
La ‘Pequeña París’, como también se la conoce, es una ciudad cómoda para descubrir su impresionante arquitectura, disfrutar de su innovadora cultura y, por supuesto, degustar su famosa gastronomía y sus buenos vinos
Y, si tienes tiempo, acércate a conocer Saint Emilion y la Dune du Pilat
La ‘Pequeña París’, la ‘Bella durmiente’, el ‘Puerto de la luna’… todos esos nombres conducen a uno solo: Burdeos, la ciudad más moderna de Europa en el siglo XVIII. Ubicada al suroeste de Francia, esta elegante urbe, Patrimonio de la Humanidad desde 2006, presta también su nombre a una de las denominaciones de vino más famosas del mundo. Pero que eso no te despiste, porque la quinta ciudad gala en número de habitantes es mucho más que un afamado vino.
No lo dudes, descubrirla es toda una aventura cultural, arquitectónica y gastronómica que no defrauda a quien se adentra en sus ambientadas calles y plazas y recorre sus populares mercados y sus elegantes edificios y monumentos.

Burdeaux (como se escribe en francés, aunque se pronuncia ‘Burdó’ ) significa ‘al borde del agua’ y así es a poco que pasees por esta ciudad tranquila y dinámica a la vez. Con 250.000 habitantes, la capital de Aquitania rezuma puro arte y despierta los cinco sentidos. Su oferta cultural es tan amplia como variopinta. Ya sólo por esta razón merece la pena acercarse hasta su corazón urbano, coqueto y señorial y, por supuesto, visitar los diferentes barrios, cada uno con sus propias señas de identidad. ¿Te animas?
Para hacértelo más fácil, te proponemos un itinerario por 9 lugares imprescindibles que ver en 48 horas, aunque si añades un tercer día no te arrepentirás en absoluto. Burdeos tiene un tamaño manejable que la hacen cómoda para recorrerla y, además, las tres grandes líneas de tranvía interconectadas entre sí permiten disfrutar la ciudad sin sobresaltos (salvo los que quieras dar en la Fuente del Espejo del Agua) ni demasiados esfuerzos. Por ello, también te proponemos otras experiencias para vivir al más puro estilo francés: Un turismo sosegado entre arte, cultura popular, repostería, buenos caldos y un menú gastronómico que quita el hipo. Así que ‘¡Bon appétit!’.
Consejos previos
En Burdeos, lo mejor es adquirir el llamado City Pass que, como su nombre indica, es un pase que te permitirá acceder a las tres líneas de tranvía, autobuses urbanos, barcos por el río Garona y un amplio abanico de museos y centros de interés. Ademas, suele incluir una visita de una hora de duración el tradicional en bus-turístico abierto y en varios idiomas. Merece la pena.

El pase se puede comprar en la Oficina de Turismo de la ciudad, ubicada muy cerca de la plaza de la Comédie. Exactamente la encontrarás en el número 12 de la Cours du 30 Juillet. La oficina abre de lunes a sábado desde las 9:00 hasta las 18:30 horas; domingos desde las 9:30 hasta las 17:00 horas. No hay problema para hablar en español allí (veréis que hay banderas para identificar los idiomas de los profesionales que atienden a los visitantes).
Otro consejo es coger un free tour. Son muy variados y de distinta duración. Son una fórmula muy útil para conocer, por ejemplo, los principales barrios de Burdeos o el casco histórico. Ya sabes que el abono es lo que el turista voluntariamente quiera donar al guía.
Hay muchas razones por las que Burdeos supone la escapada perfecta. Se trata de una ciudad pequeña y manejable, pero muy completa y con mucha vida y actividades de toda índole. También destacan el ambiente que hay siempre en sus calles, sus cafeterías, que nos recuerdan a las más típicas de París, y ese estilo tan peculiar e histórico que derrochan sus barrios más populares y su reconocido casco histórico. Otra razones indiscutibles de peso para acercarse hasta la pequeña París es su gastronomía y, lógicamente, el protagonismo que ejercen su grandes vinos.
Como te decimos, para hacer un recorrido turístico por Burdeos es aconsejable disponer de 48 horas y, si puedes, algo más… Comenzamos la ruta.

1. Les Bassins des Lumières
En el barrio conocido como Bassins à Flot, en el que se sigue apreciando parte del pasado industrial y marinero de la ciudad, la parada sí o sí que debes hacer es visitar el nuevo centro de arte Les Bassins des Lumières, ubicado en lo que en su día fue un antiguo búnker, construido por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para refugiar a sus submarinos, de ahí sus impresionantes dimensiones.
Hoy acoge exposiciones inmersivas que permiten adentrarnos en la obra de diferentes artistas. algo nuevo que ofrecer y que puedes consultar la programación, horarios y demás cosas en este enlace:https://www.bassins-lumieres.com/en/exhibitions

2. Plaza de la Bolsa y Fuente Espejo del Agua
Nos vamos ya a explorar el centro de la ciudad y uno de los puntos más icónicos de la ciudad es la Plaza de la Bolsa (Place de la Bourse). Se trata de una gran plaza rodeada de elegantes edificios que miran al río Garona.
Y lo que la hace todavía más especial es la fuente que han colocado entre la plaza y el río, el Espejo del Agua (también en la imagen principal), que crea una fina película en el que se reflejan los edificios. Sin duda, la foto que nunca falta de Burdeos. La fuente se inauguró en 2006, sus gotas producen reflejos y efectos de neblina.

