
Plan perfecto para el próximo ‘puente de diciembre’: Déjate envolver por una época presidida por el cruce de culturas, calles empedradas, murallas y edificios históricos
La riqueza histórica española tiene en Castilla y León una clara referencia. La Comunidad ofrece al viajero verdaderos tesoros que nos descubren culturas antiguas, vestigios de otras épocas en las que el centro del mundo era España. Ahora que se acerca el ‘puente de diciembre’, te proponemos un viaje al pasado, al medievo, por 7 pueblos que te sorprenderán si no los conoces aún. Sus plazas, calles y rincones te permitirán disfrutar de un paisaje cultural inigualable. Un plan perfecto para recorrer en familia, en pareja, con amigos o incluso solo siempre que vayas pertrechado de cámara de fotos y ganas de envolverte por la Edad Media, un período histórico comprendido entre los siglos V y XV. Una época que comienza con la caída del Imperio romano de Occidente y que finaliza con el descubrimiento de América.
¿Te animas?

Puebla de Sanabria (Zamora)
Puebla de Sanabria es la capital de la comarca, conocida mundialmente por su lago glaciar, el más grande de la península ibérica, y por su belleza natural con bosques de robles y castaños. hacerlo de su lago. Este pueblo zamorano, muy cerca con el límite de Portugal, destaca por su cuidada arquitectura. Construido en una ladera de granito, conserva su carácter pintoresco, presidido en la parte más alta por el Castillo de los Condes de Benavente. Precisamente, la villa prosperó en la Edad Media con estratégico enclave en el paso hacia Portugal. De esa época es el edificio militar, siglo XV, que fue mandado construir por la familia Pimentel, Condes de Benavente. El castillo sufrió los estragos de la guerra con Portugal en el siglo XVIII y de la Guerra de la Independencia contra Francia, un siglo más tarde. Los años posteriores experimentó un proceso de abandono hasta que el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria se hizo con él y, en la actualidad, alberga la Casa de la Cultura, una biblioteca y un pequeño museo.
La villa cuenta con la declaración de Conjunto Histórico-Artístico, pero no es la única distinción que atesora este municipio de calles empedradas, fachadas blasonadas y balconadas espectaculares. Otros tesoros son la Iglesia de Santa María del Azogue, de origen románico; el Fuerte de San Carlos o la fachada isabelina del Ayuntamiento, también del siglo XV. No dejes de visitar la Plaza Mayor sus alrededores y admirar las vistas hacia el río y el horizonte que se abre, como ventana natural, hacia un paisaje idílico, donde predomina el verde y el color pizarra los tejados de las pintorescas casas de la localidad.

Frías (Burgos)
La localidad burgalesa puede presumir de ser la ciudad más pequeña de España, lo que la convierte en uno de los pueblos más curiosos del territorio nacional. Esta singular característica no es un simple reclamo turístico, obtenido en el siglo XV por orden del rey Juan II de Castilla, porque, una vez que cruzas su puente medieval sobre el río Ebro, te encontrarás en una ciudad amurallada y muy bien conservada, hasta el punto de que apenas ha cambiado de aspecto en los últimos cinco siglos.
Su asombroso castillo, la parroquia de San Vicente Mártir y las casas colgadas no dejan indiferente a ningún viajero que se acerca a este pueblo que se ubica en la Ruta de Raíces de Castilla, itinerario que recorre los antiguos caminos que unían las localidades de Frías, Oña y Poza dela Sal. Un sendero de 42 kilómetros, reconocido como el más popular de la región por su espectacular entorno natural que lo rodea y su rico patrimonio cultural, que atrae cada año a más de 100.000 visitantes. No dejes de ver tampoco la ermita de Santa María de la Hoz, junto a la cascadita de Tobera.

La Alberca (Salamanca)
Es el pueblo más famoso de la Sierra de Francia, sin duda. Por algo tiene el honor de haber sido el primero de España en ser declarado Conjunto Histórico Artístico, en 1940.
Ubicado a 70 kilómetros de la capital salmantina, es uno de los municipios de la provincia más visitados y no es de extrañar. Si te animas a visitarlo tendrás la sensación de estar recorriendo una judería, con sus estrechas, laberínticas y secretas calles. Camina despacio, contempla cada rincón y déjate sorprender por las distintas perspectivas que te ofrece.
La Alberca es la fusión de tres culturas, la cristiana, la musulmana y la judía, sus calles laberínticas y estrechas llevan hasta el corazón de la población y, por supuesto, hasta su Plaza Mayor, con sus balcones adornados con geranios y el crucero que allí se encuentra. Es el auténtico núcleo central de la vida de los vecinos y de los numerosos turistas que se acercan a contemplar un pueblo con fachadas blancas, con dobles balcones y soportales con columnas de granito.
Sus casas tienen la particularidad de que las plantas superiores van sobresaliendo sobre la inferior y en ocasiones los aleros de los tejados ‘chocan’ con la de enfrente. El juego de luces y sombras que forman es un respiro en verano.
Otras paradas de los más recomendables son la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y sus tres ermitas: San Antón, San Blas y el Humilladero… y un buen jamón pata negra.

