
La gran cultura cervecera española se refleja en las variadas formas de referirse a esta bebida de gran consumo en el país, cuya red de hostelería ronda los 270.000 establecimientos
Si pensamos en un lugar con amplia cultura cervecera podemos irnos a Alemania, Bélgica, Holanda o Irlanda. Pero España es, sin duda, uno de los top 10 de países donde el consumo de cerveza es más que una tradición. No en vano, la variedad según las regiones es muy extensa.
En España la red de establecimientos de hostelería ronda los 270.000 y las formas de pedir una cerveza varían mucho de un lugar a otro, en función en la comunidad autónoma o provincia en la que estemos.
No lo vamos a discutir. El modo más extendido quizá sea ‘una caña’, pero el glosario de términos a la hora de alternar es tan rico como la diversidad cultural del propio país. Para ello, nos dejamos aconsejar por los expertos cerveceros de Heineken España, que elaboran marcas tan conocidas como Heineken, Cruzcampo, El Águila o Amstel.

Lo habitual es que sea la cantidad de cerveza o el vcaso utilizado el que normalmente determina el nombre, recuerda también la plataforma Consumidora. De hecho, podemos pedir un ‘zurito’ si estamos en País Vasco, un ‘corto’ si estamos en Galicia, Castilla y León o La Rioja, o un ‘penalti’ si el lugar donde nos encontramos es Aragón. Todos ellos corresponden con la menor cantidad de cerveza, equivalente a 100-140 ml., que se bebe en pocos tragos y no se calienta. “Es la ideal para hacer una rutita por la ciudad, visitando varios bares y probando diferentes tapas”, señala el gallego Jorge Varela, maestro cervecero de Cruzcampo en La Fábrica de Cruzcampo en Málaga.
La medida de 200 ml. sería la que más consenso tiene. Una ‘caña’ (si es de barril) o un ‘quinto’ o un ‘botellín’ (si es en botella) se entiende en casi cualquier parte del mapa nacional. También podemos escuchar un ‘botijo’ en parte de Madrid. “También pedir un cañón está cada vez más de moda, sobre todo en Andalucía”, explica Irene Pascual, maestra cervecera de Factoría Cruzcampo (Sevilla). “El vaso de cañón es una buena elección para ya que es muy ligero y ancho. Se sirve con una buena capa de espuma y permite disfrutar de todos los aromas sin apenas calentarse”, añade. Quizás por ser el área con mayor consumo de cerveza, en Andalucía también escucharemos una ‘cervecita’ o una ‘cortaíta’, casi siempre de Cruzcampo, para referirse a este mismo formato, recoge Consumidora.
Los 330 ml. de cerveza, tan popular como la anterior en algunas zonas de España, es la cantidad idónea para los que tienen pensado socializar con algo de tiempo. Su éxito seguramente se deba a que es la medida habitual de las botellas de cerveza en el canal hostelería, siendo frecuente pedir un ‘tercio’, un ‘botellín’ (según la zona es tercio o es quinto) o una ‘birra’. Si estamos en una barra de Cataluña escucharemos como piden una ‘mediana’ y en Asturias una ‘media’. Si la cerveza es servida en vaso, tendremos que pedir una ‘doble’ en Madrid o, cada vez de modo más habitual, en una ‘copa’ (tanto cerveza de barril como en botella).
“Pese a que no gusta a todos, el vaso de tubo puede ser idóneo para disfrutar de cervezas tipo lager. Permite visualizar la limpieza de una cerveza rubia, fina y filtrada y la fuerza del carbónico ascendiendo hasta la capa de espuma. Lo malo sería que calentamos la cerveza con las manos, por lo que se exige un consumo rápido”, explica Jorge Varela.

Si la ocasión de consumo toma la categoría de acontecimiento, podremos pedir nuestra cerveza como una ‘jarra’, una ‘pinta’ o una ‘maceta’ (vaso de sidra, popular en Andalucía) y nos estaremos refiriendo a un recipiente de 500 ml. Si la apuesta es doble, de 1000 ml., estaremos tomando una ‘xibeca’ en Cataluña, un ‘katxi’ en el País Vasco, un ‘cachi’ o ‘cacharro’ en Castilla y León o Asturias, un ‘tanque’ en Cantabria o un ‘mini’ en Madrid.
“Como maestro cervecero debería decir que cada cerveza debe servirse en su vaso y a la temperatura adecuada para favorecer la buena formación de espuma y la perfecta percepción de los aromas. Lo cierto es que la mejor forma de disfrutar una cerveza es la que cada uno elija en función del momento y sus preferencias, ya sea en vaso, copa o botella, como en el caso de El Águila, donde en su versión sin filtrar, hay que darle la vuelta a la botella para despertar todo su sabor”, indica Paco Ruiz, maestro cervecero de El Águila.
¿Y si lo que queremos es una ‘clara’?
Si la cosa de ‘claras’, en Cataluña nos servirán una cerveza con limón, mientras que en Galicia será con gaseosa. Lo mejor, especificar siempre para evitar malentendidos, salvo que estemos en País Vasco, Navarra y Cantabria, donde una cerveza con limón se denomina una ‘lejía’ o una ‘pika’, en Baleares una ‘shandy’ o en Castellón y Tarragona, donde pediremos un ‘champú’.
“Especial es el caso de ‘radler’, el nombre con el que Heineken introducía la categoría de cerveza con limón en España, y que ha calado tanto que el público lo asimila como un término genérico para referirse a la cerveza con limón”, explica el valenciano Rafa Sánchez, maestro cervecero de Amstel y artífice de Amstel Radler, la primera cerveza de esta categoría en irrumpir en el mercado español.
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