Anécdotas y curiosidades de un edificio teatral que fue alumbrado por la burguesía vallisoletana y que a punto estuvo de ser derribado solo un siglo después de su inauguración

Valladolid despliega su alfombra verde y todos los pasos conducen a… El Teatro Calderón. A pocas horas para que dé comienzo la gala inaugural de la 67º edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Seminci, en #VYMM desandamos el camino de la historia para detenemos en algunas de las anécdotas que han marcado la historia de ese escenario.

Es el mismo escenario que hoy pisarán, entre otras muchas personalidades, los directores Fernando Colomo y Manuel Gutiérrez Aragón, la actriz Victoria Abril o el productor Andrés Vicente Gómez para recibir su Espiga de Honor.

Un momento de la edición de Seminci del año 2021, con la alfombra verde delante del Teatro Calderón de Valladolid
La alfombra verde vuelve a despegarse en el Teatro Calderón para acoger una nueva edición de la Seminci. En la imagen, la edición de 2021.
Manuel Gutiérrez Aragón.

Por delante, 7 días de cine, 250 películas y ocho escenarios, donde, como casi siempre, el Teatro Calderón vivirá sus mayores noches de gala.

Historia del Teatro Calderón de Valladolid

No es el único teatro que tiene actualmente Valladolid, ni siquiera el más antiguo de una ciudad que lleva casi cinco siglos ‘subida’ a las tablas y ligada al espectáculo, pero sí es el más emblemático de Valladolid (entre los más prestigiosos de Castilla y León) y el que cada año proyecta la imagen de Valladolid.

Elegancia en el patio de butacas y anfiteatros del Teatro Calderón de Valladolid. Fotografía: Ical.

¿Quieres adentrarte en la historia del Teatro Calderón?

Hacemos un viaje al pasado para conocer el ayer y el hoy de su vida; un paseo por un espectáculo que bien podría ser calificado de ‘tragicomedia’. 

Érase una vez un teatro…

El Teatro Calderón y su fachada neoclásica, con sus soportales y salpicada por grandes ventanales sobre muros de piedra de sillería y granito, lleva en pie desde 1864 ocupando una gran manzana, de más de 3.000 metros cuadrados, en la calle de las Angustias. ¿El artífice? El arquitecto Jerónimo de la Gándara, el mismo que edificara pocos años antes el Teatro Lope de Vega y el Pasaje Gutiérrez de Valladolid y construyera el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Su historia arrancó con poco más de 390.000 pesetas (menos de 2.500 euros de los de ahora). Esa fue la inversión que se requirió para levantar el nuevo inmueble teatral sobre los cimientos del antiguo palacio del Almirante de Castilla, edificio bajomedieval, propiedad del Duque de Osuna, que fue derribado para la ocasión.

La ciudad tendría así ese gran coliseo que ansiaba una burguesía floreciente, deseosa de poder ‘competir’ con el Teatro Real de Madrid o el Liceo de Barcelona. Ya no les satisfacía el Teatro Lope de Vega, abierto solo tres años antes, ni siquiera el llamado ‘Gran Teatro’ de la plaza Martí y Monsó. Querían un edificio íntegramente dedicado al ocio, donde el centro fuera el teatro, pero también hubiera café, casino, salones… reservados para las más refinadas clases sociales.

El Teatro Calderón, ubicado en la calle Angustias de Valladolid, engalanado y preparado para una nueva edición de la Seminci.

Sin embargo, no fueron todo parabienes. El Teatro Calderón es una realidad hoy porque no prosperaron las quejas del responsable del Teatro Lope de Vega, que veía peligrar su negocio, ni tampoco las de la máxima jerarquía de la Iglesia vallisoletana, recelosa por aquel entonces de que el gran coliseo se estableciera en las proximidades del Arzobispado. Temía que se produjeran desordenes a los pies de su casa. Por suerte, el gobernador de la época desoyó semejantes críticas y las obras continuaron.

Así llegaría el imponente Teatro Calderón a la ciudad de Valladolid. ¿O podría haberse llamado Teatro Central o Teatro del Almirante? Solo tres semanas antes de su apertura se decidió que su nombre estuviera para siempre ligado al del dramaturgo Calderón de la Barca.

… Y se abrió el telón

El gran Teatro Calderón se inauguró el 29 de septiembre de 1864 cuando el reloj marcaba las 19.30 horas. Y no podía ser con una obra cualquiera. Había que rendir homenaje al inmortal autor del que toma su nombre y la escogida fue ‘El alcalde de Zalamea’, a cargo de la compañía dirigida por Joaquín Arjona.

Tres reales pagaron aquellas 1.184 personas afortunadas que asistieron al acto inaugural, o quizás fueron más, ya que, según narraba el periódico El Norte de Castilla de la época, los espectadores ocupaban “no solo todas las localidades, sino las puertas, pasillos y cuantos sitios permitían ver algo de lo que sucedía en escena.

A tenor de la crónica, el teatro dejó “fascinados” a todos los presentes, deslumbrados por el gran escenario y la gran sala en forma de herradura, al estilo italiano, con un suntuoso patio de butacas, palcos bajos, platea, anfiteatro, galería y paraíso o gallinero, que le llevaría a ser considerado uno de los principales teatros de España.

