
Guía para conocer en 48 horas la historia y los principales atractivos de la ciudad gallega que mira de frente al océano
La ciudad de Ferrol sorprende la mires por donde la mires. Testigo imperturbable de la historia de España a lo largo de los últimos diez siglos, atesora no pocos vestigios del poderío marítimo que desplegó la Corona española en los siglos XVI y XVII y la posterior época de la Ilustración. De ser un municipio dedicado a la pesca y de tan solo unos 1.500 habitantes pasó a ser la primera población de Galicia en habitantes y en su curvilíneo territorio se levantó la pujante industria relacionada con la construcción naval en España. Su astillero aún guarda con celo ese indudable protagonismo nacional e internacional, escenario en el que también compiten Cádiz y Cartagena (Murcia). No en vano, en Ferrol se realizó la botadura de primer barco a vapor de España en 1858 y años más tarde, en 1881, también fue ciudad pionera al acoger la del primer barco con casco de hierro. Ya en el siglo XIX, en concreto, en el año 1912, fue igualmente el astillero donde se construyó el primer acorazado de España, a cuya botadura asistió el rey Alfonso XIII.
Ferrol debe su título de «ciudad» a Isabel II, pero ya antes era villa. Tanto es así, que muchas de sus calles y nobles edificios rezuman señorío por los cuatro costados y eso se percibe a cada paso. El Ferrol señorial, el de los grandes ilustrados, arquitectos, ingenieros y artistas, se asoma cual dama imponente para maravillar a quienes aún desconocen lo mucho que tiene que ofrecer este municipio gallego y que no le va a la zaga a ningún otro, quizá más renombrado en los tradicionales circuitos turísticos.
No olvides que ‘la tableta de chocolate’, como así también se llama a Ferrol por su concepción urbana de calles paralelas y perpendiculares, ha sido pionera en la introducción del urbanismo moderno y la primera ciudad que introdujo en Galicia las típicas galerías acristaladas en las fachadas de sus casas y edificios.

Por eso a Ferrol, en términos de atractivos turísticos, no le falta casi de nada. Por no faltarle, ni siquiera los cruceros atracados que hoy pueden verse junto al coqueto puerto. Trasatlánticos de gran eslora que convierten en auténticas miniaturas a las coloridas barcas que parecen dormir sobre el agua salada, mecidas por una luz tenue y grisácea a primeras horas de la mañana por efecto de la típica neblina del Atlántico, y que más tarde se desperezan a medida que el sol las despierta casi sin avisar.
Si piensas que aquí acaban los atributos de esta ciudad con olor a mar y orgullosa de sus señas de identidad, debes saber que estás en un error mayúsculo. Sigamos.

Porque aquí las altas grúas del astillero, ahora rebautizado con el nombre de Navantia, compiten en el objetivo de la cámara fotográfica con los imponentes puestos de mando de las fragatas y, especialmente, con las torres de sus iglesias, los monumentos y una amplia y asombrosa arquitectura. En Ferrol, de hecho, conviene mirar hacia arriba para apreciar tanta riqueza patrimonial. Eso sí, sin perder de vista donde pones el pie, ya que son varias las calles y plazas que mudan estos días su piel gracias a las obras de remodelación financiadas con fondos europeos. Paciencia, porque tras los inconvenientes de los trabajos llegará esa indudable mejora urbana.

