
La rica fauna y flora de estos espacios los convierten en lugares excepcionales para visitar en primavera
Con la primavera, la naturaleza cobra mayor relevancia para nuestras escapadas y rutas. Senderismo, turismo ornitológico y la simple admiración de unos paisajes extraordinarios hacen de los espacios naturales de España un lugar idílico para el ocio y el disfrute, tanto en familia como en pareja, salidas con amigos e incluso solo si lo tuyo es la contemplación y el silencio sólo roto por la rica fauna que abunda en estos lugares. Te recomendamos no olvidarte de ir provisto de prismáticos, cámara de fotos y crema solar. Por supuesto, no dejes de ir con un teléfono móvil con la carga de batería al completo. La flora que descubrirás es también uno de sus principales atractivos. Pero hay muchos, muchos más.
Te proponemos conocer los 16 Parques Naturales de España, una declaración que hace de España ser uno de los primeros países en impulsar la conservación de espacios naturales únicos en toda Europa. La iniciativa se creó en 1916, hace hace más de un siglo. Fue una idea importada por Pedro Pidal desde Estados Unidos. El primer Parque declarado fue el de la Montaña de Covadonga, Picos de Europa.

España tiene en la actualidad 16 espacios protegidos declarados como “las mejores muestras del patrimonio natural español”. El último en ser declarado fue el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, en el año 2021. Los objetivos de estos espacios únicos son conservar su valor natural, dar al ciudadano la posibilidad de disfrutarlos y permitir a la comunidad científica mejorar el conocimiento sobre ellos.
¡Comenzamos!
1. Aigüestortes i Estany de Sant Maurici

El Parque Nacional Aigüestortes i Estany de Sant Maurici cuenta con más de 200 lagos y estanques junto a riscos, valles, cascadas y sierras. Se ubica en Lleida, entre las comarcas de la Alta Ribagorça, Pallars Sobirà, Val d’Aran y Pallars Jussà. Se accede a través de Boí y Espot. Precioso.
Su principal seña de identidad corresponde a los más de 200 lagos o estanys, a los impresionantes riscos de «Els Encantats» y a sus característicos meandros de alta montaña (las aigüestortes). Es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza: lagos, torrentes, cascadas, turberas, canchales, agrestes picos y frondosos bosques de pino negro, abeto, pino silvestre, abedul y haya, constituyen el hogar de multitud de interesantes plantas y fascinantes animales de origen alpino o boreal.
2. Archipiélago de Cabrera

Mantiene un ecosistema inalterado, aislado, propio del Mediterráneo. Su riqueza suele ser ajena a las cámaras: el fondo marino. Conserva endemismo y es un punto esencial en las rutas migratorias de más de 150 aves. Se llega únicamente en barco desde Mallorca. En mitad del trayecto, otro atractivo: la cueva azul, un baño en alta mar.
A poco más de una hora de navegación desde Mallorca, el Archipiélago de Cabrera constituye el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español. Desde 1991, el Parque Nacional Marítimo Terrestre cobija toda la riqueza natural de este conjunto de islas e islotes calcáreos: importantes colonias de aves marinas, especies endémicas y uno de los fondos marinos mejor conservados de nuestro litoral.
En este Parque predominan los arbustos leñosos de hoja coriácea y pequeña, formadores de la garriga, matorral perfectamente adaptado a los rigores del clima mediterráneo, existen varios endemismos: astrágalo de las Baleares (Astragalus balearicus), rubia (Rubia angustifolia ssp. cespitosa), tragamoscas (Dracunculus muscivorum ), hipericón balear (Hypericum balearicum), etc. Constituye un importante punto de escala en la ruta migratoria de más de 150 especies de aves, tanto en el paso primaveral como en el otoñal. Son vecinas de las islas desde la gaviota de Audouin (Larus audouini) hasta el halcon de Eleonora (Falco eleonorae). Los fondos marinos también representan una parte muy importante del Parque, con más de 200 especies de peces y numerosos invertebrados endémicos, describe la web del Ministerio Para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
3. Parque Nacional de Cabañeros