Miranda del Castañar
No salimos de la Sierra de Francia y nos acercamos a Miranda del Castañar, un pueblo de encanto nacido en la reconquista y que, lógicamente, es también uno de los pueblos más bonitos de España. Esta plaza fortificada, con muralla bastante bien conservada y castillo que preside el municipio desde lo alto, está en un enclave insólito. Escala sobre un cerro granítico hasta ubicarse en posición dominante.
Se dice que para llegar a Miranda del Castañar hay que sortear tres murallas: la formada por las montañas de La Quilama, la Sierra de Béjar y la Sierra de Francia; la constituida por los tres ríos que la rodean: el Francia, el Alagón y el San Benito, y la tercera sería el recinto amurallado con sus cuatro puertas de entrada.
Salvados todos esos ‘obstáculos’, viajaras al medievo con solo pisar la localidad con casas de mampostería y madera, características de la sierra, junto a casas de granito con blasones en las fachadas.
Entre su legado arquitectónico que no puedes dejar de visitar está el Castillo de los Zuñiga, la Cárcel Real, la Alhóndiga, la Ermita de la Virgen de la Cuesta, o las casas del Cura, del Escribano o el Pabellón de Caza.

Pedraza (Segovia)
De día es mágico; de noche aún lo es más. Pedraza figura entre los pueblos más bonitos de España por su encanto, allí en lo alto de la loma, dominando uno de los pasos del Sistema Central. La Puerta de la Villa, el único acceso al recinto amurallado, te espera para mostrarte un laberinto de calles umbrías y tranquilas, casas de origen medieval y casones blasonadas del siglo XVI.
Visita su Plaza Mayor, con soportales y casas con solanas de madera, entre las que echar una ojeada a la torre románica de la iglesia de San Juan o a los palacios de los marqueses de Lozoya y Miranda.
Pedraza también tiene su cárcel (hoy museo) y, por supuesto, su castillo, la joya principal. Fue construido en el siglo XIII, aunque fue reconstruido varias veces. Antigua residencia de los Velasco, la fortaleza fue adquirida y restaurada por el pintor Ignacio Zuloaga. Casi levantado en el precipicio, sobresale su imponente torre del homenaje y su foso.
Pedraza es un mirador y también un perfecto decorado. Si no has visitado nunca esta villa, quizás, sin saberlo, ya la hayas recorrido, al menos en televisión. La serie ’30 monedas’, de Álex de la Iglesia, se rodó en este pueblo segoviano amurallado. ¡Ah!, y si eres aficionado al esquí, apunta este destino en tu agenda y, ahora que se acerca el invierno, acércate, a tan solo 35 kilómetros, a la estación de la Pinilla.

Medinaceli (Soria)
En Medinaceli falleció un 9 de agosto del año 1002 el militar y político andalusí Almanzor, canciller del Califato de Córdoba. Bajo las losas de este pueblo soriano, uno de los más bonitos de España, reposa un fértil pasado celtíbero, romano, árabe y cristiano. Un auténtico cruce de culturas históricas que marca el reconocido patrimonio histórico artístico de este pueblo que se levanta a 1.200 metros de altitud.
Buena prueba del pasado romano de esta villa son los mosaicos existentes en diversos puntos y, sobre todo, su soberbio arco romano, del siglo I. Es uno de los mejor conservados de la Península Ibérica y es el único de España que cuenta con tres arcos. Como curiosidad, su silueta aparece en las señales de tráfico cuando se refiere a la presencia de un monumento nacional.
Medinaceli merece una visita sin reloj por la Plaza Mayor, la Colegiata de Santa María, la Casa del Concejo, el Palacio Ducal, la Alhóndiga, el Convento de Santa Isabel o el Beaterio de San Román. Hay que acercarse también al castillo de Medinaceli, aunque no para quedarse. Sus ruinas albergan el cementerio del pueblo.

Urueña (Valladolid)
Érase una villa a un libro pegado. El prólogo se escribe en Urueña (también en la imagen principal), un pueblo subido a una loma, en la provincia de Valladolid, que es conocido por ser el mejor balcón de Tierra de Campos y también por ser la Villa del Libro. Tiene más librerías que bares. Para que te hagas una idea, hay una por cada 16 habitantes, además de cinco museos de arte o literatura y el centro etnográfico Joaquín Díaz.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1975 y elegido en 2014 como uno de los pueblos más bonitos de España, su buen estado de conservación convierte a Urueña en una de las mejores localidades preservadas de la provincia de Valladolid y de Castilla y León. No en vano, su trazado y la restauración de muchos de sus edificios han logrado que mantenga su esencia medieval.
Ese núcleo intelectual está protegido por una impresionante muralla medieval de los siglos XII y XIII, una de las mejor conservadas. No pierdas la oportunidad de subir al adarve de sus murallas y obtener unas increíbles vistas. Comprobarás desde arriba por qué se dice ‘ancha es Castilla’. Atraviesa las Puertas del Azogue o la Puerta de la Villa y pasea por sin prisa por sus calles empedradas entre tradicionales casas de piedra. Llega el momento de acercarse a la iglesia gótico-renacentista de Santa María del del Azogue, del siglo XVI; la la ermita de la Anunciada, originaria del siglo XI y la única de Castilla y León en estilo románico lombardo, o ‘hojear’ las páginas de alguno de sus museos y librerías.
De hecho, la Casona del Mayorazgo alberga el Museo Etnográfico, al que se suma el Museo del Cuento, cuya exposición esta formada por ilustraciones de los más conocidos relatos de la literatura clásica infantil; el Museo de la Música, que cuenta con más de mil instrumentos de diversos orígenes, materiales y épocas; el Museo del Gramófono, el primero que hubo en España, y el Museo de Campanas, con una veintena de piezas de distintos tamaños y fechados entre los siglos XV y XVI. Además, ofrece el Centro e-LEA Miguel Delibes, creado para potenciar la lectura, la escritura y sus aplicaciones.
viajarymuchomas.com