Ferrol es aún mucho más. Es referencia inquebrantable del Camino Inglés hacia Santiago de Compostela, ejemplo nacional de turismo cultural, industrial y religioso (con su preciada Semana Santa) y sinónimo de patrimonio con derecho propio. Incluso aguarda con serena actitud a que la Unesco la reconozca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, dando así cumplida respuesta al expediente elaborado por la Corporación municipal.
Pero, como sabes, estamos en Galicia y, por supuesto, Ferrol no iba a ser menos en esa merecida fama de presentarse ante el mundo con lo mejor de su gastronomía, sustentada en productos locales de la huerta, el mar y la selecta ganadería. Tampoco hay que desdeñar el pujante sector vitivinícola con el que Galicia también consolida marca. Ahí está para corroborarlo el restaurante BaceLo, recomendado por la Guía Michelin, y otros que de ningún modo desmerecen una sosegada visita. Ya te avanzamos que al final de este texto encontrarás más lugares para degustar la cocina gallega o, simplemente, tomarse una tapa con la correspondiente consumición a un precio más que razonable.
Y no, no nos vamos a olvidar tampoco de otros atractivos de los que puede presumir Ferrol sin sonrojarse. Para empezar, es una ciudad en la que el acceso en coche es muy asequible, dado que no hay ni una sola plaza de aparcamiento de pago en superficie señalizada con ese incisivo color azul que nos indica que estamos ante la obligación de abono de la ordenanza reguladora de aparcamiento. Además, ahora vuelve a vibrar con su equipo de fútbol, el Racing de Ferrol, que juega en Segunda División. Y eso para una ciudad de poco más de 64.000 habitantes es todo un revulsivo. Esa pasión futbolística se aprecia en bares, en su comercio de proximidad y hasta podríamos decir que en el ánimo de la gente.

Son, como puedes comprobar, muchos los atractivos que te esperan en Ferrol, donde la arquitectura ecléctica y modernista se dan la mano y donde un barrio tan humilde como Canido es hoy en día conocido mundialmente por sus 400 pinturas en las fachadas de sus casas y edificios, lo que supone añadir un museo más al casco urbano, un espectacular museo al aire libre, en este caso.
Quizá los lugares que te vamos a describir no sean todo lo que puedas ver y apreciar en tu próxima visita a esta ciudad ubicada al noroeste de la provincia de A Coruña y que, como antes decíamos, luce cual dama que es entre pilares forjados por piedra e historia y los gigantes de hierro que, como guerreros, custodian este bello municipio. Pero, sin duda, es una guía que esperamos te sirva, y mucho, para llevarte en tus adentros el mejor recuerdo de esta gran dama del Atlántico y referente de las Rías Altas de Galicia.
ÍNDICE DE CONTENIDOS:
9 lugares imprescindibles que ver en Ferrol
- Castillo de San Felipe
- Cuartel de Nuestra Señora de Dolores
- Arsenal Militar
- Museo Naval
- Navantia
- Ruta Modernista (Rodolfo Ucha Piñeiro)
- Primera Milla del Camino Inglés
- Las Meninas de Canido
- Playa de Doniños y laguna

1 Castillo de San Felipe
Desde el puerto del Ferrol puedes trasladarte hasta el Castillo de San Felipe en barco. Son poco más de 10 minutos de travesía en los que podrás contemplar la ría con una perspectiva diferente y ver, entre otros, el pueblo de Mugardos o el pequeño pueblo pesquero de San Felipe. También puedes acercarte en coche por una estrecha carretera bien señalizada que te dejará a los pies del castillo. Nosotros te recomendamos la primera opción.

La estratégica ubicación, en la boca de la Ría, le otorga a esta histórica fortificación un valor defensivo indudable. La construcción del castillo comenzó en el año 1589 y su nombre se debe al santo patrón del rey Felipe II, quien tomó la decisión de levantar esta estructura sobre la roca. Dentro del castillo te encontrarás con varios paneles informativos que te detallan de manera pormenorizada los diferentes espacios de la construcción.
El castillo de San Felipe es referencia inexcusable en conmemoración de la victoria española sobre las tropas inglesas comandadas por el general Pultney. El 25 de agosto del año 1800, los ingleses trataron de arrasar el Arsenal de la Marina de Ferrol, hasta donde se habían desplazado 17.000 soldados, de los que llegaron a desembarcar unos 11.000 desembarcaron. Frente a ellos, las tropas ferrolanas, en franco desequilibrio de fuerzas al no superar los 4.000 efectivos. Sin embargo, la victoria cayó del lado español, obligando en sucesivos ataques a retirarse a las tropas inglesas hasta los Altos de Brión. Ahora, cada 25 de agosto se conmemora esa victoria frente a los ingleses por parte de los vecinos de Brión.