En los Montes de Toledo, entre Ciudad Real y Toledo, el Parque Nacional de Cabañeros es hogar de especies protegidas. Lo que iba a ser un campo de tiro militar de 16.000 hectáreas en 1987 se convirtió, un año después y tras un ejemplar movimiento ciudadano y de organizaciones ecologistas, en Parque Natural. Su declaración como Parque Nacional no llegó hasta 1995, en la que se extendió la conservación a un territorio de más de 40.000 hectáreas.
El Parque es refugio de grandes rapaces, cigüeñas negras y otras muchas especies en peligro de extinción es hoy uno de los rincones protegidos más valiosos de los Montes de Toledo, comarca situada en la submeseta meridional, en pleno centro de España, en las provincias de Ciudad Real y Toledo.
Esto supone para la comarca de los Montes de Toledo una de las medidas de mayor trascendencia puesto que su emplazamiento geográfico se hace en una zona que históricamente se había venido caracterizando por su despoblamiento y abandono secular.
El plan de ordenación afecta a 90.611, hectáreas, e incluye a dos poblaciones enclavadas en la provincia de Toledo, Los Navalucillos y Hontanar y a cuatro situadas en Ciudad Real: Horcajo de los Montes, Retuerta del Bullaque, Alcoba de los Montes y Navas de Estena. No obstante esta división administrativa no debe ocultar que todos ellos pertenecen a una misma comarca natural, los Montes de Toledo.
4. Caldera de Taburiente

Un circo, en geología, es una “depresión semicircular en un macizo montañoso, rodeado de paredes abruptas”. El de la Caldera de Taburiente, en La Palma, ocupa una extensión de 8 km. de diámetro y casi 2.000 m. de desnivel. Aquí viven especies endémicas, vegetales y animales, en un espacio de 4.690 hectáreas.
Con aspecto de caldera, donde múltiples erupciones volcánicas, grandes deslizamientos, la fuerza erosiva del agua y el tiempo han ido modelando su geomorfología, convirtiéndola en un escarpado paisaje. El paisaje de La Caldera de Taburiente presenta una red de arroyos y torrentes espectacular y de gran fuerza erosiva. En este medio se han desarrollado una gran variedad de especies vegetales y animales, que incluyen un gran número de endemismos canarios.
5. Doñana

Doñana es un collage de paisajes, de ecosistemas. Dunas y bosques, marismas y llanuras. Es refugio de especies en peligro como el lince ibérico o el águila imperial. Ocupa un espacio de 54.252 hectáreas entre las provincias de Huelva y Sevilla. Fue declarado en 1969.
El Parque Nacional de Doñana es un mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en Europa. Destaca sobre todo la marisma, de extraordinaria importancia como lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas. En el Parque viven especies únicas, y en serio peligro de extinción, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico.
Doñana supone la confluencia de un conjunto de ecosistemas (playa, dunas, cotos, marisma…) que dotan a este Parque de una personalidad única.
6. Garajonay

De los 16 Parques Nacionales españoles, 4 pertenecen a las Islas Canarias, tan diversas son. A pesar de su origen volcánico, la naturaleza ha conquistado la mayor parte de este territorio insular. En La Gomera se ubica el Parque Nacional de Garajonay, declarado en 1981, con 3.986 ha de protección.
Las escarpadas montañas y el Océano conforman un clima singular, humedad, niebla y mucha, mucha vida, con la persistente presencia de laurisilva. Es “uno de los últimos vestigios de las ancestrales selvas subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea”.
Esa humedad y frescura propicia la milagrosa existencia de estas espléndidas y misteriosas selvas, últimos vestigios supervivientes de las ancestrales selvas subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea».
La laurisilva canaria, un ecosistema relicto del Terciario desaparecido del continente como consecuencia de los cambios climáticos del Cuaternario, encuentra refugio en la zona de nieblas de las islas Canarias. Garajonay es en la actualidad la muestra mejor conservada de este ecosistema, albergando más de la mitad de los bosques maduros de laurisilva del Archipiélago. Otros valores del Parque Nacional son la diversidad de tipos de formaciones vegetales, el gran número de especies endémicas y la existencia de espectaculares monumentos geológicos, como los Roques.
7. Islas Atlánticas

