En el Faro de Cullera, Valencia, con el Mercedes 200 Sedán

Un vehículo excepcional para autopistas y carreteras secundarias capaz de enamorar al conductor más exigente

Familiar, para uso diario y viajes, bien como segundo vehículo o de acceso a la gran gama Mercedes, el A 200 Sedán, gasolina de 163 CV, es el vehículo ideal para acercarnos a la pedanía valenciana de El Palmar, recorrer Cullera y aventurarnos por las imponentes calas de Jávea. ¿Te vienes con nosotros por esta ruta?

Valencia es sol y luz, la de Sorolla, la del Mediterráneo. Es vida. Y paisajes y realidades que van más allá de sus playas. Entornos en los que el viajero tiene oportunidad de sumergirse y conocer. De patear. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con un buen vehículo, como el que nos ha facilitado Mercedes para esta prueba dinámica, el A 200 Sedán? Un cuatro puertas de gasolina, que equipa el motor 1.3 de 163 CV, con cambio manual de 6 velocidades.

Panorámica de Cullera desde la Estación Meteorológica. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla

Mercedes, en su momento, dio en el clavo con la Clase A. Tras no cuajar ni en la primera (1997-2004) ni en la segunda versión (2004-2012), acertó de lleno a partir del año 2013. Ahora, inmersos en una cuarta edición, que vio la luz en 2018, comprobamos la magnífica salud de que goza la Clase A, que ha sabido captar con rotundidad la atención del público más joven, aquél que años atrás jamás hubiera pensado en la marca de la estrella. Y que llega, con sus diversas versiones, a una amplia y variada gama de potenciales clientes.

El interior del Mercedes 200 A Sedán es majestuoso. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla.

Una de estas opciones es la versión Sedán, que conducimos con su motor de gasolina de 163 CV. Gasolina no es sinónimo de consumo desmesurado, si lo controlas oportunamente. En su formato ECO hemos logrado unos consumos medios de 6,2 l./100, pensando en el ahorro y la eficiencia de la marcha. Subirá un par de litros más en formato SPORT, al conducir de una manera más viva y enérgica. Su función DYNAMIC SELECT nos permite conducir a nuestro antojo. Seleccionamos los diversos programas de conducción con solo pulsar un botón. Un tercer programa, COMFORT, potencia la conducción equilibrada.

El Palmar

Embarcadero de La Albufera. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla.

Primera parada, El Palmar, la especial isla, pedanía de la ciudad de Valencia, que se enclava en el Parque Natural de La Albufera, mecida por este extraordinario pequeño mar (البحيرة al-buhayra, en árabe) o espejo del sol, del pasado romano, Nacarum Stagnum, un lago de agua dulce de casi 24 km². Protagonista de ‘Cañas y barro‘, del insigne Vicente Blasco Ibáñez, o de la serie ‘El embarcadero‘, El Palmar es una población que no sobrepasa los 800 habitantes y que acoge a más de una treintena de restaurantes. Elegimos uno, Planta Azul, esencia de la ‘cuina’ valenciana, enfrente de La Barraca del Tío Aranda o Barraca dels Arandes, hoy en pleno proceso de restauración. Una buena comida, en la que no falta el all i pebre de anguila de La Albufera y su tan famosa paella valenciana, en su flamante terraza, al lado de uno de los canales.

Barca típica de La Albufera. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla.

Tras la comida, un paseo por esta población que ya aparece citada en el Llibre del Repartiment, de Jaime I el Conquistador, el 15 de febrero de 1248. Podrás también darte un paseo en barca por la Albufera y conocer su Museo Etnológico, que te ofrece un recorrido por sus gentes, agricultores (su famoso arroz) y pescadores, sus herramientas de trabajo, junto con la flora y la fauna del Parque Natural.

La vida del pescador / també té el seu cantar: / el dissabte cap a casa / i el dilluns cap al Palmar.