2 Cuartel de Nuestra Señora de Dolores
Es el cuartel de Infantería Marina más antiguo de España. No en vano, España fue, en el año 1537, el primer país del mundo en crear una infantería de marina.
La visita al Cuartel de Dolores no deja indiferente a nadie. Construido en el año 1726 y sede desde 1771 del Tercio Norte de Infantería de Marina española se levanta frente al barrio obrero de Ferrol.

El impresionante edificio militar está declarado Bien de Interés Cultural y, de manera especial, destaca su enorme patio interior y su fachada principal de cantería de granito. No te pierdas conocer los restos de Fontelonga, ubicados detrás del cuartel, y que es la única puerta existente de las tres que daban al mar en la antigua muralla de Ferrol.

3 Arsenal Militar
El Arsenal Militar de Ferrol, con sus 260.000 metros cuadrados de extensión, supone una extraordinaria muestra de lo que fue el diseño de la Ilustración y cumple a la perfección, además de la defensiva, otra de sus fuciones primitivas: la de mostrar el poderío de la Corona a las armadas extranjeras. Declarado Bien de Interés Cultural, la magnífica construcción militar del siglo XVIII se mantiene operativo hoy en día, con unas mil personas, y en su interior sobresale el dique de la Campana, la mejor obra hidráulica del siglo XIX.

Y por si sueñas con enrolarte en la armada española, debes saber que en la actualidad hay 5 fragatas, 4 patrulleros, 2 buques de aprovisionamiento y otros barcos más pequeños, aunque su visita está fijada en fechas muy concretas de celebración.

4 Museo Naval
El Museo Naval de Ferrol, inaugurado en 1986, muestra la vinculación de la Armada española con esta ciudad desde el año 1726, en tiempos de Felipe V. La ría de Ferrol y la viña de Graña son las seleccionadas por la Corona para construir el Arsenal de la Armada norte en el que fuera el antiguo presidio de San Campio. De hecho, los presos fueron utilizados como mano de obra para su levantamiento. De aquello, pueden apreciarse hoy en día las letrinas o las cocinas que utilizaban los reclusos de la época.
El Museo cuenta en la actualidad con más de 2.600 piezas vinculadas la Armada. En su exterior se puede apreciar una extensa colección de anclas, considerada de las mejores del mundo. Clasificadas con distintivo negro (si son habituales), azul (si son distintas) y blanco (si son únicas). Curiosamente, una de ellas se fabricó con exceso de peso y nunca pudo utilizarse. También podrás contemplar restos de la fragata Baleares y la torre del primer portaviones ‘Príncipe de Asturias’.

El museo cuenta con multitud de objetos y reliquias, como son algunos mascarones de proa que evocan al dios Neptuno o Galatea. La réplica de las tres carabelas de Colón o el primer acorazado que dio la vuelta al mundo. Evocación de batallas, cartas marinas, cañones y armamento diverso dan fe de las épicas desde hace siglos.
Curioso es ver la recreación de la fragata “Santa María Magdalena”, con 34 cañones, botada en 1773 en Ferrol, que un fuerte temporal provocó su hundimiento en la ría de Viveiro, junto al bergantín Palomo. Más de 500 hombres perdieron la vida en el naufragio. En 1970 se han recuperado restos que se pueden apreciar en la exposición. O la réplica del buque escuela Grenlee (1896) y que, desde el año 1993, se conserva como museo flotante en el puerto de Glasgow (Escocia), adquirido sorprendentemente por los escoceses muy barato en subasta pública.
En el interior también puedes ver uniformes militares, instrumentos náuticos y hasta la firma original de Hitler. Sí, sí. Así de cierto. El Museo muestra una Cruz del Hierro alemana, concedida por el Führer a un militar que participó en el rescate de un barco nazi hundido por la flota aliada frente a la costa gallega durante la Segunda Guerra Mundial.
Datos de interés Museo Naval. Paseo de Irmandiños, s/n (Entrada por Cantón de Molins). Horario: de martes a viernes, de 9,30 a 13,30 horas. Sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 horas. Tfno: 981 336 027.