Islas encadenadas desde la ría de Vigo y hasta Arousa conforman este Parque Nacional: Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Su riqueza, pese a lo que puedan revelar las preciosas imágenes del lugar, se encuentra en el fondo del mar, entre las leyendas de buques hundidos, con una diversidad inacabable de ecosistemas. En la superficie, el complejo dunar, los acantilados y las playas. En 2002 se declararon bajo protección más de 7.200 hectáreas marítimas y 1.194 hectáreas terrestres.
8. Monfragüe

En Cáceres se encuentra el Parque Nacional de Monfragüe. Los protagonista son el río Tajo y las aves. Se ha convertido en un referente del turismo ornitológico. Goza de protección oficial desde 1979 y ocupa más de 18.350 hectáreas. Imprescindible. En. concreto, se ubica en el triángulo que formarían las conocidas ciudades de Plasencia, Trujillo y Cáceres. Su eje vertebrador lo constituye el río Tajo a su paso por suaves montañas rodeadas de extensas dehesas.
Monfragüe, con 18.396 hectáreas, fue el primer espacio protegido de Extremadura. Se declaró Parque Natural el 4 de abril de 1979, tras varios años de lucha para evitar que las plantaciones de eucaliptos aterrazaran y eliminaran el matorral y bosque autóctono, hábitat de gran cantidad de fauna amenazada.
Desde su declaración como espacio protegido hasta hoy, Monfragüe se ha ido consolidando como un verdadero santuario para observar aves. Todos los años, miles de turistas llegan a la zona para disfrutar del vuelo de las cigüeñas negras, alimoches, buitres o la rarísima águila imperial. Desde su área de Uso Público, una zona privilegiada como pocas, puede disfrutarse no solo de fauna en peligro de extinción sino también de paisajes y vegetación incomparables.
En 1991 también fue declarado Zona de Especial Protección para las Aves, figura gue fue posteriormente ampliada en mayo de 2004 hasta la actual ZEPA «Monfragüe y Dehesas del entomo» que abarca las 116.160 hectáreas coincidentes con la Zona Periférica de Protección del Parque Nacional.
Esta misma extensión goza desde julio de 2003 de la calificación como Reserva de la Biosfera, reconocimiento específico de la buena relación que desde siglos existe en estas tierras entre el hombre y el medio
9. Ordesa y Monte Perdido

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un idilio. Está en Huesca, en el Pirineo. Es tan bonito que recibe más de medio millón de visitas anuales. Se declaró espacio protegido en 1918, por lo que es el segundo Parque Nacional más antiguo del país. Es también Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Montañeros, naturalistas, científicos y turistas han ido cantado en los últimos siglos las excelencias naturales y paisajísticas que alberga este soberbio rincón de los Pirineos, un paraje donde las formas de vida y la hermosura se han recluido en calidad y en cantidad, hasta el punto de llegar a adquirir grandes proporciones.
Domina su orografía el macizo de Monte Perdido (3.355 m), con las cimas de las Tres Sorores, desde donde derivan los valles de Ordesa, Pineta, Añisclo y Escuaín. Un paisaje de grandes contrastes: la extrema aridez de las zonas altas, donde el agua de lluvia y deshielo se filtra por grietas y sumideros, contrasta con los verdes valles cubiertos por bosques y prados, donde el agua forma cascadas y atraviesa cañones y barrancos.
La necesidad de proteger la integridad de la gea, fauna, flora, aguas, atmósfera y, en definitiva, el conjunto de ecosistemas del macizo montañoso de Monte Perdido, conllevó la ampliación del primigenio Parque Nacional hasta las actuales 15.608 has.
En este territorio se encierran otras áreas de no menos valor ecológico, como son los valles de Añisclo, Escuaín y Pineta, así como las alturas del Monte Perdido, vastos desiertos de altura donde reinan las ventiscas, la nieve, la roca desnuda y los restos glaciares. Esa necesidad es hoy refrendada por otras figuras de protección que además de avalar el estado de conservación de esta naturaleza, exigen una gestión responsable y sostenible: Diploma Europeo, Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, Zona de Especial Protección para las Aves y, por encima de cualquier otra la figura transpirenaica de Patrimonio de la Humanidad reconocida por la Unesco.
10. Picos de Europa

