorro de Navafría. Segovia

A escasos 4 kilómetros de la localidad segoviana de Navafría vemos una espectacular cascada con más de 20 metros de altura. Es el Chorro, y a sus pies, una poza donde el agua se remansa antes de seguir el camino. Forma unas preciosas piscinas naturales, construidas de piedra y perfectamente integradas en el paisaje. Hay zonas de diferentes profundidades, para mayores y pequeños. En el área recreativa, además de merendero hay zona de barbacoa y aparcamiento.
El Chorrón en El Royo. Soria
A pocos kilómetros de Soria, en la localidad de El Royo, se encuentra un precioso manantial de agua que mana del río Razón, a los pies de la Sierra Cebollera. La piscina natural que forma es de aguas cristalinas y está protegida entre robles y especies vegetales de la Ribera. Sin duda, un paraje lleno de encanto y tranquilidad.
La Caldera en Duruelo de la Sierra. Soria

Solo los más valientes se atreven a sumergirse en las frescas aguas de La Caldera, situada junto a la localidad de Duruelo de la Sierra. Allí, las aguas del río Duero conforman diversas piscinas naturales durante su recorrido. Una de las más bonitas es la de la Caldera. Perfecto para un baño relajado en un paraje que es un auténtico tesoro natural.
Embalse de Encinas de Esgueva. Valladolid

Más que piscinas fluviales, lo que hay en la provincia de Valladolid son playas de río. Uno de estos ejemplos es la playa natural del embalse de Encinas de Esgueva -uno de los cuatro que posee la provincia de Valladolid-. Se sitúa a solo cuatro kilómetros de Encimas y a ella se accede a través de un cómodo sendero. La zona de baño está habilitada, permiten la entrada de mascotas y dispone de zona para hacer picnics.
Lago de Sanabria. Zamora

Imposible no referirnos al Lago de Sanabria cuando de zonas de baño se refiere. No en vano es el mayor lago de origen glaciar que existe en Europa. Cuenta con cuatro grandes playas fluviales: Arenales de Vigo-Los Enanos (en la zona más ancha del lago), Cuesta Llago (la más pequeña), El Folgoso (rodeada de árboles) y Viquiella, la más concurrida por su accesibilidad y por los numerosos servicios que ofrece, como parque infantil, chiringuitos y vestuarios.
Piscina natural de Santa Croya de Tera. Zamora
Es el río Tera el que aporta el agua a la piscina natural de Santa Croya de Tera, en la provincia de Zamora. Resulta especialmente cómoda para los bañistas porque sus accesos y el mismo interior están recubiertos de cemento. También hay zonas de césped para tumbarse al sol. Un lugar ideal donde pasar el día en familia.

Por Mar Peláez