5 Navantia
El astillero de Navantia se extiende a lo largo y ancho de un millón de metros cuadrados de terreno y, tras la crisis que azotó años atrás al sector, revive con nueva carga de trabajo que asegura el empleo por 10 años más. De hecho, ha comenzado con la construcción de la primera de las cinco fragatas encargadas por el Gobierno español y que lleva el nombre de ‘Bonifaz’, en honor al primer almirante de Castilla y creador de la Marina Real de Castilla.
La empresa, de titularidad pública, tiene sus raíces en los Reales Astilleros de Esteiro, construidos por orden de Fernando VI en 1749 y siguiendo una decisión del Marqué de la Ensenada.
Referente mundial en diseño y construcción de buques militares, la actividad industrial se desarrolla en tres grandes áreas: la fabricación de medianos y grandes buques de guerra, la fabricación de turbinas y la actividad relacionada con la reparación de grandes barcos. En total, da empleo directo a unas 2.500 personas, a lo que hay que sumar los puestos de trabajo de la industria auxiliar. Cifras que hablan por sí solas de la magnitud de la empresa.
La visita entraña sus normas de seguridad y, por eso, parte de la misma discurre en minibús para poder transitar por esta ‘ciudad industrial’ que ha ido cambiando de nombre varias veces desde su nacimiento.

6 Ruta Modernista (Rodolfo Ucha Piñeiro)
Ferrol también es un museo al aire libre, un museo sobre el movimiento artístico y urbanístico del Modernismo. La ciudad conserva numerosos edificios y ha creado una ruta bien señalizada para conocer, especialmente, la obra del arquitecto municipal Rodolfo Ucha Piñeiro en los primeros 40 años del pasado siglo.


Casi una treintena de edificios llevan la firma de Ucha y eso se nota en esta ciudad tejida a conciencia y que mira de frente al mar.
Durante el recorrido encontrarás 17 edificios construidos entre 1909 y 1916 que representan el estilo modernista y otros 11 inmuebles de corte más sobrio pero también con porte monumental que caracterizan la corriente neoeclectisita que el propo Rodolfo Ucha auspició entre los años 1918 y 1927.

Casi todas las construcciones del recorrido discurren en calles perpendiculares frente al Arsenal Militar. La Casa Antón, junto al Parque Reina Sofía, es el punto de partida más recomendable si quieres sentirte como un ciudadano de primeros del siglo XX y, además, hacerlo en una ciudad bien planificada. Ahí podrás descargarte el QR que te llevará de paseo durante hora y media por el Ferrol modernista.

7 Primera Milla del Camino Inglés
Muchos son los Caminos de peregrinaje hacia Santiago de Compostela y Ferrol puede presumir de ser el referente del Camino Inglés, que fue la principal vía de los peregrinos en la Edad Media llegados desde el norte de Europa. El itinerario que parte desde la ciudad gallega alcanza los 118 kilómetros y atraviesa una veintena de ayuntamientos de la provincia de A Coruña.
La primera milla discurre por el casco urbano de Ferrol, donde verás las conchas típicas de Santiago incrustadas en el pavimento y la señalización tradicional de color amarillo que te indica por dónde seguir. El recorrido comienza en el puerto, donde hay un punto de recepción de peregrinos, y basta con seguir las señales para hacerlo. Por si te despistas, te diremos que desde el puerto debes dirigirte hacia las calles Carmen Curuxeiras y Benito Vicetto, para llegar después a la calle SAn Francisco, donde está la Casa Sánchez Sanmartín (año 1933) y de estilo próximo al Art Decó. ¿Sabes quién fue su arquitecto? Efectivamente, Rodolfo Ucha, quien si no.

En el itinerario de esta primera milla podrás ver la Fuente de San Roque, el Parador de Turismo, el Pazo de Capitanía, el Edificio Jofre, el Antiguo Banco de A Coruña, la Casa Rodríguez Trigo y el CAsino Ferrolano, entre otros edificios de interés, hasta llegar al elegante Paco de la Música, diseñado por Manuel Riva de Soto en 1898.