El Parque Nacional de Picos de Europa es quizás el espacio protegido más conocido en España. Agrupa territorios de Asturias, Cantabria y León. Se declaró Parque Nacional en 1918 y ocupa más de 67.000 hectáreas. Riscos, bosques, lagos, fauna libre y pueblos y tradiciones centenarias.
Representa los ecosistemas ligados al bosque atlántico. Los Picos de Europa presentan la mayor formación caliza de la Europa Atlántica, con importantes procesos cársticos, simas que llegan a más de 1.000 m, erosión glaciar muy patente y presencia de lagos. Entre sus riscos habita el rebeco, en los tupidos bosques los corzos, lobos y presencia ocasional de algún oso. En el Parque habitan más de 100 especies de aves, entre las que destacan el pito negro y el urogallo, y entre las grandes rapaces el buitre leonado y el águila real. Pero aquí hay mucho más que paisaje, hay siglos de historia escritos en los pueblos, en los valles, en las iglesias, en las cabañas de los puertos y en sus caminos.
11. Sierra de Guadarrama

Una larguísima cadena montañosa de km de longitud, un tajo abrupto en la zona central de la Península. Combina la vida de la alta montaña, los bosques de pinares, y los caminos trashumanantes que los hombres recorrían durante meses con el ganado. Fue incorporado a la lista de Parques Nacionales el 25 de junio de 2013. El espacio protegido comprende 33.960 hectáreas entre las provincias de Segovia y Madrid.
La Sierra de Guadarrama forma parte del Sistema Central, una larga cadena montañosa, de 500 kilómetros de longitud, que cruza de este a oeste el centro de la Península Ibérica.
Las condiciones de la Sierra, más fresca y húmeda que las mesetas, y su menor transformación por la actividad humana, han convertido a estas montañas en un privilegiado refugio de biodiversidad. En su medio físico destacan sus circos y lagunas glaciares y sus roquedos graníticos; entre sus paisajes vegetales, los ecosistemas de alta montaña y los extensos pinares de pino albar.
12. Sierra Nevada

Sobrecoge contemplar desde el mirador de San Nicolás la Alhambra y Sierra Nevada detrás. Según la definición oficial, Sierra Nevada “representa los sistemas naturales ligados a la media y alta montaña mediterránea”: más de 2.000 especies vegetales, 66 de ellas endemismos, y animales (con protagonismo de la cabra) e insectos (entomofauna), también únicos del lugar. El Parque Nacional de Sierra Nevada ocupa 86.208 hectáreas.
Sus empinadas cimas, a la vez que dominan un inmenso horizonte, matizado de pueblos y de caseríos, con praderas llenas de verdura, están cubiertas de nieve y de hielos, que a la altura de 9.180 pies son perpetuos, a pesar del apacible clima del país pintoresco que las rodea (…). Granada, la bella Granada con sus jardines y sus ríos, y su vega riquísima de 12 leguas, aparece como recostada a los pies del enorme picacho de Veleta…» (Madoz, 1849). Representa los «sistemas naturales ligados a la media y alta montaña mediterránea».
13. Tablas de Daimiel

