
Este sendero circular de la Sierra de Francia, que conecta Cepeda y Madroñal, está considerado uno de lo más impactantes de España
Son muchas las rutas que ofrece la provincia de Salamanca y cada una tiene su particular belleza. Por su interés os compartimos la que conecta las localidades de Cepeda y Madroñal a través del Sendero de los Mil Colores, que publica Traveler.

Imagina donde te espera el naranja intenso de los frutos del madroño, el azul profundo de los arroyos, el marrón rojizo de las castañas, el contraste entre el verde de los prados y el ocre de las tierras de labranza, el oscuro plumaje de la cigüeña negra, el grafismo del entramado de madera de las casas tradicionales, el pavoneo de las flores blancas del cerezo en primavera… Y así hasta mil o, quién sabe, incluso más tonalidades… Todo eso y mucho más te aguarda en la Senda de los Mil Colores, en la Sierra de Francia.
Porque este salmantino sendero circular, que conecta los municipios de Cepeda y Madroñal y transcurre por el Parque Natural de Las Batuecas, está considerado uno de lo más impactantes de España por sus paisajes multicolor: los de sus campos y bosques, pero también los de sus pueblos y construcciones históricas.
Un sendero de 10 kilómetros
Unos diez kilómetros tiene este sendero tradicional –con pista forestal y agrícola– que puede realizarse en cuatro horas debido a su escasa dificultad, por lo que está indicado para todo tipo de visitantes, desde los más pequeños de la casa hasta ciclistas que deseen aderezar su marcha con un entorno de postal.
Siguiendo las indicaciones del itinerario, señalizado con marcas en amarillo y blanco (sendero de pequeño recorrido, PRCSA-20), saldrán a nuestro paso caminos serpenteantes, bosques de encinas y robledales, riachuelos, restos de antiguos molinos, construcciones del pasado, puentes (incluso uno medieval) y todo tipo de maravillas naturales, patrimoniales e históricas.
Cada estación es única en el Parque Natural de Las Batuecas, en la provincia de Salamanca, por lo que tan solo deberemos escoger nuestro tono favorito y salir a buscarlo para disfrutarlo (al aire libre) en el momento oportuno: los marrones de las hojas caducas de los árboles en otoño, el rosado de los pétalos de los almendros dando cierre al invierno, la amalgama de colores de las flores que adornan los balcones en primavera o el verdor clorofílico de los viñedos cuando el sol estival aprieta.

Desde Cepeda
Al ser una ruta circular, se puede empezar a explorar por cualquiera de los dos pueblos. Si empiezas por Cepeda, un pueblo que brilla por sus tradicionales construcciones serranas levantadas sobre un castro prerromano, encontrarás su inicio ubicado en la fuente romántica, que está en plena circunvalación, en la carretera C-512, en dirección a Sotoserrano.
Situado en la ladera de un monte de la Sierra de Francia, Cepeda llama la atención por los entramados de madera perfectamente dispuestos a lo largo de las fachadas de sus vistosas casas. También es singular la avenida de los Reyes Católicos que desemboca en la ermita del Humilladero y el Antiguo Colegio.
Desde Madroñal
Efectivamente, el nombre de Madroñal proviene del madroño, sin embargo, es el cerezo el que se ha convertido en su seña de identidad, aunque también presume de árboles frutales, prados y tierras de labranza. Es una zona especialmente colorida cuando llega la primavera.
Un poco más abajo, se encuentra el bosque multicolor que nos lleva a Cepeda de la Sierra. La arboleda está salpicada de robles, castaños, madroños, acebos y alcornoques, alcanzando en otoño su plenitud paisajística.
Y tú, ¿ya has escogido tu tono favorito de la Senda de los Mil Colores? Una de las rutas en Salamanca que pretende atraer hasta la Sierra de Francia a los fanáticos de la naturaleza, pero también de la cultura, el patrimonio, las tradiciones y la gastronomía.
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