8 Las Meninas de Canido
Ferrol tiene un brillante pasado, pero sobre todo tiene un presente glorioso que afronta con renovado entusiasmo tras superar la crisis industrial de hace unas décadas. Y ese entusiasmo lo puedes percibir, palpar y sentir a través de los cinco sentidos a poco que te dejes llevar por sus incontables atractivos. Precisamente, uno de los últimos en sumarse a este elenco de motivos para visitar la ciudad gallega es el barrio Canido, al que llegas a pie tras subir alguna cuesta que otra. Pero el museo al aire libre que, de repente, se abrirá a tus ojos merece cualquier esfuerzo.

Este humilde barrio en nada se parece al recoleto y señorial Ferrol que hemos visto hasta ahora. Pero aquí, en Canido, puedes contemplar hasta 400 pinturas que adornan paredes, fachadas y muros de casas que también comienzan a mudar de piel. Es una explosión de arte. Y lo dice su principal inspirador, el artista Eduardo Hermida, vecino y muñidor de este movimiento cívico y artístico que arrancó en septiembre de 2008. El arte urbano cambia la fisonomía de un barrio, pero también la actitud de sus habitantes. Quizá el principal logro de las Meninas de Canido, nombre que adquiere del famoso cuadro de Velázquez al representar en las pinturas la conocida silueta de los personajes del cuadro. «Hemos rescatado el arte de los museos para hacerlo universal; las Meninas de Velázquez conviven ahora con el panadero y el pescadero del barrio». Son palabras de Eduardo Hermida, persona afable y sencilla.
Se trata de un arte efímero. De ahí, que cada año se haga una selección de medio centenar de nuevas propuestas procedentes de artistas de todo el mundo. La fuerza de este movimiento artístico hace posible que cada primer sábado de septiembre sean miles y miles las personas que convierten el barrio en un amplio lienzo para el disfrute de la música, el baile, el conocimiento artístico y la cultura.

9 Playa Doniños y la laguna
Salimos de la ciudad, pero antes no podemos dejar de visitar la playa de Doniños. Lo aconsejable es coche o en bicicleta. Para ello coge la carretera de Ferrol – San Xurxo y a pocos kilómetros, en Valón, toma el desvío hacia la playa.
La playa, de arena blanca y algo dunar, tiene un atractivo especial para la práctica del surf por el habitual viento y el fuerte oleaje. También tiene un paseo marítimo y un pequeño parque para el disfrute de los más pequeños.
Sus cerca de 2 kilómetros de extensión separan el agua del océano de una laguna, que se une a este espectáculo de la naturaleza.
Destaca su cuidado aparcamiento, diseñado de forma sostenible y que no distorsiona el paisaje. Encontrarás también un chiringuito de madera con amplia terraza desde la que podrás contemplar preciosos atardeceres. Un establecimiento que parece sacado de los años 70, por su ambiente playero y hippie.
Pero la playa de Doniños también está ligada de por vida a la historia naval y militar de Ferrol. Por sus aguas llegaron los ingleses que en agosto del año 1800 quisieron invadir la ciudad de las Rías Altas al no atreverse hacerlo por la ría de Ferrol, el camino más corto. Las crónica de la época dicen, en concreto, que un 25 de agosto de aquel año arribó un centenar de navíos de guerra y miles de soldados de infantería (hasta 17.000, afirman los expertos) dispuestos a desembarcar y tomar Ferrol. Los ingleses no contemplaron la fuerte resaca del mar, ni mucho menos el bravío de los soldados y los cañones ferrolanos. Así que esta playa jugó un papel importante en esta contienda, conocida como batalla de Brión, y cuya victoria fue del lado español.

¿Dónde comer?
Ferrol conjuga la cocina tradicional gallega con establecimientos que apuestan por la innovación en la mesa. La variedad está servida, por tanto. Además de sus restaurantes, puedes -y debes- probar también sus tapas (nosotros nos decantamos por sus patatas crujientes, los mejillones y el embutido autóctono).
Te recomendamos para ir de tapeo la pequeña plaza de Callao (sí, si, no nos equivocamos, porque no sólo está en Madrid) y, especialmente, Bonilla-cocholatería (plaza Callao, 1) en el que los desayunos son de chuparse los dedos, pero los tiempos para el aperitivo están muy bien cuidados: una caña grande con patatas crujientes y tapa de jamón por 2,30 euros.

