Pedraza, el pueblo de Castilla y León preferido por los viajeros de Lonely Planet

Plaza Mayor del pueblo medieval de Pedraza, en la provincia de Segovia

El ranking de los 8 pueblos españoles más elogiados por los usuarios de las redes sociales de la guía mundial de viajes incluye a este pueblo medieval de la provincia de Segovia

Que España tiene un buen número de pueblos bonitos no es algo nuevo, porque realmente este país atrae a millones de viajeros y no sólo a la costa, sino también a los municipios del interior. Más de 8.100 pueblos hay en España y muchos de ellos atesoran encantos que merecen la pena conocer. Pero ese objetivo no es fácil, lo sabemos. De ahí que la editorial de viaje Lonely Planet, web especializada en viajes y destinos por todo el mundo, haya seleccionado los 8 pueblos preferidos por los usuarios de esta guía y que han sido los más votados en sus redes sociales.

Dos de esos 8 pueblos se ubican en la comunidad de Cataluña, otros dos en Asturias, otros dos en Aragón, uno en Cantabria y… otro en Castilla y León, en concreto, Pedraza, en la provincia de Segovia.

Vista aérea nocturna de la localidad medieval de Pedraza, en la provincia de Segovia
Vista general del pueblo de Pedraza al atardecer.

1. Pedraza, Segovia

No es de extrañar que el pueblo de Pedraza figure entre los más elogiados por los usuarios y viajeros de Lonely Planet. Si piensas en un pueblo muy diferente al resto de las localidades que conforman el listado ganador, Pedraza es el elegido. Y lo es por su gastronomía excepcional y por ese ambiente arquitectónico de un pueblo de película, de calles empedradas y que preserva su origen medieval como pocos.

Pedraza es un pueblo mágico día, pero de noche aún lo es más. Forma parte también del ranking de los pueblos más bonitos de España por su encanto, allí en lo alto de la loma, dominando uno de los pasos del Sistema Central. La Puerta de la Villa, el único acceso al recinto amurallado, te espera para mostrarte un laberinto de calles umbrías y tranquilas, casas de origen medieval y casonas blasonadas del siglo XVI.

Por supuesto, no dejes de recorrer su Plaza Mayor, con soportales y casas con solanas de madera, entre las que echar una ojeada a la torre románica de la iglesia de San Juan o a los palacios de los marqueses de Lozoya y Miranda.

Pedraza también tiene su cárcel (hoy museo) y, por supuesto, su castillo, la joya principal. Fue construido en el siglo XIII, aunque fue reconstruido varias veces. Antigua residencia de los Velasco, la fortaleza fue adquirida y restaurada por el pintor Ignacio Zuloaga. Casi levantado en el precipicio, sobresale su imponente torre del homenaje y su foso.

Pedraza es un mirador y, como te decíamos, también es un perfecto decorado. Si no has visitado nunca esta villa, quizás, sin saberlo, ya la hayas recorrido, al menos en televisión. La serie ’30 monedas’, de Álex de la Iglesia, se rodó en este pueblo segoviano amurallado. ¡Ah!, y si eres aficionado al esquí, apunta este destino en tu agenda y, ahora que se acerca el invierno, acércate, a tan solo 35 kilómetros, a la estación de la Pinilla.

Fachada con flores en una calle de Pedraza.
Espectacular imagen de la Villa de Pedraza en la Noche de las Velas.

Y si todos los atractivos que atesora este precioso pueblo medieval, también te contamos que cada año, en el mes de julio, se celebra la Noche de las Velas, un acontecimiento espectacular en el que sus calles y plazas empedradas se iluminan con más de 60.000 velas. El remate final de esta iniciativa es, además, la celebración del Concierto de las Velas, una cita con la música clásica que organiza la Fundación Villa de Pedraza en la plaza de la localidad segoviana.

Torre del Infantado, en Potes.

2. Potes, (Cantabria)

Potes, situado en el corazón de la comarca de Liébana, es una villa llena de historia y de una belleza extrema. Cuidado con mimo, sus calles y rincones se encuentran en perfecto estado de conservación y son cobijo para montañeros, visitantes y peregrinos, a quienes ves con mirada de asombro. Si no lo conoces, estás tardando en organizar un plan para recorrer este pueblo rodeado por los Picos de Europa.

Potes ofrece calles y rincones de otros tiempos.