3. La Porte Cailhau
En el siglo XV, la Porte Cailhau era uno de los accesos de la muralla medieval. Hoy conecta la ribera del Garona con la plaza del Palacio. La capital regional de Aquitania francesa conserva su alma festiva y el sabor de sus viejos barrios como el de Les Chartrons.

4. Puente de Piedra
Sobre el río Garona se deslizan los arcos de esta larga pasarela, construida en 1822 para unir las dos orillas de Burdeos. Ciertamente, la ciudad mantiene una innegable capacidad para sorprender con nuevas aportaciones al urbanismo de vanguardia que, sin embargo, no alteran su fisonomía tradicional (se ven construcciones modernas al otro lado de la orilla del río).
Y sobre el río, cerca del Muse del Vino, verás un puente enorme de color blanco que se eleva entero para dejar pasar grandes barcos. Merce la pena comprobar si habrá un barco de gran tamaño que exija la elevación del puente: una experiencia interesante verlo in situ.

5. La Place de la Comédie
Pero el centro más vital de la vida urbana se halla en la Place de la Comédie, presidida por el majestuoso Gran Teatro y con animados cafés que recuerdan que hubo un tiempo en el que Burdeos fue conocida como el Pequeño París.
A poca distancia se abre la vía comercial de Sainte-Catherine, repleta de escaparates de lujo de las grandes firmas de moda internacionales –más asequible para las compras es en los outlets del Quai des Marques–, y también vale la pena pasear por el Mercado de las Cuatro Estaciones, de productos gastronómicos.
Aquí se ubica el restaurante L’ Entrecôte, famoso por sus carnes, aunque en temporada alta siempre hay colas para acceder. También, justamente al otro lado de la calle, enfrente de la Oficina de Turismo podrás degustar vinos a un módico precio.
6. Place des Quinconces
La cultura y la historia tienen numerosas huellas en una ciudad que, a lo largo de su historia, ha sido cuatro veces la capital de Francia y un referente de su Revolución. Y esa relevancia tiene su recuerdo y se ensalza con el Monumento a los Girondinos de la Place des Quinconces.
Esta plaza es en la actualidad escenario de todo tipo de eventos y celebraciones; con una superficie de 12 hectáreas, los burdigalenses aseguran orgullosos que es la más grande de Europa.

7. La Catedral Gótica de Saint-André
Construida en el siglo XII, es la más grande de la ciudad de Burdeos. Al este de la catedral se encuentra la torre Pey Berland, que ofrece una magnífica vista de Burdeos desde lo alto de la torre.

8. La Cité du Vin
Aunque Burdeos es mucho más que sus afamados caldos, lo cierto es que no puedes irte de la ciudad sin una visita a su icónico Museo del Vino. Hay que reconocerlo: Burdeos está tan ligado al vino que incluso ha llegado a perder su nombre para dárselo a los vinos más cotizados en todo el mundo.

Por eso una visita obligada a la Cité du Vin, nombre de este impresionante y moderno espacio museístico dedicado en exclusiva al vino, a su historia y a todo lo que le rodea. Sin duda, es uno de los mejores museos del mundo y llama la atención desde fuera por su forma de decantador gigante. En su interior, hay diferentes plantas con actividades interactivas y mucha información sobre este producto estrella de la comarca. Tanto es así, que una de sus principales salas acoge una exposición permanente con miles de botellas de vinos procedentes de países de todo el mundo. Todas ellas cuentan con un letrero en el que verás el origen y el precio, que, en algunos casos, es mejor verlo sujetándote a algún compañero de viaje.
Por supuesto, la visita termina con una degustación de vino gratis en la última planta, disfrutando de las vistas de la ciudad.

9. Les Halles Bacalan
A las puertas del Museo del Vino encontrarás Les Halles Bacalan, un mercado gastronómico, perfecto para degustar la gastronomía local y reponer fuerzas tras la visita al museo. Mesas al aire libre y dentro, puestos llenos de propuestas deliciosas y un buen ambiente, son el perfecto menú para antes o después de la incursión a la Cité du Sin.