Para comer, el Parador de Turismo y si quieres probar cocina de autor, recomendado por la prestigiosa Guía Michelin, tienes 4 establecimientos con esta codiciada identificación. Nosotros hemos probado BaceLo (R. Dolores, 44). De ambiente informal, en una céntrica calle peatonal y bien llevado por una joven pareja, con ambos tras los fogones, su carta es toda una experiencia para los cinco sentidos, por hablar de sus más de 100 referencias de vino. Este restaurante está situado en el centro de Ferrol, en pleno barrio de A Magdalena, en un edificio de piedra del año 1902.

Frente a Ferrol, en la propia ría, encontrarás el municipio de Mugardos. Allí te recomendamos comer el pulpo a la mugardesa que, a diferencia del tradicional pulpo con cachelos, es un guiso que lleva cebolla y pimientos. Puedes desplazarte en barco desde el puerto de Ferrol hasta el puerto de Mugardos en 10 minutos por 8 euros y la frecuencia es muy alta.

¿Cómo llegar?
Para llegar a Ferrol todas las opciones son posibles, por mar, tierra y aire.
Puedes acercarte en avión con llegada a uno de los tres aeropuertos gallegos, aunque el más cercano (52 km) es el de A Coruña. en coche por la A-8 del Cantábrico o la A-6 que enlaza Galicia con el centro de España. Galicia, por suerte, cuenta con autovías y carreteras en buen estado que salvan la compleja orografía del terreno. Y, por supuesto, también puedes hacerlo en tren.

En cualquier caso, te recomendamos visitar el siguiente enlace donde encontrarás detallada información: Accede AQUÍ.

Otras curiosidades
¿Sabías que el refranero y muchas expresiones populares tienen su origen en el mar y la marina? Pues, sí. Por eso, una visita a Ferrol también es una estupenda forma de repasar esa otra riqueza inmaterial que representa la variedad lingüística y el acervo popular.
Aquí te explicamos el origen de algunas de esas expresiones que, a buen seguro, te sonarán de inmediato.
‘Salvarse por los pelos‘. Para ser marinero no es necesario emular a Michael Phelps, el laureado nadador norteamericano. Ni siquiera sinónimo de ser un excelente nadador en aguas abiertas. Antiguamente no todos los marineros sabían nadar. Por eso, y en previsión de que pudieran precipitarse por la borda, ya se sabía que, primero, era más fácil encontrar a un náufrago entre el oleaje y, segundo, que para rescatarlo del mar era mejor agarrarle por los pelos. De ahí la conveniencia de portar larga melena.
‘Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena’. Sólo nos acordamos de Santa Bárbara, patrona de la Artillería, cuando surge la dificultad, ya que, en tiempos, los navíos de la Armada tenían habilitado un compartimento especial destinado a la pólvora y explosivos y al que se denominaba ‘santabárbara’.
‘Eres un Viva la Virgen‘. Esta expresión popular tiene su origen en los buques de guerra, donde se cantaban los nombres de los marineros que entraban de guardia y cuando lo hacía el último se exclamaba un ¡Viva la Virgen! para indicar que no faltaba nadie a bordo, aunque siempre había algún rezagado que se le bautizaba como tal.
“Vete al carajo’. Cuando queremos que alguien desaparezca de nuestra vista solemos emplear, por ejemplo, esa frase. Se refiere a la canastilla o cesto que se encontraba en el palo mayor de las carabelas, lugar inestable y sin resguardo, y cuando algún marinero cometía alguna falta se le mandaba ‘al carajo’.
Tela marinera o mucha tela que cortar. Vienen a expresar cómo tener gran dificultad para conseguir algo, al hacer referencia al tejido utilizado para para la confección de las velas de los barcos, que exige mucha tela, costosa de elaborar y de alto precio.
Como ves, a Ferrol no le falta de nada, casi. Hasta dicen que tiene lengua propia, una mezcla entre gallego, castellano e inglés.
Visitarla y conocer su historia es toda una experiencia viajera. Más información: AQUÍ.

Por Rafa Monje