Conocida como la villa de de los puentes y de las torres, a Potes no vayas, si puedes, con una buena cámara de fotos, porque precisamente sus torres y puentes son fotogénicos a rabiar. Ejemplo de esto lo tienes en las torres del Infantado y la de Orejón de La Lama, ambas del medievo, siglo XV. Caminar entre sus calles y espacios de otros tiempos es toda una experiencia. Potes se ubica en el Camino Lebaniego y es paso hacia el monasterio de Santo Toribio de Liébana, del siglo VI y situado a tan solo dos kilómetros del municipio. Decirte que allí se custodia el mayor fragmento de la Cruz de Cristo, otro acicate, y no menor, para animarse a un viaje a través de la historia.

Su gastronomía también supone un motivo más para ir hasta este pueblo cántabro lleno de encantos. Platos de caza mayor, pescados de río y, especialmente, su cocido lebaniego son platos que te harán decir y decir «¡qué rico está todos!».

Calle típica del pueblo de Cadaqués.

3. Cadaqués, (Girona)

Cadaqués es el pueblo unido de por vida con Dalí, donde la familia del famoso pintor pasaba los veranos y el propio artista se inspiró en sus formas, colores y luz. Ubicado en la cosa del Alto Ampurdán, en la provincia de Gerona, en la Costa Brava, mantiene su encanto de pueblo pesquero y ofrece al visitante un espectacular caso histórico.

Imagen general de la localidad asturiana de Cudillero.

4. Cudillero (Asturias)

La villa pixueta, con su curioso anfiteatro de casas de colores alrededor de una plaza llena de bares y restaurantes, es un pueblo icónico de la costa asturiana, en el Mar Cantábrico. Su gastronomía es para degustar los paladares más exquisitos y sus vistas desde los miradores captan la atención de cualquier aficionado a la fotografía.

Puente medieval de Besalú, Girona.

5. Besalú (Girona)

Si vas a Besalú, en Gerona, pensarás que, una máquina teletransportable te habrá llevado directamente a la época medieval. El pueblo, situado en la comarca de la Garrotxa, se ha restaurado con mimo y un paseo entre sus estrechas calles empedradas hará volar tu imaginación, en un viaje a través del tiempo. Destacan la Carrer Tallaferro y el Carrer Major, que comunican directamente con la Plaça Major, con sus solemnes edificios, pórticos y rincones. Tampoco dejes de cruzar su icónico puente medieval, que te permitirá captar imágenes únicas con las que luego asombrar a familiares y amigos.

Coloridas casas en Lastres, Asturias.

6. Lastres (Asturias)

Lastres es un pueblo típico de pescadores levantado en una empinada pendiente que culmina justo en la orilla del mar y que te abrirá sensaciones indescriptibles. La panorámica del Cantábrico es espectacular y su casco histórico custodia la iglesia de San María de Sábada, una edificación culminada con un espectacular campanario. Las calles no está aptas para el viajero que sólo busca confort, porque la verticalidad se nota en las rodillas. Pero todo ese esfuerzo tendrá buena recompensa: baja hasta el puerto y, si te animas, acércate hasta el Faro de Luces, un paseo tranquilo de unos tres kilómetros que te llevará hasta el lugar más exterior del cabo de Lastres, donde la puesta de sol sobre los acantilados es el mejor premio.

Albarracín, en la provincia de Teruel, es uno de los pueblos más bonitos de España.

7. Albarracín (Teruel)

Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España. Ubicado junto a un promontorio rocoso excavado por el río Guadalaviar, esa orografía peculiar es la que ha contribuido a un cierto aislamiento de esta localidad de la provincia de Teruel y a la perfecta conservación de sus calles y rincones desde tiempo de la Edad Media. Llaman la atención sus casas cubiertas por una cal colorada por el óxido de hierro, sus balcones colgantes de madera, las verjas de forja en las ventanas y, por supuesto, las empinadas callejuelas empedradas.

Vista general del pueblo de Alquézar.

8. Alquézar (Huesca)

Sí, su nombre significa exactamente fortaleza (Al-Qasr, en árabe) y a ese papel de defensa es inherente a su pasado y presente. Ubicado junto al río Vero, en el parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara, es un tesoro de la comarca oscense del Somontano. Edificios medievales y renacentistas dan un especial carácter arquitectónico a su centro monumental, pero no olvides tampoco la impresionante naturaleza que rodea a esta localidad digna de admirar y recorrer sin prisa.

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