Otros lugares que no debes perderte
- Disfruta de la arquitectura del Ayuntamiento y su jardín.
- Sube por la rue des Remparts con tiendas muy bonitas y buenos restaurantes.
- Pasea por la rue Bouffard para acceder al Musée des Arts Décoratifs o admira las tiendas de instrumentos musicales, objetos de diseño o tiendas antiguas.
- Visita ‘el triángulo dorado’, un elegante distrito de Burdeos delimitado por tres calles que merece la pena transitarr: Cours Clémenceau, los callejones Tourny y el Cours de l’Intendance.
- Pasea y admira también la Place des Grands Hommes, la Cour Mably y la Iglesia de Notre Dame.
- Descubre el barrio de Saint-Pierre, una zona muy animada con muchos bares, restaurantes y pequeñas tiendas, sin olvidarte de pasar antes por Place Saint Pierre, Place Camille Jullian , Place du Palais y la mencionada anteriormente Porte Caillhau.
- Y como remate, date un respiro por Allées de Tourny, un paseo entre hileras de árboles y que te permitirá admirar también las magníficas mansiones.

Dónde comer, desayunar, tomarse un aperitivo, un buen chocolate caliente, un café o ir de compras
- Caiot-Badle. Dulces refinados en la mejor tienda de chocolates de Burdeos.
- Cafeincup. Chocolate caliente a la antigua, pasteles y bocadillos caseros y el ‘cuenco de Buda’ del mes, sabrosa mezcla de alimentos saludables. El Brunch se sirve todos los días con tortitas, bollería, etc…
- Peppone: Espaguetis con queso son una delicia.
- L’Entrecote. Solomillo en rodadas, famoso. Puede haber colas.
- La Belle Époque, establecimiento histórico.
- Cadiot-Badie. La mejor tienda de chocolates de Burdeos.
- Saunion. Pasión por el chocolate.
- L’intendant: 15.000 botellas se distribuyen en torno a una escalera de caracol de 12 metros de altura.
- Fromagerie Jean d’Alos. Tienda de quesos más prestigiosa de la ciudad, con casi 200 variedades.
- Saquare Vinet. Vale la pena admirar su pared vegetal de 100 metros de ancho (una de las más largas del mundo).
- Grand Bar Castan. Un magnifico café del año 1900 con una terraza que anima a sentarse.
- West Coast. Productos de temporada y frescos y hamburguesas originales con acompañamientos. Raciones generosas.
- By.Pople. Ensaladas, bocadillos, platos calientes…
- La Cagette. Cantina con aspecto de aula de diseño, con menú renovado a diario en función de frutas y verduras.
- Mokoji. Restaurante coreano. Tranquilo y pequeño.
- Le Petit Commerce. Pescados, moluscos… ambiente animado. Recomendable.
- Le Bouchon Bordelais. Conviene reservar. Importante el asesoramiento sobre vinos. Local para sentarse a gusto.
- Le Café de l’Utopia. Para ver el atardecer desde la terraza.
- Ambrosia. Vinos, cervezas y cocteles. La gente acude aquí los domingos por su brunch con productos locales y buenos platos.
- La Comtesse. Su fachada decorada es asombrosa.
- Chez Fred. Decoración años 50. Y, además, desde aquí se ve muy bien la Porte Cailhau.
- Ostras: no se nos olvida decirte que Burdeos es también conocida por sus excelentes ostras, que podrás encontrar en restaurantes, bares y mercados.

Otras visitas fuera de Burdeos: Saint Emilion y la Dune du Pilat
Si tienes tiempo, ni lo dudes, acércate al pueblo medieval de Saint Emilion, a media hora en coche desde Burdeos. Un acogedor pueblo de la campiña francesa rodeado por viejos y bodegas de renombre. Pasea por sus calles y plazas empedradas y pensarás que estás en un pueblo de hadas... y algo de ello tiene, la verdad. Por supuesto, esta localidad está repleta de tiendas de vino, bares y restaurantes donde degustar un buen vino y dar cuenta de los productos típicos de la zona.
Antes de llegar a Burdeos o después, ya de regreso, te proponemos una interesante experiencia al aire libre: Descubrir la Dune du Pilat. Se encuentra a 12 kilómetros al sur de la localidad de Arcachón, que, de paso, también tiene una visita y es famosa por sus ostras. La duna, la mayor de Europa, se extiende a lo largo de 3 kilómetros. Una escalera de 180 peldaños conduce a la cima. La vista desde arriba, a unos 114 metros de altura por encima del nivel del mar, es impresionante. Desde ahí se aprecia también la bahía y el banco de Arguin, que cuentan con la Declaración de Reserva Natural.

Y lo mismo sucede, si la agenda da para ello, hacer una parada en Les Landes, un paraje natural excepcional. Moliets es la playa más bonita de Las Landas (en castellano). Sus playas de arena blanca, sus olas perfectas para el surf, su vida silvestre y su belleza natural la convierten también en uno de los destinos más populares de Francia.

Por Rafa Monje
viajarymuchomas.com