Los humedales mantienen el planeta con vida. Así se rezaba el lema de la campaña de 2009 lanzada por Ramsar, Convención Internacional sobre los Humedales. El de Daimiel es, además un humedal único, “el último representante del ecosistema denominado tablas fluviales”. Confluyen aquí el desbordamiento de 2 ríos (Guadiana y Cigüela) y la descarga de aguas subterráneas en un terreno sin pendiente. Así se ha creado el lugar, valiosísimo, que garantiza la vida a aves y especies vegetales. Declarado Parque Nacional en 1973 ocupa 1.928 hectáreas, en Ciudad Real.
Con la declaración del Parque Nacional se dio un gran paso en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de La Mancha, asegurando así, la supervivencia de la avifauna que utiliza estas zonas como área de invernada, mancada y nidificación, creando una Zona Integral de aves acuáticas.
14. Teide

¿Y cómo se crea la vida desde el fuego? Canarias es la respuesta. El del Teide es el Parque Nacional más extenso y antiguo de las Islas Canarias. “Los conos volcánicos y las coladas de lava forman un extraordinario conjunto de colores y formas” y, sin embargo, es escenario de riqueza biológica. La fauna del lugar, por lo común invertebrada, y los endemismos vegetales son el preludio de la magnificencia nevada del Teide, el techo del país con 3.719 metros. Se declaró a principios de 1954 como Parque Nacional, con 18.990 ha protegidas.
Su extraordinario paisaje es un monumento geológico de los más espectaculares del mundo, en el que los conos volcánicos y las coladas de lava forman un extraordinario conjunto de colores y formas. No se puede olvidar su gran riqueza biológica, el extraordinario alto porcentaje de especies vegetales endémicas y la importancia en cuanto a número y exclusividad de su fauna invertebrada.
15. Timanfaya

De nuevo Canarias vuelve a sorprender, esta vez en la isla de Lanzarote, pero no por una frondosa y exuberante manifestación de vida, sino por la aparente ausencia de ella. Es un paisaje desolado y sin embargo bello. Pero desolado con matices: “los paisajes han sido colonizados por un universo vegetal y animal de gran valor adaptativo”, líquenes, ambientes cavernícolas… La superficie es de 5.107 hectáreas, está protegida desde 1974.
De este lugar dicen que no es una tierra muerta, sino recién nacida. Aunque aparentemente desolados, estos abruptos paisajes han sido colonizados, principalmente, por el mundo vegetal. Predominan las tonalidades negras y rojizas de lapillis y arenas y las obscuras de las lavas basálticas, todo ello salpicado de manchas de diferentes colores pertenecientes a las numerosas especies liquénicas. No se puede olvidar su riqueza biológica y el gran número de endemismos vegetales y animales.
16. Sierra de las Nieves

La Sierra de las Nives se encuentra en el extremo suroeste de la Cordillera Bética. Se enmarca en la zona más elevada de la Serranía de Ronda, en Málaga, y su pico más alto es el de Torrecilla, con 1.919 metros de altitud. Fue declarado Parque Nacional el 1 de julio de 2021, el último en ser declarado de los 16 Parques Naturales de España.
Sus empinadas cimas, a la vez que dominan un inmenso horizonte, matizado de pueblos y de caseríos, con praderas llenas de verdura, están cubiertas de nieve y de hielos, a pesar del apacible clima del país pintoresco que las rodea. Representa los «sistemas naturales ligados a la media y alta montaña mediterránea».
Siemprevivas, dedaleras, tiraña, manzanilla de la sierra, violeta de Sierra Nevada, estrella de las nieves, amapolas de Sierra Nevada y acónitos, forman parte de las más de 2.000 especies vegetales (66 endemismos exclusivos), de gran vistosidad y colorido, que viven en el Parque. Anfibios, reptiles, mamíferos , aves y una rica entomofauna (80 endemismos exclusivos), conforman la fauna de Sierra Nevada, especialmente ligada a los hábitats de la alta montaña. La cabra montés, habitual de las altas cumbres, es la especie más característica del parque.
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