Imagen de archivo de la Romería del Santísimo Cristo de la Salud, en el lago de La Albufera. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

Si tu visita coincidiera un 4 de agosto, no te puedes perder la Romería del Santísimo Cristo de la Salud, que recorre, en barcas, el lago de La Albufera. Toda una fiesta de interés turístico nacional, que congrega a centenares de personas con sus barcas de vela latina. Navegan hasta el centro del lago para escuchar la misa que tiene como protagonista al venerado Cristo.

Cullera, la Hollywood mediterránea

Vista general de Cullera. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

La unidad de prueba nos acerca hasta Cullera, rememorando la antigua ruta del Bakalao, Ruta Destroy originalmente, por la CV-500. ¿Te suenan salas como Barraca, Spook Factory, Chocolate o Puzzle… y varias más? El Mercedes A 200 Sedán es ágil y divertido de conducir. Avanza sin dilación atravesando el Parador del Saler, El Perellonet, El Perelló, las salas Barraca y Chocolate en Les Palmeres, Mareny de Barraquetes, perteneciente a Sueca, y Mareny de Sant Llorenç, ya en Cullera. Ideal para el uso diario, nos muestra una faceta familiar, como segundo vehículo o tu primer Mercedes. Con capacidad para 5 personas, resulta ideal para 4, de hasta 1,80 m., ya que el pilar C no tiene la pronunciada caída del coupé.

Playa del Dosel, en Cullera. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

El A Sedán es sinónimo de un bello diseño. De una zaga atractiva. Engancha desde el mismo momento en que lo observas de frente, con su parrilla efecto diamante, donde reina, centrada, la iconoclasta estrella de Mercedes. El vehículo trasmite deportividad y baja aerodinámica. Ópticas delanteras de led, generosos pilotos traseros. Techo acristalado. Cristales traseros tintados. El añadido del maletero, con respecto al A normal, ha quedado perfecto en el sedán, armónico. Alberga unos generosos 420 litros que se pueden ampliar al abatir los asientos traseros.

El interior del vehículo, por su parte, nos obsequia con el cásico e impecable acabado al que Mercedes nos tiene acostumbrados. Diseño de turbina en los aireadores. Asientos eléctricos, confortables, y una gran y alargada pantalla, que puedes manejar desde el volante (desde la parte izquierda controlas la zona izquierda de la pantalla, tras el volante; con la derecha, la otra parte). Un manejo que también puedes realizar desde el touchpad central. Unas pantallas, además, que puedes configurar de forma múltiple, con amplias posibilidades de variantes y colores. Y, como perfecta aliada, para la conducción, en todo momento, la inteligencia artificial de la marca (Sistema Multimedia MBUXMercedes-Benz User Experience-), que domina las funciones del coche con solo mencionar la palabra “Mercedes”. Su espacio interior cuenta también con una generosa guantera central, huecos porta-bebidas y cargador inalámbrico, junto con un buen equipo de audio.

Junto al castillo-santuario de Cullera. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

Arribar a Cullera es sumergirnos en la ciudad que quiso emular a Hollywood. Y el culpable de llevar a Culleraa lo más alto” fue Enrique Torres Gómez. Escritor, escultor y artífice de crear/pintar las emblemáticas letras de Cullera, ubicadas en la Muntanya de les Raboses (o Montaña del Oro o Montaña Mágica). Un visionario del turismo en aquella España de los años 60 del pasado siglo.

Arroz neptuno, del restaurante La Mar Salà del Dosel. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.
Terraza del restaurante La Mar Salà del Dosel. Fotografía: R de Otero-Sevilla.
Arrozales de La Albufera. Fotografia: R. de Otero-Sevilla.

Precisamente, una de las hijas de Enrique Torres, Raquel, regenta, junto a su marido y cocinero, Nando, La Mar Salà del Dosel. Un restaurante al que no puedes dejar de acudir en tu visita a Cullera. Lo primero que te atrapa es su entorno, la Playa del Dosel. Kilómetros y kilómetros desde el Faro hasta las dos Mareny, dirección Norte, hacia Valencia, con dunas y distancia social en estos vastos espacios. La Mar Salà del Dosel es una sinfonía gastronómica para el paladar en su más pura esencia. Desde los opíparos almuerzos, que le han convertido en la catedral del almuerzo valenciano, a sus arroces. Arroces reinventados y perfeccionados una y mil veces. El último, que te encantará, el Arroz Neptuno, un homenaje de Nando a su suegro, Enrique, que también soñó con instalar un parador u hotel en la minúscula isla cullerense de la Penyeta del Moro, que tendría forma de un gran Neptuno.