No faltaba el rico adorno. Estaba decorado con lujosas pinturas, salidas de la mano de Augusto Ferri, famoso escenógrafo de la época. A él también correspondía el telón de boca y doce decorados. Por haber había hasta chimeneas de mármol de Carrara esculpido, doce espejos con remate central y guirnaldas y un techo decorado con sedas de damasco.

Representación de la Ópera Romeo y Julieta en el escenario del Teatro Calderón. Fotografías: Ical.
El actor José Sacristán sobre las tablas del escenario del Teatro Calderón.

La innovación del edificio no se quedó solo en la estética. Fue uno de los edificios de Valladolid que más avances incorporó. En el escenario existía una ingeniosa tramoya del ingeniero italiano E. Piccoli, que era considerada la maquinaria escénica más moderna de Europa.

No solo eso. Los espectadores podían disfrutar del calor proporcionado por la calefacción de agua y desde 1908 de un completo alumbrado eléctrico. Habría que haber visto sus caras cuando, por primera vez, descubrieron que las luces de las 1.300 lámparas podían graduarse en intensidad.

Teatro… y circo, conciertos y llegó el cine

En aquellos primeros años, en el Teatro Calderón, además de obras de teatro, se programaron funciones de circo, de comedias, de espectáculos de variedades. El cine sonoro llegaría al teatro en la década de los años 30 (del siglo pasado) y no fueron pocas las películas que se proyectaron hasta no hace demasiados años. Tanto es así que durante años el cine relegó al teatro y la programación teatral se redujo a las fiestas de San Mateo, la Fiesta de la Primavera y San Pedro Regalado.

El circo con mayúsculas también forma parte de la programación artística del Teatro Calderón.

También se escucharon inolvidables conciertos sinfónicos o conciertos sacros organizados por la Junta de Semana Santa a partir de la década de los años 50, y se contemplaron obras de las mejores compañías de danza y teatro, tanto nacionales como internacionales.

Era un ‘contenedor’ cultural, pero además escenario de actos políticos, como el que se vivió el 4 de marzo de 1934. Ese día se fusionaron Falange Española y las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) para constituir la Falange Española.

Desde 1956 se celebra anualmente la Semana Internacional de Cine de Valladolid, con un periodo de interrupción, y albergó los estudios centrales de la Voz de Valladolid hasta que esta se integró en Radio Cadena Española en diciembre de 1978.

Años de zozobra, un siglo después de su inauguración

Pero aquel Teatro, que con tanta ilusión alumbró la burguesía vallisoletana, a punto estuvo de ser demolido en la década de los años 60, del mismo modo que otros edificios emblemáticos de la ciudad. Hubiera ocurrido de no mediar la entonces Caja de Ahorros Provincial. Ella adquirió el Teatro con el objetivo de preservar para la ciudad este espacio cultural.

Se acometieron obras de saneamiento, consolidación y adaptación de espacios para albergar la Escuela de Danza, la Coral y la Seminci, según la información que obra en el Archivo Municipal de Valladolid.

Ensayo de bailarines en la Sala de los Espejos del Teatro Calderón.

Y ya en 1986 el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Valladolid, iniciando en 1995 la remodelación profunda y definitiva del Teatro; la que pondría fin a un gran bache en su historia. Cuatro años duraron las obras, con una inversión próxima a los 2.500 millones de pesetas. Como dato curioso, en 1991 se descubrió una biblioteca oculta desde 1968 y que contaba con más de 4.000 volúmenes.

El renacer del Teatro Calderón

135 años después de que ‘El Alcalde de Zalamea’ estrenara las tablas del Calderón, fue la Compañía Nacional de Danza, dirigida por el coreógrafo Nacho Duato, quien levantara la telón. El estreno mundial con que dio luz al renacer del Teatro Calderón, aquel 9 de abril de 1999, contó como madrina a la reina doña Sofía y con 1.140 invitados que poblaron las butacas en una jornada histórica.

Lo que se encontraron fue un teatro reconstruido prácticamente en su totalidad. Solo se respetaron las fachadas, la sala principal y algunos otros elementos.

Estrenaba telas, cortinas, pinturas, un escenario de más de 400 metros cuadrados… y una lámpara de la Real Fábrica de Vidrio de La Granja de grandes dimensiones. Y si no, sigue leyendo.

Con un peso de 1.000 kilos, tiene tres metros de diámetro, 30.000 piezas de cristal, 153 puntos de luz y más de 9.000 vatios de potencia. Es la encargada de iluminar desde arriba la sala principal del teatro, con capacidad para más de mil espectadores.

Desde entonces forma parte de la Red Nacional de Teatros y es la sede permanente de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, también lo fue hasta 2007 de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, si bien sus dependencias no se centran en exclusiva en el teatro. Cuenta con una sala de exposiciones (Sala Delibes) y un Salón de Espejos versátil, donde se realizan actos culturales, cenas de gala, congresos o entregas de premios.

Ha sido visitado desde su reapertura por compañías de gran prestigio, nacional e internacional, como La Compañía Nacional de Danza, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Ballet Nacional de Cuba, el Royal Swedish Ballet, el Neederland Dance Theatre… además de todas las personalidades del séptimo arte que han pisado su alfombra verde durante las ediciones de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.

Ya solo nos queda esperar a que comience la función. ¡Arriba el telón! Arranca la Seminci.

Por Mar Peláez

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