
Las restricciones por el Covid-19 han marcado el auto sacramental, el primero tras haber sido declarado este año como Bien de Interés Cultural
La Alberca ha vuelto a acoger, dentro de las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, ‘La Loa’, el auto sacramental que escenifica la victoria del bien sobre el mal. Lo hizo por primera vez después de haber sido declarado este año como Bien de Interés Cultural (BIC) y tras la suspensión en 2020 con motivo de la pandemia.
Sin embargo, esta edición no se ha desarrollado con normalidad: las medidas restrictivas han provocado un fuerte descenso de público debido al control de aforo en la plaza del Solano bajero. Un descenso que ha causado una atípica imagen de sillas con distancia de seguridad en contrapunto de las escaleras abarrotadas de la iglesia de años anteriores. Entre las novedades, el Consistorio también ha realizado test de antígenos a los actores de Cateja Teatro antes de la representación. Esta asociación cultural ha sido la encargada también de la Loa infantil celebrada dos días antes en formato de guiñol para acercar esta tradición a los más pequeños.

Una vez celebrada la misa, dio comienzo este auto sacramental, que se remonta a la época medieval, y que es una de las tradiciones más arraigadas de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca. Unos minutos después de las 12 horas el narrador, ataviado de pastor, hizo acto de presencia en el escenario ubicado frente a la iglesia y, tras él, apareció el demonio a lomos de la ‘serpiente’, un monstruo con cuerpo y cabeza de chivo, y con siete cabezas de serpientes que representan los pecados capitales, y con el que el Mal trató de asustar al público con un espectáculo pirotécnico de petardos, simulando el fuego del infierno.
Posteriormente, el demonio tentó a los galanes ataviados con trajes albercanos que iban a celebrar la fiesta de la Virgen de la Asunción. En ese momento apareció el Bien representado por una joven vestida de ángel, acompañada por siete niños de la zona en el papel de angelitos, para poder así combatir y vencer finalmente al demonio y sus siete diablillos, informa Ical.
Ante ovaciones la Loa se despidió a la espera de poder volver el año que viene a la plaza del Solano bajero de La Alberca y cumplir así con esta tradición centenaria que convoca a vecinos y visitantes.