Con el Mercedes 200 A Sedán, parada y fonda en el restaurante Planta Azul. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla.

La historia de Cullera arranca en el paleolítico. Formó parte de las defensas de la Taifa de Valencia. Y aparece en el Cantar de Mío Cid: «Al rey Yúcef tres golpes le hubo dado, se le libró de la espada, pues mucho le corrió el caballo, se le metió en Cullera, un castillo como un palacio«, saqueada por el mercenario guerrero burgalés.

El Mercedes 200 A Sedán, delante del Museu Cova del Dragut. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

Objetivo deseado, en el Siglo XVI, de los piratas de la época. El más famoso, el turco Dragut, lugarteniente de Barbarroja, que termina saqueando la ciudad. La fecha, grabada con sangre, el 25 de mayo de 1550. La Cueva–Museo del Dragut nos sumerge de lleno, hoy, en la época de la piratería: La vida cotidiana de los habitantes, conflictos religiosos, la Inquisición y sus instrumentos de tortura, piratería y actividad corsaria, junto los sistemas de navegación de la época e instrumentos náuticos del XVI. En la cueva-museo se reproduce también un bergantín, eficaz y rápida galera corsaria de asalto.

Tras esta obligada visita, el Mercedes A Sedán nos asciende al Santuario de la Virgen del Castillo y a la fortaleza del Castillo, coronando todo Cullera. Una ascensión que también nos acerca a la Estación Meteorológica. Espectaculares vistas desde las que se domina todo el litoral, con Cullera a los pies.

Jávea y sus calas

De Cullera saltamos a Jávea por la AP7, ahora libre de pago. Ignoramos por cuánto tiempo, tras el empeño recaudatorio del actual ejecutivo, de cobrar por circular en España. En la antigua autopista, el A Sedán demuestra que es un coche viajero, enérgico y seguro. Muy seguro. Con una motorización equilibrada. Un vehículo destinado evitar accidentes, como es propio de Mercedes, al controlar la salida del carril. Corrige la trayectoria. Y al sensor de ángulo muerto nos evita más de un susto.

Vista desde Cala Clemence Beach Bar-Restaurante. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

Jávea/Xábia tiene tanto que ofrecer… aunque en este viaje sólo hemos querido buscar las calas. En concreto, la del Portitxol, frente a la isla homónima, un pequeño paraíso para los amantes del submarinismo. En Cala Clemence Beach Bar-Restaurante tendrás ocasión de reponer fuerzas en una terraza de espectaculares vistas. O ascender al Mirador de la Cruz del Portitxol.

El Mercedes 200 A Sedán, junto a la playa de Portitxol. Fotografía: R. de Otero-Sevilla.

Jávea/Xábia es también el Parque Natural del Montgó y el Faro del Cabo San Antonio. La Cova Tallada, cincelada por la naturaleza, junto con muchas cuevas más. Y, por supuesto, el casco antiguo de la población y sugerente Playa del Arenal.

Un viaje que nos ha llevado a acercarnos a otra realidad valenciana con un divertido vehículo. Un Mercedes A 200 Sedán que se desenvuelve con soltura por autopistas o por carreteras secundarias. En zonas viradas se muestra ágil, rápido, firme, dinámico, con un motor vivo y enérgico, equilibrado. Sus consumos, en ECO, pueden resultar también moderados. Eso sí, de elegir, nos habríamos decantado por el cambio automático en vez del manual… cuestión de gustos. Puedes hacerte con él a partir de 34.000 €. ¡Te encantará!

Atardecer en el lago de La Albufera. Fotografía: Rafael de Otero-Sevilla.

Para más información:

Rafael de Otero-Sevilla

Por Rafael de Otero-Sevilla

viajarymuchomas.com